Cuba: una negociación necesaria

EL pasado martes 30 de diciembre, según aparece en medios de comunicación, fue detenida en La Habana la artista cubana Tania Bruguera por organizar una concentración en la plaza de la Revolución con la que pretendía impulsar una tribuna pública para debatir el futuro de la isla. También fueron detenidos Reinaldo Escobar, marido de la bloguera Yoani Sánchez, por intentar participar en un «desorden público», y otros activistas, como Eliecer Ávila y Víctor Ariel González. Estos hechos descritos no son una novedad en la vida habitual del pueblo de Cuba, que ve cómo desde hace muchos años hechos como los descritos y otros de mayor entidad impiden a los cubanos participar en el futuro de su país.

Los hechos que han tenido lugar en Cuba pudieran entenderse o bien como un desafío de los dictadores al proceso de negociación, o bien como un chequeo de hasta qué punto los dos equipos negociadores están dispuestos a hacer valer los Derechos Humanos y las Libertades.

La situación social, política y económica de la República de Cuba ha dado lugar a que su Gobierno se aproxime a conversaciones tanto con la Unión Europea como ahora con Estados Unidos, negociaciones cuyo punto final puede ser abrir aquella república al siglo XXI.

El equipo negociador de la Unión Europea desarrolla estas conversaciones con plena vigencia de la Posición Común y el mandato negociador le obliga a estar vigilante y tener muy presentes las llamadas cláusulas democráticas. De igual forma, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en sus declaraciones públicas del mes de diciembre, señaló que el pueblo de Cuba tenía que participar en las decisiones políticas, que nadie podía ser empujado o perseguido por manifestar distintas opiniones, e incluso mencionó la necesidad de impulsar la libertad de asociación.

Es evidente que por esta circunstancia ocurrida en la plaza de la Revolución las esperanzas no se deben truncar, pero no es menos cierto que las democracias que negocian con la dictadura ahora más que nunca deben actuar de forma coordinada.

La soberanía del pueblo español ya se manifestó en torno a la negociación con la Unión Europea en una votación celebrada en la Comisión de Asuntos Exteriores con un amplio apoyo de los grupos de la cámara (Grupo Popular, Grupo Socialista, Grupo Catalán, Grupo de Unión Progreso y Democracia y Unión del Pueblo Navarro). Aquella votación acreditó que no había habido avances hacia el respeto a la Libertad y Derechos Humanos, pero que estamos dispuestos a acompañar en la negociación que se desarrolla desde la Unión Europea siempre que estuviesen presentes las cláusulas democráticas, incluida la libertad sindical.

La posición marcada por el Congreso de los Diputados en este proceso político adquiere una muy singular relevancia por cuanto que manifiesta clara y contundentemente la posición de la soberanía de España en el diálogo abierto por la dictadura de Cuba con los espacios de libertad: Unión Europea y Estados Unidos.

Quizá por esa votación España puede colaborar, ya que tiene peso en el seno de la Unión Europea, buenas relaciones con Estados Unidos y vínculos históricos y sociales con la República de Cuba.

El desafío de la República de Cuba con las detenciones que se produjeron el martes pasado exige y obliga a la coordinación de ambos equipos negociadores, ya que en caso contrario se desnivelaría o se rompería el equilibrio en favor de una de las partes de la negociación. Los dictadores, precisamente, son quienes necesitan auxilio inmediato ante el completo fracaso político, social y económico en el que han sumido a la isla de Cuba, y deben ser conscientes de que no valen imposiciones.

En mi modesta opinión, la oportunidad no debe perderse, pero ella no significa doblegarse ante las imposiciones de los hermanos Castro.

Teófilo de Luis, secretario de la Mesa del Congreso y diputado del Grupo Parlamentario Popular.

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