Contraatacar en la tercera ola y prevenir

El cuerpo humano se defiende ante ataques como el actual con un contraataque a corto plazo y otro más a medio plazo. Es la respuesta inmunológica rápida por anticuerpos y otra más lenta que mantiene la protección. En su evolución, el cuerpo ha aprendido que la primera respuesta inmunológica es insuficiente, por lo que sostiene en el tiempo su respuesta con unos anticuerpos diferentes de medio plazo. Son células que tienen memoria y se reinician ante un nuevo ataque o una nueva variante.

Lo mismo debe lograr la sociedad y el ámbito político para acabar de vencer al virus. Un contraataque rápido y otro de sostenimiento.

El cuerpo ha desarrollado una suerte de presolución. Actúa como un seguro tanto en su respuesta inmunológica rápida como en su actuación más sostenida en el tiempo porque reconoce la amenaza como permanente y está preparado para intervenir. La covid-19 nos está demostrando que tiende a ser permanente, por lo cual nuestra respuesta desde todos los ámbitos debe serlo también.

También actúa como un seguro el Sistema Nacional de Salud (SNS). Los trabajadores de la atención primaria, los hospitales y los servicios sociales han actuado como diques de contención y siguen haciéndolo en esta tercera ola. Su capacidad ha sido más que demostrada como respuesta rápida, pero la respuesta más a medio plazo depende del compromiso del ámbito político.

Hemos podido comprobar que concebir la sanidad y los servicios sociales como un gasto en lugar de una inversión nos ha costado muy caro. El impacto de ese razonamiento ha tenido consecuencias muy negativas tanto en escalada como en desescalada y se está repitiendo en la vacunación. A partir de ahora, el SNS necesitará reforzarse para garantizar una respuesta sostenida en el tiempo. Sin embargo, no es suficiente la respuesta de nuestro cuerpo y del SNS. Tanto el cuerpo como el SNS necesitan ayuda. Ayuda de los ciudadanos y de los Gobiernos.

Los ciudadanos deben desarrollar sus propias presoluciones. De forma inmediata y a medio plazo. Esta crisis contribuye a que los procesos inmunes del cuerpo se fortalezcan, pero también debe contribuir a fortalecer la inmunidad social, nuestra inmunidad colectiva. Eso dependerá de nosotros mismos.

Hemos aprendido en esta crisis que estamos todos interconectados y somos mutuamente interdependientes, razón por la cual es importante vacunarse. Esa es la respuesta rápida de la sociedad, comprendiendo que este virus se apropia de las células y que, si uno se vacuna, el virus simplemente no puede entrar a piratearlas. De esta forma, se adquiere una inmunidad colectiva en una sociedad.

A medio plazo, para fortalecer aún más esa inmunidad colectiva, debemos como individuos asumir que nos dominan una serie de sesgos cognitivos, siendo el sesgo a la normalidad el más importante. Este sesgo, para el que estamos programados psicológicamente y que nos habrá servido en otros tiempos, nos hace subestimar el riesgo y explica muchos de los comportamientos que se han visto durante esta pandemia. Es un sesgo que no nos permite evaluar bien los riesgos. En futuras adversidades deberemos saber contrarrestar estos sesgos innatos.

En última instancia, el impacto de la covid también viene determinado por la política. La última defensa es esa. De su comportamiento depende la eficacia final en el control de una crisis.

En las crisis, las decisiones están informadas por la ciencia, pero el resultado final es una decisión política, no una decisión científica y esa decisión política conviene que sea de unidad.

La conciencia de la gravedad de la situación por todos los políticos en el Reino Unido esta semana pasada ha logrado una “detente”, una suspensión de la utilización partidista de esta crisis por la oposición. Gracias a eso el primer ministro, Boris Johnson, ha logrado unanimidad para aprobar la legislación necesaria para atajar la tercera ola. Así, se vuelve a confirmar la importancia del comportamiento de los partidos políticos para combatir las crisis.

Por muy buena que sea la ciencia en un país, si el liderazgo político no es colaborativo entre partidos no estarán participando en la solución a la pandemia. Serán más un obstáculo que una solución.

Dada la situación de esta tercera ola y la necesidad de acelerar la vacunación en España, en el corto plazo es evidente que todos los partidos deberían de estar actuando al unísono. Acelerar la vacunación no solo permitirá alcanzar la inmunidad de rebaño cuanto antes, sino que le resta tiempo al virus para mutar. En general los virus se hacen menos virulentos al extenderse una epidemia. El que nos ataca ahora —el SARS-CoV-2— de momento está haciendo lo contrario. Es por lo que los partidos políticos deben acelerar juntos el proceso de vacunación.

El descubrimiento de la vacuna es un logro científico, pero la vacunación debe ser un logro de los Gobiernos. Una oposición política en cualquier parte de España solo lograría frenar la vacunación y eso otorga más tiempo al virus para que mute a peor.

Rafael Bengoa es codirector del Instituto de Salud y Estrategia. Fue director de Sistemas de Salud de la OMS.

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