Crisis (34): un poco de seriedad

El gobierno de Rodríguez Zapatero nunca se tomó en serio la gravedad de la situación económica de España: negó la crisis, anunció falsos brotes verdes y engañó constantemente a la prensa, a los socios comunitarios y a la ciudadanía. Una de sus últimas mentiras es que decir que recortó el gasto del gobierno central en un 16% mientras culpaba del déficit a unas Comunidades Autónomas que seguían malgastando. Esa reducción se ha visto confirmada con la reciente publicación de la liquidación de las cuentas del 2011. Todo esto está muy bien pero hay un pequeño problema: ¡es falso!

Durante el 2011 entró en vigor el nuevo sistema de financiación de las CCAA según el cual, el porcentaje del IVA e IRPF que va directamente a las autonomías pasó del 35% al 50% y el de los impuestos especiales al 58%. Entre otras cosas, este cambio tiene una implicación contable curiosa y es que lo que antes se contabilizaba como un ingreso del Estado que luego se traspasaba a las CCAA, ahora se contabiliza directamente como un ingreso a las CCAA y, por lo tanto, deja de ser un gasto para el gobierno central.

Para entender el truco del almendruco, permítanme poner un ejemplo simplificado: un ciudadano de Catalunya paga 100 euros de IVA y, de estos, 60 sirven para financiar la sanidad y educación, partidas transferidas a las CCAA. En el 2010, 35 de esos euros se contabilizaban como ingreso de la Generalitat y los restantes 65 eran ingreso de la Administración Central. Como Catalunya solamente ingresaba 35 y debía gastar 60 en sanidad y educación, el estado hacía una transferencia de 25. Esos 25 se contabilizaban como un gasto del gobierno central.

Con la nueva ley, de los 100 euros que paga el ciudadano, Catalunya se apunta directamente 50 de ingresos en lugar de 35. Si se siguen gastando 60 en sanidad y educación, el gobierno central solo debe transferir los 10 que faltan. Por lo tanto, el gasto contabilizado de la administración central pasa de 25 en 2010 a 10 en el 2011. Es decir, simplemente por el hecho de que el nuevo sistema de financiación autonómica entró en vigor en el 2011, el gobierno central contabilizó una reducción del gasto de 15% cuando, en realidad, el gasto no bajó ni un euro.

Afortunadamente el Informe Económico y Financiero 2011 del Ministerio de Hacienda (página 310) muestra las cantidades que van a las autonomías. Si las restamos del gasto del gobierno central en 2010 y 2011, vemos que la reducción real del gasto de la administración central no fue del 16% como dice el gobierno sino de un patético 1,8%. Es más, si a esa cifra le restamos otros tipos de transferencias del Estado a la financiación de las CCAA, resulta que el gasto de la administración central no sólo no bajó un 16% sino que ¡subió un 2,6%!

Es decir, la reducción del 16% del gasto del gobierno central en el 2011 no fue fruto de un sacrificio ahorrador por parte del ejecutivo sino un artilugio contable que le pasaba el bulto a las comunidades autónomas. Una vez corregido el truco, los recortes realizados por el gobierno central fueron... ¡nulos!

Supongo que esta falta de seriedad es una de las razones que llevaron al electorado a castigar severamente al partido socialista en las urnas. Un mes antes de esas elecciones, dije en estas páginas que, sin seriedad, el nuevo gobierno del PP corría el riesgo de durar dos años: los mismo que duró el gobierno de mayoría absoluta de Papandreu en Grecia, que tenía una mayoría absoluta idéntica a la del PP.

Lamentablemente para el PP (y para España), existen ya muchos indicios para dudar de la seriedad del gobierno: subir el IRPF sólo una semana después de jurar y perjurar que no lo harían no es serio. Posponer los presupuestos más importantes de la historia de España para intentar ganar unas elecciones en Andalucía no es serio. Proponer un corredor central o anunciar el rescate de dos autopistas arruinadas a Madrid en un momento de recortes generalizados no es serio. No atreverse a solucionar el gran problema del sector financiero español, una Bankia presidida por un ex ministro de su partido, no es serio. Y dar la impresión de que, cuando 5 millones de ciudadanos están en el paro, solamente encuentren trabajo los familiares y amigos del PP, empezando por el señor esposo de la señora vicepresidenta, doña Soraya Sáenz de Santamaría no es serio.

Lo que nos lleva a los presupuestos de 2012. Aprobar una amnistía fiscal dejando que delincuentes paguen sólo el 10% cuando a la gente legal nos expropiaron hasta el 45% no es serio. Alardear de hacer un sacrificio histórico por valor de 27.000 millones cuando en realidad, 12.300 de esos millones es un sacrificio de los ciudadanos a los que estrangula con subidas de impuestos y tasas no es serio. Y, finalmente, a pesar de que deberemos esperar a los detalles que se harán públicos el martes, anunciar que uno va a recortar el gasto público en 13.400 millones de euros cuando parece que unos 5.000 de esos millones serán reducciones de las transferencias a las CCAA, utilizando así el truco del almendruco de Zapatero para engañar al personal y cargar el muerto a las autonomías, no es serio. Nada serio.

La situación económica de España es complicada: estando como está metida en una Europa interrelacionada y necesitando cono necesita de créditos para financiar su insana incontinencia fiscal, el gobierno de Rajoy va a necesitar suerte, inteligencia, valentía y, por encima de todo, va a necesitar una cosa que, de momento, demuestra no tener: un poco de seriedad.

Xavier Sala i Martín, Columbia University, UPF y Fundació Umbele.

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