El 21 de enero de 1848 se publicó el Manifiesto Comunista redactado por el alemán Karl Marx y el inglés Friedrich Engels. «Toda la historia de la humanidad -pontificaron- ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre explotadores y explotados, entre clases dominantes y clases oprimidas... el proletariado no puede ya emanciparse del yugo de la clase explotadora y dominante -la burguesía- sin emancipar al mismo tiempo, y para siempre, a toda sociedad de la explotación, opresión, división en clases y lucha de clases». Marx fue un vividor burgués y Engels era hijo de un capitalista inglés, explotador del proletariado como propietario de una fábrica textil.
El 25 de agosto de 1888, Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español, alumbra en el I Congreso del partido su Programa máximo. En él se defiende la posesión del poder político por las clases trabajadora, la supresión de la propiedad privada o corporativa de los instrumentos de trabajo como la tierra, las minas, los transportes, las fábricas, máquinas, capital moneda, etcétera, y proclama la abolición de todas las clases sociales. La dictadura del proletariado es el método a seguir. El PSOE mantendrá este programa hasta su conversión en 1979 en un partido de corte socialdemócrata occidental, que desde los años 50 había renunciado al marxismo y aceptado la economía de mercado y la libre empresa.
El 25 de octubre de 1917, el líder del comunismo ruso, Vladimir Lenin, dio un golpe de Estado y eliminó a todos los demás grupos revolucionarios. En medio de una terrible guerra civil, por orden suya, el 17 de julio de 1918, Nicolás II y toda su familia fueron asesinados. Poco después proclamó la dictadura del proletariado imprescindible para llegar a la sociedad sin clases. El imperio ruso se transformó en una Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), con derecho a la autodeterminación. En la práctica Lenin impuso un Estado fuertemente centralizado y piramidal. Todos los derechos y libertades fundamentales fueron aplastados por un régimen policial con licencia para asesinar. El ateísmo sería el nuevo credo obligatorio con prohibición de todas las creencias religiosas.
Característica del comunismo es el cinismo de sus líderes que viven en la opulencia mientras el pueblo malvive o está sumido en la pobreza. El comunismo marxismo-leninismo aún perdura en Cuba, Corea del Norte, Vietnam y Laos, o está en trance de implantarse en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y otros países iberoamericanos. Venezuela era una nación próspera, aunque regida por una élite corrompida. Ahora es una nación sumida en la miseria, con una corrupción sin límite y la complicidad de ilustres españoles. También China es formalmente comunista, pero hace tiempo sustituyó el maoísmo por una férrea dictadura de partido único y un régimen capitalista que disputa con EEUU la hegemonía mundial.
Recientemente, la comunista navarra Ione Belarra fue elegida secretaria general de Podemos. En la colección de trabajos de fin de máster en la Facultad de Psicología de la Autónoma de Madrid (2013-2014) figura el firmado por Ione Belarra sobre «el caso de una institución religiosa para niños de la calle en Benín», uno de los países más pobres del África subsahariana. Una orden religiosa francesa, cuyo nombre omite, mantiene allí un centro de acogida que, según Belarra, responde a un modelo de desigualdad organizado por las clases dominantes para mantenerse o controlar el poder y concluye que la educación, tanto en Benín como fuera de él, es fiel reflejo de grupos jerarquizados, culturas dominantes e ideologías de clase, en manos de instituciones económicas, políticas, culturales e ideológicas que deben ser objeto de «intervenciones ajustadas que, realmente, inviertan la tendencia», conclusión que quiere ser un misil contra la enseñanza religiosa.
Prueba de esta perversión educativa es, a juicio de Belarra, que los miembros de la congregación disfrutan de comida y cena de dos platos y postre, y poseen dormitorios con ducha, mientras los niños acogidos se alimentan a base de arroz, espaguetis y alubias sin salsa. Desconoce que la desnutrición se combate precisamente con tales alimentos. Todo vale para descalificar la enseñanza religiosa. No parece congruente con una persona privilegiada que estudió el bachillerato en el Colegio Larraona de Pamplona, centro concertado católico, promovido por la congregación de Hijos del Corazón de María. Es evidente que su colegio no está al servicio de los poderes establecidos ni impone el adoctrinamiento religioso. Ella es un claro ejemplo. Por otra parte, solo su sectarismo lleva a ocultar la extraordinaria labor de la Iglesia católica en Benín en la lucha contra la pobreza, en materia de educación, sanidad o formación profesional. No conozco ninguna iniciativa de Podemos similar, por poner solo un ejemplo, a las que desarrollan los salesianos españoles en Benín.
