Con dolor y firmeza, acabaremos con ETA

En este día trágico y doloroso, con rabia contenida pero desde la serenidad, quiero enviar a la familia de Eduardo, y muy especialmente a su esposa, Francisca, y a sus hijos, Asier y Rubén, un abrazo lleno de cariño y de solidaridad. Quiero decirles también que pueden estar completamente seguros de que los asesinos que han arrancado de sus vidas a su esposo y padre serán perseguidos, detenidos y puestos a disposición de la Justicia para que paguen por su horrendo crimen.

Eduardo ha sido asesinado por defender los derechos y las libertades de toda la ciudadanía. Que nadie lo olvide. Eduardo no es una víctima casual, no «pasaba por ahí». Eduardo no sólo es una víctima del terrorismo. Es un héroe de la lucha por la libertad en Euskadi. Eduardo era, en fin, un policía, como un ertzaina o un guardia civil, alguien que arriesgaba su vida y sacrificaba su intimidad y su juventud por servir al Estado de Derecho. Por eso, aunque serán sus familiares y amigos quienes nunca dejen de sufrir su ausencia, a Eduardo nos lo han arrebatado a todos. Me gustaría que la sociedad vasca lo tenga siempre presente y acierte a trasladar su solidaridad al conjunto de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de la Ertzaintza.

En nombre de nuestra Policía, del Departamento de Interior y del mío propio, quiero reiterar una vez más que trabajaremos sin descanso para hacer frente a la lacra terrorista. Combatiremos en todos los frentes a ETA y a todos aquellos que amparan y dan cobertura a tanta barbarie. Me estremece pensar que a estas horas hay gente sin conciencia -pocos, por fortuna- celebrando la última salvajada de los terroristas. No seré yo quien les pida que reflexionen, porque sé que su bajeza moral les impide hacerlo. En todo caso, quiero advertirles de que el asesinato de Eduardo no les acerca ni un sólo paso a la consecución de sus pervertidos objetivos. Lo único que deben tener muy claro los asesinos y quienes les amparan es que si de algo están hoy más cerca que ayer es de su final. El Gobierno vasco va a trabajar con todas sus fuerzas para acelerar ese final. Y lo va a hacer desde el convencimiento de que tiene detrás a la inmensa mayoría de esta sociedad, que quiere vivir en paz y en libertad. Ya no habrá espacios de impunidad en Euskadi. Si remamos juntos y en la misma dirección, construiremos el país que deseamos todos: un país que será fruto de la convivencia democrática en libertad.

Con el corazón encogido por la tristeza, pero animado por la resistencia cívica que refuerza nuestras convicciones, invito a la sociedad vasca a rechazar todos los días, desde la firmeza democrática, a los que justifican el horror. Estoy convencido de que serán los propios ciudadanos, con sus instituciones representativas al frente, quienes, finalmente, liderarán la revolución ética que tanto necesitamos. ETA quiere acabar con la sociedad vasca, pero será la ciudadanía la que acabe con ETA. Como fieras moribundas, los terroristas se revuelven rabiosos porque saben que no podrán con nosotros, que somos muchísimos más y que nos asisten la razón y la fuerza del Estado de Derecho y de la libertad incuestionable de los seres humanos. Saben que cada vez son más débiles y están más aislados socialmente, aunque mientras quede un asesino en la calle aún podrán hacernos daño. Pero los responsables del asesinato de Eduardo pueden tener la completa seguridad de que acabarán en la cárcel más pronto que tarde. No tienen otro destino.

Para este consejero, para el Gobierno vasco en su conjunto, la erradicación del terrorismo sigue siendo, hoy como ayer, un objetivo fundamental de la acción de las instituciones, de las fuerzas políticas democráticas y de los ciudadanos.

Quiero, por eso, recordar el llamamiento que ha hecho el lehendakari a todos los partidos para fortalecer nuestra unidad frente al fanatismo criminal. No podemos permitir que los asesinos crean que pueden poner en juego nuestros valores éticos y democráticos. Las instituciones, las fuerzas políticas y la ciudadanía en su conjunto tenemos que saber estar a la altura de este desafío. Se lo debemos a los que nos faltan. Se lo debemos a Eduardo. Nos lo debemos a todos.

Rodolfo Ares, consejero de Interior del Gobierno vasco.