¿Crisis? ¿Qué crisis?

Debemos considerarnos afortunados por vivir en un país donde no hay crisis. A medida que los políticos de todos los países vuelven de sus vacaciones, empiezan a ver la realidad bajo una nueva luz. Hace tres días, el ministro responsable de la política económica del Reino Unido, Mr. Darling, manifestaba públicamente que «el Reino Unido se enfrenta a la peor crisis económica en 60 años». Un miembro de la oposición aceptó el reconocimiento de Darling de los hechos y comentó que «hemos caído dentro de Apocalypse Now». El Reino Unido, anunciaban los titulares de los periódicos, ha alcanzado un crecimiento económico cero. Parece que las vacaciones han refrescado y alertado las mentes de los políticos británicos. En España, sin embargo, mientras los políticos vuelven esta semana a sus puestos, el Gobierno parece que sigue proclamando que no hay necesidad de alarmarse. La economía española, un ministro aseguraba a la prensa hace un mes, «crecerá el 2%», mucho mejor que el cero del Reino Unido.

La actitud del Gobierno español ante la situación económica ha sido especialmente extraña. En una entrevista en televisión, el presidente del Ejecutivo declaraba que otros países quizá tuvieran problemas, pero España estaba especialmente situada para recuperarse de lo que pudiera ocurrir. Todo lo que estaba pasando, nos aseguraba Zapatero, era una deceleración. No fue hasta el 9 de julio que finalmente empleó públicamente la palabra «C», pero entonces aseguró que no significaba nada. Fue respaldado por el ministro de Economía, Solbes, quien explicó que España ni siquiera sufría una recesión. El ministro del Interior, Rubalcaba, fue aún más lejos, afirmando que si el término crisis significa recesión, entonces España no estaba en crisis. Esta semana Zapatero sostiene en una entrevista en EL MUNDO: «Estoy tranquilo y optimista porque tenemos un país fuerte». Un país sin crisis. Un país de políticos tranquilos.

¿Ha sido esta historia sobre la crisis inventada por lenguas maliciosas? ¿Podemos creer las noticias que la prensa británica publicó sobre España durante las dos últimas semanas? Un comentarista financiero en The Daily Telegraph afirma que «España se está acelerando hacia la peor crisis desde la dictadura de Franco». El mismo comentarista cita al Deutsche Bank diciendo que la crisis inmobiliaria en España es más seria que el colapso de comienzos de los años 90. El Banco prevé para el año 2011 una caída del 35% en el precio real de la vivienda, a medida que el mercado lentamente aclare la vasta acumulación de propiedad, estimada ahora en casi 700.000 viviendas. Otro informe afirma que en la provincia de Castilla-La Mancha, aproximadamente un 69% de las viviendas construidas en los últimos tres años están todavía sin vender.

Y la imagen pesimista parece extenderse a cada sector de la economía española. ¿Hablamos de la inflación que golpea los bolsillos de cada ciudadano europeo? En el Reino Unido, está en un elevado récord, casi el 4%. En otros países europeos está también alrededor del 4%. En el caso de España, el nivel de inflación esta semana era del 5,3%, la más alta de Europa. Inevitablemente, Solbes nos aseguraba que mejorará rápidamente.

Y, por supuesto, no deberíamos mencionar el problema del desempleo. En su entrevista con EL MUNDO, Zapatero no dijo una sola palabra sobre el desempleado, que, es de suponer, no existe. Pero el hecho es que un total de 457.000 trabajadores han perdido sus empleos durante los últimos 12 meses. El número de personas solicitando el seguro de desempleo ha aumentado a 2,43 millones de personas. Una encuesta oficial difundida esta semana muestra que el desempleo en España subió al 11,73% en el primer cuarto de este año, la tasa más alta de entre los 15 países de la Comunidad Europea. La media europea se sitúa en el 7,9% de la población económicamente activa. Una vez más, los ministros del Gobierno nos dirán que esto no es prueba de ninguna crisis. Siempre hay pequeños ajustes en una economía tan poderosa como la de España. Pero el 11% sólo es el principio. El banco BBVA predice que el desempleo podría llegar hasta el 14% hacia finales del 2009. Deberíamos añadirle a este hecho un detalle altamente relevante. Un tercio de todos los contratos laborales en España son temporales, la proporción más alta de cualquier país europeo. Inseguridad laboral, desempleo elevado, tal vez todos existan, pero -a los ojos del gobierno- no constituyen una crisis. Ni debería preocuparnos el detalle de que el desempleo femenino en la España socialista es más alto que en cualquier otro país europeo. La tasa de desempleo en el sector femenino en España ha crecido casi el doble que la media del resto de países de la Unión Europea, según la UGT. El hecho de que, según la última encuesta sociológica, los españoles creen que el desempleo es el problema social más grande, tampoco debería tomarse en serio. El Gobierno nos asegura, sin embargo, que tiene los asuntos bajo control.

