Constitución, otro éxito de nuestra historia común

Por Jose Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea (EL MUNDO, 17/02/05):

Hace casi 50 años, Europa se recuperaba de una guerra que había desgarrado nuestro continente. Seis estados firmaban entonces, en Roma, un Tratado que sentaba las bases de nuestra Comunidad Europea. Hoy, los 25 países que componen la Unión Europea tienen la oportunidad de dotarse de una Constitución que corrobora solemnemente su voluntad común de paz, democracia, prosperidad y solidaridad.

La historia de la Unión Europea, en perpetua evolución, se caracteriza por numerosos éxitos: la integración con el paso de los años de nuevos estados miembros, la creación de un mercado único en el que circulan libremente las personas, mercancías, servicios y capitales, la instauración de una moneda única, el euro. Pero la historia de nuestra unión no se detiene con estos últimos éxitos. Todavía podemos hacerlo mejor, liberar aún más el impresionante potencial económico de Europa, defender de forma ambiciosa nuestro modelo social relanzando la estrategia de crecimiento y empleo.

Hoy tenemos también la ocasión de dar un nuevo paso adelante, aprobando la Constitución Europea. Ya sea a través de sus asambleas parlamentarias o mediante un referéndum, nuestros 25 países deben pronunciarse sobre este nuevo texto firmado por sus jefes de Estado o de Gobierno. España ha optado por consultar directamente a los electores en un referéndum que tendrá lugar el 20 de febrero.

La Convención que elaboró el proyecto de Constitución fue una primera gran oportunidad de celebrar un gran debate abierto sobre el futuro europeo que deseamos vivir juntos. La organización de un referéndum ofrece la oportunidad de continuar este debate.

Algunos, quizá, habrían esperado más de la Constitución, otros estiman que va demasiado lejos. Considero, por mi parte, que este texto constitucional constituye un compromiso excelente.

En muchos aspectos, representa un gran avance con respecto a los tratados actualmente vigentes. Avance en la claridad y la lectura en primer lugar: la Constitución sustituye en un único texto al conjunto de tratados existentes. Aclara los valores y los principios que forjan nuestra identidad europea común.

En la Constitución figura una serie de símbolos de nuestra identidad común: la bandera azul con las doce estrellas de oro, el himno europeo que procede del Himno a la alegría de la novena sinfonía de Beethoven, la consagración del 9 de mayo como día de Europa.Todos estos símbolos son signos externos de nuestro orgullo de ser europeos.

Quisiera, a este respecto, precisar que nuestra pertenencia a la Unión no rompe en modo alguno nuestros lazos con nuestros países o nuestras regiones sino que los completa, respetando plenamente nuestras particularidades. La Constitución nos ofrece, además, un nuevo lema: «Unida en la diversidad».

La Constitución refuerza la dimensión regional de la construcción europea, reafirmando el respeto de la identidad nacional por la unión incluso en lo que se refiere a la autonomía local y regional.

La Constitución representa también un avance en el anclaje democrático de la Unión Europea. En efecto, incorpora la Carta de los derechos fundamentales y hace que sea jurídicamente vinculante. Con la Constitución, los ciudadanos europeos dispondrán de un catálogo de derechos y principios que las autoridades públicas, ya sean europeas o nacionales, deben respetar. El Tribunal de Justicia velará por el cumplimiento de la Carta.

Cuando la Constitución entre en vigor, la inmensa mayoría de las leyes europeas serán adoptadas conjuntamente por el Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros; el ámbito de las decisiones adoptadas por mayoría se ampliará, lo cual limitará los riesgos de que cualquier estado miembro impida la toma de decisiones y paralice la acción de la Unión.

Gracias a un nuevo dispositivo introducido en la Constitución, los ciudadanos europeos podrán contribuir directamente al alumbramiento de las leyes europeas. En efecto, la Constitución prevé la posibilidad de que un millón de ciudadanos insten a la Comisión a presentar propuestas en los ámbitos de competencia de la Unión. La Constitución, además, delimita claramente estos ámbitos de competencia.

Gracias a la Constitución, la Unión debería también llegar a ser más transparente y más próxima a los ciudadanos, con una mayor intervención de la sociedad civil. Asimismo, se reforzará el papel de los parlamentos nacionales en la construcción europea.La transparencia del trabajo del Consejo permitirá a los parlamentos conocer mejor las posiciones de los Gobiernos en esta institución.Tendrán información sobre cualquier nueva iniciativa de la Comisión y, merced al mecanismo «de alerta rápida» recogido en la Constitución, si un tercio de los parlamentos considera que una propuesta infringe el principio de subsidiariedad, la Comisión deberá volver a examinar su propuesta.

Con la adopción de la Constitución, afirmamos también nuestra voluntad de que la Unión desempeñe, en la escena internacional, un papel político situado a la altura de su potencia económica.Ningún estado miembro es lo suficientemente poderoso para tener por sí solo un peso importante a nivel internacional.

Sólo podremos tener peso ante las grandes potencias internacionales si unimos nuestras voces. La Constitución crea el puesto de ninistro de Asuntos Exteriores de la Unión. Gracias a esta nueva función, la acción externa común tendrá una mayor coherencia. Los otros países identificarán más fácilmente la voz de la UE.

La ratificación de la Constitución constituye una etapa muy importante de nuestra historia europea. Les invito a dar este gran paso adelante respondiendo «Sí» a la pregunta que se les planteará el 20 de febrero, diciendo «Sí» a nuestro nuevo proyecto europeo común.