Contra la pobreza una vez al año

Varias declaraciones solemnes de diversos organismos nacionales e internacionales, algún que otro acto institucional y un puñado de manifestaciones han cubierto la semana anual contra la Pobreza entre el 16 y el 21 de octubre, pero el expediente de los objetivos del milenio sigue sin cubrirse adecuadamente. El último Informe del proyecto del milenio,elaborado por las Naciones Unidas (el mismo marco donde se acordó llegar al año 2015 habiendo reducido a la mitad la pobreza registrada en 1990 en el mundo), revela que la pobreza extrema ha aumentado dos puntos porcentuales en el África subsahariana durante la decena pasada, que son ya mil doscientos millones las personas que malmueren con ingresos inferiores a un dólar diario o que la mortalidad infantil en aquella zona del continente africano ha alcanzado ya el 174 por mil (la tasa es del 7 por mil en los países desarrollados). Tampoco se avanza significativamente en el cumplimiento de otros objetivos como los del acceso al agua potable, a la energía, a la sanidad o a la educación (850 millones de analfabetos y 115 millones de niños sin escuela).

La otra cara de la moneda, más alentadora (y para mayor vergüenza de los gobiernos de los países ricos), es la que presenta el Banco Grameen de Mohamed Yunus, que era noticia por las mismas fechas de las rituales jornadas anuales contra la pobreza por habérsele concedido el premio Nobel de la Paz. También la red de instituciones que promueven los microcréditos, esparcidas ya por 35 países desde que Yunus fundara la primera en Bangladesh hace casi treinta años, celebran conferencias internacionales y se marcan objetivos. Así, la celebrada en 1997 en Washington DC acordó trabajar en sincronía con los objetivos del milenio trazados por la ONU y llegar, entre otras metas, a los cien millones de familias antes de concluir el 2005. Y efectivamente lo han logrado, extendiendo sus operaciones a 92,3 millones de nuevos clientes, de los cuales 55,6 son mujeres. La próxima cumbre tendrá lugar en Halifax (Canadá), casi inmediatamente, entre los días 12 al 15 de noviembre, y se proponen facilitar el acceso a los microcréditos a 175 millones de familias de aquí al 2015, precisamente poniendo especial empeño en familias que ingresan menos de un dólar diario. Si lo consiguen, como harán probablemente dada la experiencia que les avala, habrán ayudado al llegar a la fecha prevista a más de ochocientos millones de personas a salir de la pobreza extrema.

Mientras tanto, la minoría mundial más favorecida sigue sin aportar las ayudas al desarrollo que ellos mismos comprometieron antaño y aún se enzarzan en polémicas sobre la armonización de las políticas de cooperación sin llegar a ponerse de acuerdo, como ocurrió en la última sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero los disensos internacionales no pueden servir de coartadas nacionales para eludir las responsabilidades de cada país en la lucha contra la pobreza. En el caso español es justo reconocer el esfuerzo que viene realizando el Gobierno actual. En los presupuestos generales del Estado para el 2007 se consignan en el capítulo de ayuda al desarrollo 4.200 millones de euros, por lo que antes de que finalice la legislatura se habrá alcanzado el 0,42 por ciento del PIB. Solamente entre los años 2005-2007 se habrá superado con creces todo lo destinado en el periodo 1997-2003. Para mejorar la calidad de nuestras políticas de lucha contra la pobreza se dispone por primera vez en nuestro país de documentos de estrategia país y sectorial que permiten definir las prioridades y los criterios de intervención más adecuados a cada país con el que se coopera. El Plan Director de la Cooperación 2005-2008 está sirviendo para extremar la eficacia de nuestras ayudas, con evaluaciones estratégicas periódicas y una gestión orientada a obtener los mejores resultados, comprometiendo a donantes y a receptores en una administración más rigurosa de los recursos. Simultáneamente, se ha impulsado la participación activa en los organismos y foros multilaterales que intervienen en la cooperación al desarrollo, y las aportaciones a organismos internacionales no financieros han pasado de los 90 millones del 2005 a los 700 comprometidos en los PGE 2007. Incrementos similares se pueden constatar en las contribuciones voluntarias de España a programas de las Naciones Unidas como los de medio ambiente, desarrollo humano y superiores aún a la FAO, que se multiplica por siete, y aUnicef, elevado en un 525 por ciento.No obstante, los gobiernos de los países desarrollados tienen que aplicarse mucho más de lo que lo hacen y sin demora en la lucha contra la pobreza, porque como les ha espetado el último informe de desarrollo humano de la ONU: "En el mundo interconectado en que vivimos, un futuro fundado en la pobreza masiva en medio de la abundancia es económicamente ineficaz, políticamente insostenible y moralmente indefendible".

Antonio Gutiérrez Vegara, presidente de la comisión de Economía y Hacienda del Congreso.