Cuestión de existencia

Una multitud de preguntas aparecieron y siguen apareciendo, tanto entre los palestinos como en el seno de la comunidad internacional, en relación con el acuerdo de intercambio completado hace poco entre Hamas e Israel. Son preguntas que intentan comprender las circunstancias y las condiciones del acuerdo.

1. ¿Debe considerarse lo conseguido como un gran logro nacional? Se trata sin duda de un gran logro de Hamas. La liberación de un gran número de presos y en especial de los sentenciados a cadena perpetua parece un milagro. Quienes han vivido la opresión y la oscuridad de la cárcel gozarán ahora de la libertad.

2. ¿Podría haberse concluido un acuerdo aún mejor? La respuesta explica la repetida postergación por parte de Hamas de la firma del acuerdo. Hace dos años se consideró, con razón, que en aquel momento no se podía conseguir lo que se ha conseguido hoy, cuando Israel estaba bajo presión de su opinión pública para que pusiera fin al sufrimiento del soldado cautivo. No deja de ser un indicio de la fuerza de Hamas, que ha estado en condiciones de esperar a que Israel estuviera en peor posición.

3. ¿Está Israel en peor posición? Israel no está hoy en mejor posición que ayer. De otro modo, habría seguido con su obstinación de siempre. Desde las últimas negociaciones de hace dos años, ha fluido mucha agua por el río de la vida. Israel perdió el año pasado lo que no había perdido en las décadas anteriores. Lo sucedido en el mundo árabe ha sido descrito por Israel como un terremoto que ha derrocado símbolos, dirigentes y políticas en los que se apoyaron en las últimas décadas. Israel ha visto incluso cómo era derribada su bandera de la embajada en Egipto. El respaldo mundial a la causa palestina ha superado cuanto podía imaginar Israel. Los representantes de todos los países del mundo reunidos en la Asamblea General de la ONU aplaudieron repetidas veces el discurso que exigía justicia para todos nosotros. Netanyahu, en cambio, empezó su intervención confundido y titubeante... ¿No era un momento apropiado para conseguir mejores condiciones que antes?

4. ¿Incidió la solicitud de reconocimiento ante la ONU en el hecho de que Hamas se inclinara por firmar el acuerdo? Hamas no ocultó su confusión ante la iniciativa de acudir a la ONU; es más, llegó incluso a prohibir concentraciones y marchas en Gaza. Esa medida agudizó su necesidad de conseguir un triunfo espectacular, aunque fuera a costa de abandonar algunas de las condiciones iniciales.

5. ¿Por qué ha aceptado Israel el trato ahora? ¿Es razonable que le permita semejante triunfo a Hamas? Los motivos que llevaron a Israel a firmar el acuerdo ahora se resumen en la frase de David Midan, jefe de los negociadores israelíes: “Hamas es hoy una parte negociadora adecuada”.

Además, un destacado analista político israelí afirmó que, con la aceptación del acuerdo, Israel deseaba castigar a Abu Abas por la petición ante la ONU. Lo mismo declaró a la prensa israelí el ex ministro Yosi Sarid, que Netanyahu había querido vengarse de Abas. El analista Meir Cohen dijo en la televisión israelí que la negativa de Israel de liberar a un centenar de prisioneros de Hamas y dejarlos regresar a Cisjordania surge del miedo a la caída de la Autoridad Palestina, pero ese miedo desapareció después del paso de Abu Abas por las Naciones Unidas.

6. ¿Ha tenido Israel otras razones para firmar el acuerdo ahora? Sí, porque han empezado a sonar de nuevo los tambores de guerra contra Irán. E Israel quiere marcar el terreno de la próxima guerra. Por un lado, el propósito es salvar a Shalit, que habría corrido un gran peligro de estallar la guerra estando en cautividad, y elevar la moral de los soldados asegurándoles que serán liberados en caso de captura. Por otra parte, han frenado la participación de Hamas en un hipotético frente meridional en caso de que Israel ataque a Irán. La segunda parte del trato se ha postergado dos meses, lo que hará que Hamas se comporte con más disciplina, calma y responsabilidad.

7. ¿Qué diferencia este acuerdo de los anteriores? La resistencia palestina capturó al soldado israelí, lo retuvo en suelo palestino y fue capaz de ocultarlo durante cinco años a los servicios de inteligencia israelíes. El acuerdo es similar a los anteriores en la medida en que no permite el regreso de los presos a su patria. En el primero, firmado con Al Fatah en 1983, se intercambiaron cinco mil presos de la cárcel de Ansar por seis soldados israelíes. El segundo tuvo lugar en mayo de 1985. Conocido como acuerdo de Ahmed Jibril, incluyó la liberación de más de 1.100 presos.

Una última pregunta. ¿Por qué aceptó Hamas dejar al margen del acuerdo a Maruan Barguti y a Ahmed Saadat? En la medida en que Israel tenía prisa por castigar al presidente Abas por su petición ante la ONU, ¿era razonable liberar a unos presos que representan a las dos principales facciones que estaban a favor del paso de Aas? Israel no se puso en un principio a la liberación Barguti, pero de pronto se obstinó en no liberarlo, lo que confirma que esa negativa fue un castigo contra la AP por sus gestiones ante la ONU. Y Hamas, que consideraba urgente la conclusión del acuerdo para compensar su pérdida de influencia en la escena política interna, no se opuso a la negativa de liberar a Barguti y a Saadat. De modo que hay ganadores y perdedores, depende del ángulo desde el que se mire.

Por Ziad Darwish, analista palestino y responsable de la emisora de radio Todos por la Paz.

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