Crítica de las élites

Don Jesús Pabón (Sevilla, 1902-Madrid, 1976), idolatrado maestro del articulista, fue un historiador de la política contemporánea que atesoraba un caudal envidiable de conocimientos y experiencia directa de la vida pública de su tiempo. El largo reinado de Alfonso XIII, la breve y casi fugaz II República, la Guerra Civil pasada en Burgos en un observatorio privilegiado, la interminable dictadura de Franco y los anhelantes comienzos de la monarquía restaurada se contemplaron y analizaron por su penetrante retina y buida inteligencia como escenario privilegiado para un estudioso en el que la vocación y, sobre todo, el interés apasionado por la actividad política lograron adunarse de manera envidiable. Venido al mundo en un hogar de la hidalguía rural andaluza de corte tradicionalista, atraído pronto, en el sesteante panorama del catolicismo de la época, por la entonces «rompedora» ACNP, de tan honda presencia jesuítica, cuya formación ahormara su instrucción juvenil, director del diario sevillano «El Correo de Andalucía» en años decisivos, diputado de la CEDA y director general de Trabajo en uno de los ministerios de mayor reputación y eficacia del segundo bienio del régimen republicano –el encabezado por aquella gran figura del parlamentarismo democristiano que fue Salmón–, rector de la Agencia Efe en el franquismo y presidente de manera alevosamente efímera del Consejo Privado de D. Juan de Borbón, allegaría una familiaridad extrema con las vicisitudes de la vida pública de su tiempo, observado igualmente en su vertiente internacional con periscopio de superior capacidad interpretativa y visión.

Es fácil de deducir que tan permanente contacto con la vida pública de la primera mitad del novecientos le hiciese como muchos de sus aspectos más tábidos, pues la corrupción, conforme es harto sabido, acompaña en todo tiempo y lugar a la actividad como la sombra al cuerpo, si bien, claro, es en muy distinta proporción e intensidad, según las sociedades y sus integrantes. El periodo de la contemporaneidad española en que se enmarcó la existencia del preclaro historiador no fue parco en ejemplos de indecencia y afanes aurívoros. El acelerado proceso de transformación socioeconómica que distinguiese a dicha etapa asistió, en su vertiente más negativa y aun, en ciertos casos, execrable, a actos de acusada inmoralidad en el manejo de los caudales de la Hacienda estatal y municipal, con aberrantes infracciones de la legalidad. La primera dictadura militar del siglo XX español, de asombrosa y positiva transformación estructural del país y de gobernantes en general tan austeros como impolutos, descubrió no obstante hechos y acontecimientos de gran calado en el terreno aludido. D. Jesús tuvo en este campo una experiencia inolvidable con la polémica suscitada a poco de concluir la Exposición Iberoamericana de Sevilla, a raíz, justamente, de la conducta altamente mafiosa y censurable del Comisario regio, el cordobés José Cruz Conde; lance que suscitaría una controversia de superior voltaje en el seno del ayuntamiento sevillano, teniendo como principal acusador al edil y colega de Pabón, el canonista y pronto ministro de Agricultura de la etapa republicana gilroblista Manuel Giménez Fernández. Tiempo adelante también el insigne contemporaneísta volvería a vivir muy de cerca los efectos de la corrupción en la convivencia española, con secuelas que afectaron en medida muy importante a su propia trayectoria personal. Su sucesor al frente del Consejo privado de D. Juan de Borbón sería acusado de actividades corruptas en pro de miras políticas, sin el debido rechazo de algunas de las altas instancias en que desplegaran sus afanes políticos más preciados.

Así, pues, nada tiene de extraño que en los últimos años de su fecunda existencia y en la tábida atmósfera que encuadró algunas de las manifestaciones del llamado tardofranquismo el autor de la mejor biografía política de la historiografía española contemporánea –Cambó. 1876-1947– , en su obsesiva preocupación por el futuro inmediato de su pueblo, llegara a obnubilarse con el trascendente tema de la moral de las élites. Tanto en el discurso que pronunció en el homenaje rendido por sus discípulos madrileños en la hora de su jubilación docente como en una de las últimas páginas que salieron de su a menudo deslumbrante pluma, la mencionada cuestión adquiere rasgos de protagonismo excluyente: «Creo firmemente que la gran crisis del europeo actual está agravada en nuestro país por una crisis de índole ética. Existen –subsisten– minorías y mayoría de todo tipo (…) Pero entre nosotros las mayorías han perdido la fe en la honestidad de las minorías. Habría que afirmarlo y argumentarlo a voces, porque, a lo que se ve, la ignorancia o desatención respecto a ese magno problema son absolutas entre quienes planean nuestro futuro». (Apud «Palabras preliminares» a la Historia de Cataluña, de J. Reglá. Madrid, 1974, p. 13).

José Manuel Cuenca Toribio, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Córdoba.

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