Engañan al pueblo quienes promueven la revolución comunista so pretexto de acabar con la desigualdad en un país como España que ha dado pasos gigantescos para combatirla. Más les valdría predicar con el ejemplo. Belarra forma parte de un clan elitista, donde reinan la endogamia, el nepotismo y el amiguismo, sin atisbo alguno de ascetismo solidario como lo demuestra el tren de vida de los fundadores y fundadoras de Podemos. Lo peor es que Pedro Sánchez ha incorporado a la élite comunista a su Gobierno. De ahí su tibieza a la hora de condenar al régimen castrista. Para vergüenza de la democracia española, los comunistas más radicales se sientan en el Consejo de Ministros. Todos ellos defienden lo indefendible. Gracias a la ambición o a la convicción de Pedro Sánchez.
Tal vez las espontáneas manifestaciones de los últimos días clamando «libertad» y desafiando a un régimen tiránico que lleva 62 años esclavizando y sumiendo en la miseria al pueblo cubano, sean el principio del fin del castrismo gerontocrático. En respuesta a un artículo publicado a finales de 1989 por el dictador comunista Fidel Castro en el semanal del diario El Independiente de Madrid, titulado Perestroika, go home, el 23 de enero de 1990 le escribí una carta abierta que fue reproducida por la prensa y la radio de los refugiados cubanos en Florida. Recordemos que la Perestroika (reestructuración) fue la política reformista emprendida por el líder comunista soviético Mijaíl Gorbachov en 1985, que desembocó en la caída del comunismo, la liberación de los países del Este europeo y la desintegración de la URSS, hechos que de forma vertiginosa se produjeron en 1989.
Reproduzco sus principales párrafos: «¿Cuál es el saldo de su Revolución? La salida forzosa del país de cientos de miles de cubanos discrepantes del modelo marxista-leninista. La instauración del terror como instrumento de actuación del Estado para reprimir a los que tuvieron el valor de oponerse a la prostitución de las esperanzas del pueblo cubano convencido de que la desaparición del dictador Batista iba a significar la devolución real de las libertades y el desarrollo de una sociedad más justa y próspera. En definitiva, el pueblo cubano vio cómo se sustituía una dictadura corrupta por la tiranía de un régimen que, después de largos años de sufrimiento, lo ha conducido a una situación de enorme indigencia, de la que únicamente se libran los privilegiados detentadores del poder. Ni siquiera lograría recuperar su dignidad nacional, pues al imperialismo yanqui le seguiría el imperialismo soviético, el mismo que ahora, obligado por su propia incapacidad de supervivencia, parece haberle dejado absolutamente solo. / No sé si todavía es tiempo para usted. De la noche a la mañana es muy difícil pasar, impunemente, del totalitarismo criminal al régimen de libertad. Por fortuna hay pocos rincones donde los dictadores puedan encontrar refugio. De todas formas, el triste final del camarada Ceaucescu le debiera hacer reflexionar. / Su resistencia al cambio no será gloriosa, ni constituirá el final de la epopeya del pueblo cubano. Representará el patético e histriónico intento de quien se aferra al poder a cualquier precio, porque sabe muy bien que si lo pierde no hay futuro. / Entre tanto, respete al menos la memoria de Maceo, porque la frase que recuerda en su artículo parece una premonición escrita para usted: 'Quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha'. / Es usted quien se ha apropiado de Cuba, para la satisfacción de su enfermiza megalomanía y su exclusivo beneficio personal. Es usted quien en nombre de una 'Revolución' cuyos ideales fueron traicionados ha instaurado una tiranía forjada a costa del sudor, de la sangre y de las lágrimas de desesperación de todo un pueblo».
No quito ni una coma, aunque cuando la redacté tenía la esperanza de que los efectos de la caída del muro de Berlín acabarían proyectándose sobre Cuba. Me equivoqué. El mar Caribe es para el país hermano el equivalente al muro de Berlín, pero mucho más eficaz.
Jaime Ignacio del Burgo fue senador constituyente y presidente de la Comisión Constitucional del Congreso.