Crisis y anticoncepción

Crisis y anticoncepción
Marco Longari/AFP via Getty Images

En la provincia mozambiqueña de Cabo Delgado ha estallado una tormenta perfecta de conflictos: ciclones, COVID-19 y cólera; esta tormenta ha creado una grave – y creciente – crisis humanitaria. Las estimaciones del mes de septiembre muestran que más de 250.000 de las aproximadamente 2,5 millones de personas (el 10% de la población de la provincia) están desplazadas internamente. Más de la mitad de los niños menores de 5 años padecen desnutrición crónica. Además, la provincia de Cabo Delgado ha registrado el tercer mayor número de casos de COVID-19 en el país en octubre.

A consecuencia de que las organizaciones humanitarias están trabajando para proporcionar alimentos, agua y refugio adecuados – nada menos que en medio de una pandemia – la entrega de preservativos y otros anticonceptivos puede que aparente ser una actividad de importancia secundaria. Sin embargo, el hecho de que no se garantice la accesibilidad a herramientas de planificación familiar hoy no sólo profundizará la crisis actual, sino que impedirá que Mozambique alcance su potencial mañana.

Incluso antes de la crisis de hoy en día, las mujeres y niñas de Cabo Delgado ya eran muy vulnerables, debido a factores que iban desde la pobreza hasta normas sociales altamente patriarcales. Esas normas – y la violencia de género (VG) permitida por dichas normas – inhiben la capacidad de las mujeres y niñas para ejercer su libre albedrío y sus derechos, y pueden amenazar, de manera directa, el acceso y el uso de métodos anticonceptivos.

En el año 2015, Cabo Delgado tuvo una tasa de prevalencia de anticonceptivos de apenas el 20% – una de las más bajas en Mozambique. No es sorprendente que también tuviera la mayor tasa de embarazos entre las adolescentes de 15 a 19 años (24%).

En la actualidad, la creciente inseguridad en los distritos del norte está obligando a cerrar algunos centros de salud que alguna vez proporcionaron servicios de salud sexual y reproductiva, mientras que otros carecen de suministros médicos, equipo y personal esenciales. Para las más de 125.000 mujeres y niñas desplazadas de Cabo Delgado, el desafío es ostensiblemente desalentador. Se han implementado algunas innovaciones importantes para ayudar a superarlo: por ejemplo, equipos móviles de salud han prestado servicios de planificación familiar y salud reproductiva de emergencia a unas 60.000 mujeres y niñas a lo largo de varias provincias, incluidas las zonas más remotas de Cabo Delgado. Sin embargo, muchas mujeres y niñas desplazadas aún quedan excluidas.

La falta de acceso a servicios de salud bien equipados – y, por consiguiente, a herramientas de planificación familiar – aumenta el riesgo de embarazos no deseados en condiciones peligrosas, lo que potencialmente conduce a complicaciones obstétricas que amenazan la vida. También deja a las supervivientes de la VG sin la atención, la información y el apoyo que necesitan, como por ejemplo: espacios seguros sólo para mujeres, líneas telefónicas directas con consejeros capacitados o “centros integrales” que ofrezcan en un solo lugar servicios de salud, acción social, policía y justicia.

El acceso a una planificación de la familia segura y eficaz es claramente fundamental para defender los derechos humanos, facilitar los progresos en materia de igualdad entre los géneros y empoderar a las mujeres, así como para romper el ciclo de pobreza. También es una de las inversiones más inteligentes y más lucrativas que puede efectuar un país en desarrollo.

En Mozambique, el Banco Mundial estima que reducir la tasa de fertilidad en un solo hijo por mujer en edad fértil podría conducir a un aumento del 31% en el crecimiento real del PIB per cápita hasta el año 2050. Esto podría lograrse simplemente satisfaciendo la necesidad insatisfecha de una planificación familiar voluntaria. Según la más reciente Encuesta Demográfica y de Salud, las mujeres mozambiqueñas, en promedio, dicen que su número ideal de hijos es casi un hijo menos que la actual tasa de fertilidad.

Pero el crecimiento del PIB es sólo una parte de la historia. El último Registro de Amenazas Ecológicas del Instituto para la Economía y la Paz clasifica a Mozambique como el segundo país con mayor exposición a tales peligros. Un factor que contribuye a esta valoración es el rápido crecimiento de la población: Al presente, la población de Mozambique va camino de duplicarse, de los 30 millones actuales a 60 millones en 2050.

Mozambique tiene importantes activos. Cabo Delgado por cuenta propia puede llegar a futuro a albergar a algunos de los mayores proyectos de gas natural de África, mismos que potencialmente se valoran en más de 50 mil millones de dólares. Esto equivale a tener potencialmente a futuro, un motor poderoso de crecimiento de base amplia.

Sin embargo, para hacer realidad el potencial del país, así como para proteger a las niñas y las mujeres, reducir la pobreza y mucho más, es esencial construir y apoyar el capital humano. Para ello es necesario invertir en educación, capacitación y salud, incluyéndose inversiones para brindar un acceso seguro y fiable a herramientas de planificación familiar.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas estima que la inversión total necesaria para satisfacer las necesidades no atendidas de planificación familiar a nivel mundial desde ahora hasta el año 2030 es de aproximadamente 68,5 mil millones de dólares. Se trata de una suma importante, pero es mucho menor a la cifra que habría que gastar de otro modo en la atención de la salud materno-infantil y otros servicios sociales para las mujeres y niñas que nunca desearon quedar embarazadas.

La financiación de la planificación familiar tiene efectos multiplicadores positivos de gran alcance en las comunidades y las sociedades, incluso durante las crisis humanitarias, sobre todo porque permite que las mujeres y las niñas ejerzan su derecho a decidir si desean ser madres, así como cuándo y con quién desean ellas tener un hijo. Tal albedrío, cuando es disfrutado por todas las personas, se constituye en la base de una sociedad equitativa y productiva. La población de Cabo Delgado y Mozambique merece eso y más.

Andrea M. Wojnar, the United Nations Population Fund Representative for Mozambique, is a former UNFPA representative in Senegal and country director for The Gambia. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

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