Conocer la Monarquía

La monarquía es la forma de gobierno que proclama la Constitución de 1978: «El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales…».

Pues a pesar de lo dicho por la Carta Magna, después de cuarenta y cuatro años con un rey en el trono, sólo existe una cátedra, de una única universidad entre las 73 existentes dedicada al estudio de la forma de gobierno que los españoles se dieron al aprobar la Constitución.

Y ningún plan de estudios aprobados por las Cortes en este largo período de tiempo consideró oportuno dar a conocer, con una asignatura, las razones y particularidades de la monarquía que preside el país. A la infancia y a la juventud les han hecho estudiar materias inverosímiles pero jamás algo tan nuclear como es saber qué es un rey, lo que significa y cuáles son los fundamentos de la monarquía.

A vuelapluma, se me ocurren algunas circunstancias que convendría que los españoles conocieran para entender mejor ese privilegio que es tener a un rey a la cabeza del Estado.

A lo largo de los tiempos, la monarquía es el régimen que ha gobernado siempre en España: si se acepta que Recaredo (586/601) es el primer gobernante de todo el país pues con él se consigue la unión entre hispano-romanos y godos y se acaba la diferencia de leyes entre los distintos ciudadanos, resulta que nuestra nación ha estado regida 1.433 años por la monarquía y solamente 48 por situaciones diferentes entre los mandatos personales de los generales Serrano (3) y Franco (36) y la primera (1) y segunda (8) repúblicas, lapsos de tiempo que resultan anecdóticos dentro de la historia patria.

Ese largo período de tiempo ha decantado una familia, una única familia, responsabilizándola de llevar el peso de la Historia; no caben pugnas por el puesto. Ese hecho ofrece al país una estabilidad sin parangón con otras formas de gobierno porque resuelve sin trauma el siempre grave problema de la sucesión: es un hijo heredando a su padre y al que la nación ha visto crecer pues al heredero se le conoce desde que nace y cuando se produce la sucesión es un acto automático.

El automatismo de la sucesión permite instruir al futuro rey en sus graves responsabilidades desde la más temprana educación y la función vitalicia incide en una autoritas que se incrementa con los años. No sobra recordar aquí la doble función del protocolo: reconocer la importancia de quien representa a la comunidad en un sentido y en el otro recordar al rey su permanente obligación.

La independencia del rey es algo consustancial con la monarquía: el monarca debe su situación a la historia y a su progenitor, no es deudor, como los políticos, de quienes han sufragado su elección o de quienes lo apoyan desde los medios de expresión ni siquiera está sujeto a un programa de partido. No debe nada a nadie y es independiente para servir sólo a su país.

¿Puede imaginarse lo que sería nuestra nación con el Jefe de Estado de un partido y el de Gobierno de otro? Cada uno mirando por sí y con intereses contrapuestos. Y más grave todavía: ¿cabe pensar la ausencia de control con ambas personajes del mismo partido?

La independencia de quien está a la cabeza de España es necesaria y fundamental para los españoles y la clave radica en la sucesión por herencia. Es el sistema, basado en la propia naturaleza, que han encontrado las sociedades a lo largo de los siglos para garantizar la independencia del poder frente a ideologías, grupos de presión y la fuerza del dinero. La Historia nos demuestra que las sociedades se han ido desarrollando primero con formas comunitarias como la república para terminar bajo una sola persona, así fue Grecia con Alejandro y Roma con el Imperio. En sentido contrario, la elección a la cabeza de la nación llevó al reparto de Polonia entre sus vecinos y a la desaparición de Venecia y Génova.

La herencia como ley es hija de la experiencia, una decisión de la sociedad con la que mejora el impulso natural de la elección para buscar el medio más eficaz. Lo elemental es elegir pero a esa esencialidad de lo natural, el entendimiento y la cultura lo mejoran empleando un sistema que preserva lo más importante, la independencia del poder, y lo hace utilizando un medio también natural, la herencia, que libera al poder de las ataduras adventicias de quien llega al mismo auxiliándose de fuerzas que exigen su recompensa.

La monarquía es una conquista de la racionalidad, existe porque es útil, mas ¿lo conocen los españoles?

Marqués de Laserna es académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia.

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