La alta inmigración ayudó a impulsar la productividad en años anteriores. Inmigrantes -especialmente venidos de Latinoamérica- ayudaron a salvar la economía española. Si no hay recesión, ¿por qué están los inmigrantes regresando a casa? España tiene unos cinco millones de inmigrantes, cerca de un 11% de la población, y el desempleo está subiendo tres veces más rápido entre los inmigrantes que entre el resto de la fuerza laboral, aumentando el 69% en el pasado año hasta 266.458 desempleados registrados, según datos del Gobierno. La prensa británica informa de que el número de inmigrantes -especialmente bolivianos, argentinos y colombianos- buscando ayuda gubernamental para dejar España se ha doblado en 2008.

Y no hablemos sobre la crisis de la vivienda, o la de las hipotecas. Que sólo existe en Estados Unidos y en Inglaterra, no en España. Es verdad que el Financial Times ha apuntado que hay un colapso, y que es «un recordatorio, si fuera necesario, de la escala masiva del crash inmobiliario español. Serios problemas económicos y financieros son casi inevitables». El Financial Times (nos dirán los ministros) es parcial, quiere distorsionar el enorme éxito del programa de construcción en España. Pero las últimas estadísticas muestran una caída de más del 78% en ventas de viviendas y una caída del 87% en los beneficios de las compañías. Un ejecutivo de una compañía de finanzas ha advertido que unas 120.000 familias podrían pronto incumplir el pago de la hipoteca de sus viviendas. La agencia de negocios Standard & Poor's ha estimado este mes que en España hay actualmente un millón de viviendas en espera de comprador, 500.000 de ellas de nueva construcción.

Mucha gente, incluso el Gobierno probablemente lo admitirá, se enfrenta a serios problemas de endeudamiento. La gente deja de comprar, porque tienen crisis financieras. Las ventas han caído drásticamente. Un portavoz del grupo financiero Merrill Lynch afirmaba que en España «las ventas al publico están lanzándose por un precipicio; como mucho, la economía española está estancada». Está claro que no ha hablado con el ministro Solbes, quien le habría asegurado que no hay estancamiento, a diferencia del Reino Unido, donde la situación es terrible. Uno podría, por supuesto, preguntar por qué entonces la prestigiosa marca Burberry ha comunicado a sus accionistas que España se ha convertido en un «mercado muy complicado». Mientras, Coca-Cola ha informado una aguda caída de las ventas en España. La confianza del público en el futuro, según Standard & Poor's, ha caído en el nivel más bajo de los últimos 15 años.

Lo más triste es que ante esta situación el presidente del Gobierno puede asegurar, en su entrevista a EL MUNDO, que «tenemos un estado de bienestar, un nivel de fortaleza de país como octava potencia económica del mundo». ¿Se habrá dado cuenta de que la descripción de «octava» (basándose exclusivamente en el PIB) no se refiere al actual Gobierno, sino que le fue otorgada a la España de José María Aznar en 2004? En estos cuatro años, España ha caído en picado, todo ha cambiado. Un análisis del Fondo Monetario Internacional lo dice todo. En términos no del PIB, sino del crecimiento económico real, el análisis del FMI muestra que España no supera el número 19 (el número uno es China), convirtiéndola en «la decimonovena economía del mundo». El pronóstico económico para España hecho por la Comisión Europea -tengo el texto delante de mí- es igualmente desastroso. Sin embargo, mientras millones de españoles sufren pobreza, desempleo y bancarrota, el presidente Zapatero pide «que haya entendimiento, que siempre es positivo». El entendimiento tiene que ser, por supuesto, que no hay crisis.

Henry Kamen, historiador. Su último libro es Imagining Spain: Historical Myth & National Identity, Yale University Press, 2008.