De cruzados y guerras santas

Por Samuel Hadas, analista diplomático. Primer embajador de Israel en España y ante la Santa Sede (LA VANGUARDIA, 26/09/06):

El Papa Benedicto XVI ofreció ayer la rama de olivo a los embajadores musulmanes ante la Santa Sede y jerarcas islámicos italianos, en un nuevo esfuerzo para calmar la conmoción que desencadenó en el mundo islámico una cita, sacada de su contexto, de un texto medieval. Su crítica a la violencia en el islam ha conducido a una tensión entre el cristianismo y el islam sin precedentes en siglos. El Papa no pretendía otra cosa que proponer un examen de conciencia en las religiones, empezando por la suya, condenar un extremismo fundamentalista que muchos, entre ellos no pocos musulmanes, consideran que ha secuestrado el islam, así como su convicción, también compartida mayoritariamente, de que la religión no debe ser usada para justificar violencia alguna.

Las doctas palabras del Papa en la Universidad de Ratisbona no sólo han tenido el efecto de herir sensibilidades en el mundo islámico, sino que han proporcionado, precisamente a sectores fundamentalistas en el mundo islámico, especialistas en el arte de manipular sensibilidades religiosas, una nueva oportunidad para sus estrategias de movilización para nutrir la guerra de civilizaciones que propugnan. "Quería explicar que la religión no va unida a la violencia, sino a la razón", explicó el Papa. Las reacciones a unas reflexiones en contra de la difusión de la fe mediante la violencia han demostrado que, aparentemente, las voces fundamentalistas más intransigentes son las que dominan en el mundo islámico. Ha quedado demostrado nuevamente cuán fácil es sacar una frase de su contexto y manipularla y cuán difícil es demostrar que una malintencionada interpretación es producto de la mala fe.

Las olas expansivas de la conmoción llegaron raudamente a todas partes. En pocos días el Papa vio al mundo sumido en una viva polémica. No pocas de las reacciones han sido moderadas, como la del diario libanés Daily Star,que editorializa que la violencia "no debería ocupar lugar en la respuesta contra los errores del Papa". El columnista Souheila al Jaad considera que los musulmanes deben aceptar las disculpas del Papa y demostrar que el islam es un ejemplo de diálogo. Ali Bardakoglu, director de Asuntos Religiosos de Turquía, lamentó las "reacciones islámicas contra templos cristianos". Pero dominaron las voces más radicales y algunas llegaron a evocar la guerra santa contra los infieles intentando utilizar las palabras de Benedicto XVI simplemente como un pretexto para "inflamar un odio largamente incubado", como editorializa el rotativo de la Iglesia católica de ItaliaAvvenire.Para el ayatolá

Ali Jamenei, lider supremo iraní, las palabras del Papa son el "último eslabón de una cruzada norteamericana-israelí contra el islam, que trata de generar crisis entre las religiones para alcanzar sus objetivos diabólicos", mientras que la globalizada red terrorista Al Qaeda prometía que "su guerra santa contra los devotos de la cruz continuará hasta que el islam se apodere del mundo". Nada más ni nada menos. No pocos son los católicos que consideran que la virulenta erupción demuestra que algunos elementos en el islam responden con la violencia antes que con la razón. "Las violentas reacciones en muchas partes del mundo islámico justifican precisamente uno de los mayores temores del Papa", afirma el cardenal George Pell. Pero, según el periodista italiano Piero Ostellino, pocos han sido en el mundo judeo-cristiano y en la sociedad democrática-liberal los que han alzado sus voces en defensa del Papa, al que, lamentablemente, agrega, algunos reprochan haber tratado "imprudentemente" el problema.

¿Síndrome de hipersensibilidad religiosa? ¿Es el fundamentalismo religioso el que determina el tono? Parecería que aquellos políticos y clérigos que han utilizado las palabras del Papa, de la misma manera con que intentan instrumentalizar políticamente cualquier referencia desacertada proveniente de Occidente para enrarecer la atmósfera y promover la discordia, han logrado intimidar a los sectores más moderados y racionales, que no se atreven a discrepar. Éstos han sido desbordados por los extremistas. ¿Se trata, como sugiere un periodista español, de un cálculo cínico o indiferente que compra seguridad al fanático a cambio de manos libres para atacar a Occidente? Según el filósofo francés Rémi Brague, muchos líderes islámicos deberían pedir disculpas por haber instrumentalizado el sentimiento religioso de sus fieles para revestirse de legitimidad.

Es prematuro aún anticipar las lecciones que deberían extraerse de la violenta polémica de la que somos testigos. Ignorancia y rechazo son las principales causas del conflicto entre Occidente y el mundo islámico, asegura el príncipe Karim Aga Khan, líder espiritual de quince millones de musulmanes. Efectivamente, no estamos ante un choque de civilizaciones, sino ante un intento de mala fe de utilizar la profunda ignorancia recíproca existente entre los mundos, sobre todo en el seno del islam, para no solamente secuestrar la religión, sino para hacerse con el poder político e imponer su ley.