Cumplir la promesa de la atención sanitaria en África

Cumplir la promesa de la atención sanitaria en África

Por largo tiempo se ha sabido que la calidad y accesibilidad de la atención de salud tiene un peso desproporcionado en el bienestar económico y emocional de sociedades enteras. Los 54 países que forman parte del continente africano no son diferentes en este respecto. Como muchos de sus pares en otros mercados emergentes, han estado plagados por una combinación de altas tasas de morbilidad y recursos insuficientes para hacerles frente. Sin embargo, tras diez años de movilizar más de $300 millones destinados a proveedores sanitarios de múltiples países africanos, soy cautamente optimista de que está comenzando a afianzarse una transformación.

Este cambio se sustenta en cuatro pilares fundamentales: iniciativas gubernamentales para alcanzar una cobertura sanitaria universal; integración de proveedores sanitarios guiada por el mercado; importantes inversionistas de capitales privados; y la tecnología digital.

Los líderes políticos en toda el África subsahariana están generalmente de acuerdo en que los seguros estatales son la base de una atención de salud universal. En Ghana, Kenia, Nigeria, Ruanda y Sudáfrica, al menos 60 millones de personas cuentan hoy con alguna forma de seguro de salud, según datos de los ministerios de salud y un análisis global para 2018 de los mercados de seguros del África subsahariana. Es una cifra destinada a crecer de manera importante. Si los gobiernos reimaginan su papel, pasando de ser proveedores de salud a pagadores, podrían ofrecer una atención sanitaria de calidad a millones de ciudadanos. Pero se debe hacer mucho más para que los seguros de salud presten una atención universal, completa y eficaz.

Por ejemplo, Ghana adoptó un programa obligatorio de seguro de salud nacional en 2003, pero la Autoridad Nacional de Seguridad Sanitaria informó que en la primera década de existencia del programa apenas un 38% de la población se había inscrito. Mientras tanto, Ruanda exhibe más de un 90% de penetración, pero los servicios cubiertos se limitan principalmente a la atención primaria.

La prestación de seguros de salud a todos es difícil y complicada. Los costes son un factor de preocupación. Algunos planes de seguros respaldados por el Estado están plagados de altos gastos generales, ineficiencia y acusaciones de demora en los pagos y corrupción, todo lo cual socava su sostenibilidad. La solución es una combinación de mejor gobernanza y mayor confianza en la tecnología y en el sector privado para elevar la eficiencia, reducir costes y mejorar la calidad.

Los gobiernos seguirán desempeñando un papel importante, pero es esencial la colaboración con el sector privado para alcanzar los objetivos de salud. Creo que este frente es muy prometedor. Un sector que tradicionalmente ha estado dominado por miles de pequeños establecimientos se está beneficiando de un proceso de integración que genera economías de escala, menores costes, calidad fiable y el poder de atraer personal de alta calidad.

En Kenia, por ejemplo, los hospitales Ladnan, Metropolitan, Avenue y Nairobi Women’s, entre otros, ahora forman una red de ocho hospitales y 16 clínicas en siete ciudades bajo propiedad común. De manera similar, la farmacia Goodlife –cliente de la Corporación Financiera Internacional, el brazo de préstamos comerciales del Banco Mundial-, administra 57 tiendas.

Mucho del crecimiento de mercado de estas compañías de plataformas ha surgido de fusiones y adquisiciones. Mirando hacia adelante, creo que más actores crecerán orgánicamente a través de reconversiones y nuevos proyectos de hospitales y el desarrollo de especializaciones. A medida que crezcan, las empresas deberán superar persistentes obstáculos estructurales como la baja penetración de los seguros y las carencias de habilidades médicas.

El tercer elemento importante es el capital privado institucional, largamente ausente en África pero que ahora se está volviendo más generalizado. En 2005, los fondos privados centrados en la atención de salud africana recaudaron apenas $100.000, pero para 2015 la cifra había subido a $2 mil millones, según un estudio sobre capitales privados en atención de salud africana realizado por Preqin, compañía que produce investigación privada acerca de activos alternativos. Se estima que vehículos como el Fondo de Salud Africano y los Fondos de Inversión para la Salud en África (IFHA, por sus siglas en inglés) han invertido unos $200 millones en la región, generando fondos sucesores por un total de $1,1 mil millones. Esta inversión de capitales privados está ayudando a profesionalizar la administración financiera, mejorar la gobernanza y las estrategias empresariales y atraer talentos de administración de primera línea. Existe también un sólido historial de salidas rentables.

El cuarto elemento, la tecnología digital que aprovecha el ubicuo teléfono móvil, ha hecho posible el despliegue de la atención de salud en regiones distantes y remotas. Se están popularizando las aplicaciones móviles de telemedicina como Babylon, que ofrece consultas virtuales. Espero que, a medida que el perfil de enfermedades del continente pase a ser más de enfermedades no transmisibles, los teléfonos móviles se usen cada vez más no solo para consultas, sino también para diagnosticar biopsias e imágenes médicas, además de reunir y analizar datos de los pacientes para prevenir enfermedades antes de que se manifiesten. Cada una de estas intervenciones tiene el potencial de reducir drásticamente el coste de la atención sanitaria, mejorar su calidad y hacer más con menos recursos.

Hay muchas razones para el optimismo. Los cimientos ya han sido tendidos: los sistemas de atención de salud financiados por gobiernos africanos mediante planes de seguros universales se están afianzando (cuando es necesario) con capitales institucionales y/o ayuda para el desarrollo, y por tecnología que amplía el alcance del sistema.

Si bien queda mucho por hacer, el sector de la atención de salud africano se encuentra en un interesante punto de inflexión. La confluencia de políticas públicas, empresa privada, inversionistas y tecnología sin duda va a cambiar para mejor el panorama del desarrollo.

Biju Mohandas is Head of Health and Education for Sub-Saharan Africa at the International Finance Corporation. Traducido del inglés por David Meléndez Tormen.

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