¿Cuánto durará Estado Islámico?

La pregunta más frecuente entre los expertos en terrorismo es el tiempo que durará la presente ola de terror. Algunos de los expertos han estado mirando al pasado para encontrar una respuesta, pero es dudoso que las últimas oleadas de terrorismo sean de ayuda en la situación actual. La experiencia pasada muestra que los grupos terroristas de la izquierda y la derecha extremas no han durado mucho. Por otro lado, grupos nacionalistas-separatistas a veces han tenido una vida mucho más larga. La historia del IRA de Irlanda se remonta a unos 150 años. Es cierto que, durante largos períodos, el movimiento no participó del terrorismo, pero era políticamente activo.

¿Qué hay de los grupos que fueron inspirados por hebras fanáticas de la religión? Se podría pensar en los husitas en lo que hoy es la República Checa. Sus actividades duraron unos quince años. Ha habido episodios violentos en la historia del islam en los últimos años, en Arabia Saudí, por ejemplo, lo que se conoce con el nombre de wahabismo, o el movimiento llamado salafismo, principalmente en Egipto. Además, hubo una aparición de vez en cuando de un líder, un Mahdi, que afirmaba que era el guía encargado por Dios para mostrar el regreso a lo que realmente debería ser el islam. Estos movimientos solían durar un corto tiempo y terminaron con la muerte o la desaparición del líder. Uno de estos episodios en Sudán ha sido tema de novelas y de películas.

Hay muchas razones para creer que el Estado Islámico no tendrá una larga vida. Es cierto que atrajo a muchos jóvenes en Oriente Medio y también entre algunas de las comunidades musulmanas en Europa y América. Sin embargo, los que fueron a luchar a los campos de batalla de Irak y Siria buscaban principalmente la aventura y su apetito se suele saciar después de un año o dos. Es un error creer que los combatientes del EI están entre los creyentes más ortodoxos del islam. Su interpretación de su religión no es de ninguna manera la más ortodoxa y no están entre aquellos que reúnan las obligaciones religiosas establecidas por el Corán.

El principal argumento ideológico del EI ha sido la demanda de un nuevo califato. Pero este es un objetivo muy improbable. El último califa renunció en la década de 1920 y la existencia de esta institución ha sido ampliamente ignorada por los musulmanes incluso antes. El EI ha pedido la creación de un gran Estado de la umma , la comunidad de los creyentes musulmanes. Pero la pregunta surge de inmediato: ¿qué tienen en común los musulmanes de Indonesia y los de Nigeria? En Asia y África existen muchos estados en que los musulmanes son la mayoría gobernante. Pero han surgido muchos intereses creados y es muy improbable que estos intereses vayan a ceder en favor de un superestado musulmán. El hecho de que el islam se ha convertido en una religión mundial hace imposible crear un superestado islámico.

Durante más de treinta años ha habido una nueva ola de islamismo radical y la aparición del EI sólo puede entenderse en este contexto. Sin embargo, este movimiento se ha caracterizado por una gran cantidad de discrepancias internas. Los líderes de las diversas facciones del movimiento no han sido hombres de gran carisma. Muy a menudo han discrepado entre ellos. Un ejemplo es el del líder actual de Al Qaeda, el egipcio Al Zauahiri, que tiene poca autoridad. Según documentos obtenidos en los últimos años, ha sido acusado de crueldad excesiva utilizada contra los musulmanes que no estaban de acuerdo con su liderazgo. Hay muchos otros ejemplos de la disensión interna en este movimiento. También está el hecho de que Al Qaeda y el EI no se han unido sino que, al contrario, se han convertido en rivales en muchos aspectos. Ha habido una oposición incluso entre los militantes más radicales contra los muchos actos de crueldad cometidos por el EI. Y no ha sido por un sentimiento de tolerancia o por razones humanitarias, sino simplemente por creer que daban mala imagen al terrorismo.

El EI ha sufrido severas derrotas en Siria e Irak. Ahora está transfiriendo sus actividades a otros países, como Libia, y expandiendo sus operaciones en África y el sudeste de Asia, donde no ha sido activo antes. Sin embargo, es dudoso que sus operaciones en estas regiones tengan una importancia decisiva. Es bastante probable que las pequeñas sectas fanáticas continúen la lucha en diversas partes del mundo, quizás también en Europa y en EE.UU. Pero el cuerpo principal de este movimiento es probable que se disuelva o busque una transición a la política. Esto ha ocurrido más de una vez en el pasado en varios países y exlíderes terroristas han acabado como miembros del parlamento o incluso ministros. No es de ninguna manera imposible que un desarrollo similar pueda tener lugar en Oriente Medio en los años y décadas por venir.

Walter Laqueur, miembro del Consejo de Estudios Internacionales y Estratégicos de Washington.

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