De Leganés a Sant Vicenç dels Horts

Los últimos días he recibido infinidad de cartas, mayoritariamente de Catalunya. Pero también de España, de Madrid por ejemplo, concretamente de Leganés. Cabe decir que se agradece muchísimo, cada carta es el testimonio de alguien que te hace llegar su calor y/o que te hace consideraciones y reflexiones sobre el momento que estamos viviendo. Y aquí, en la cárcel de Estremera, donde el tiempo pasa lentamente y donde tanto cuesta poder seguir la actualidad de cerca, cada carta es una ventana al mundo.

Una de estas cartas es de un vecino de una ciudad del área metropolitana de Madrid, Leganés, una ciudad que creció con las oleadas migratorias de los años 60, provenientes de Andalucía, Extremadura o de la misma Castilla, en un proceso paralelo al que vivieron tantísimas ciudades de la región metropolitana de Barcelona, especialmente del Baix Llobregat. Conozco bien esta realidad, que es la mía, la de Sant Vicenç dels Horts, y que es a la vez la de buena parte de mis amigos, de los compañeros de la candidatura de ERC de Sant Vicenç. Hace unas semanas, en la antesala de un partido del Barça y el Madrid, vino a casa el buen amigo Lolo Calero, como su hermano Maxi, amigo de la familia. Mi hijo sintió curiosidad y me preguntó si, a pesar de que Lolo era amigo nuestro y era del Madrid, nosotros queríamos que el Barça ganara, «porque nosotros somos del Barça». Obviamente, le dije que sí. A continuación hizo una reflexión que compartí con una sonrisa de complicidad. Si el Madrid ganaba, teníamos que estar contentos también. Porque Lolo estaría contento. Y si nuestro amigo estaba contento, nosotros teníamos que estar contentos por él.

Los sentimientos son eso, y eso implica entender y valorar como una riqueza la diversidad de las personas que forman Sant Vicenç dels Horts y Catalunya. Y es por eso que siempre he vivido esta diversidad con naturalidad y consciente de que el futuro que debemos dibujar debe ser para todos, hablen la lengua que hablen y hayan nacido donde hayan nacido. El nuestro nunca puede ser un catalanismo de origen, debe ser de destino. Y por eso nuestro proyecto de país debe ser muy integrador e inclusivo, por eso es tan importante la escuela catalana y el modelo educativo de éxito que tan bien ha funcionado frente a los que querrían separar a los niños por la lengua que hablan en casa o torpedear el aprendizaje de lenguas y el plurilingüismo que tan bien hemos resuelto, garantizando que al final de la escolarización nuestros hijos sepan perfectamente al menos dos lenguas, si no tres.

Adrián, un hombre joven de Leganés, que escribe con pulcritud y conocimiento, me recuerda que lo que nos hermana a todos son los valores universales, la fraternidad, la justicia y la libertad. Y me lo dice con toda la complicidad, haciéndome notar también su profundo conocimiento de Catalunya y la lectura de los libros del historiador Josep Fontana. Hay una frase de Adrián que resume perfectamente qué significa vivir y convivir, cuál es la clave que lo hace posible. Afirma Adrián: «Renuncia a actuar en común aquel que no respeta que el primer principio para trabajar hermanados es poder hacerlo de igual a igual». Este es el paso imprescindible para una satisfactoria relación entre Catalunya y España, tratarnos como iguales. El día que nos podamos tratar como iguales, ese día habremos ganado, y también será ese el día que podremos definir una relación más estrecha, sincera, que nos llevará a una relación fructífera y provechosa para todos.

Es con este espíritu que debemos construir una mayoría más amplia en Catalunya, más sólida y transversal, que cohesione a la sociedad catalana en toda su diversidad. Por eso es tan importante que la lista de ERC sea una verdadera lista de país, del país real, porque aquí radica nuestra fuerza y credibilidad, en  hacer listas y contar con mayorías que representen el grueso de nuestra sociedad. También en la capacidad de ofrecer una propuesta política sana, lejos de cualquier sombra de corrupción, dispuesta y preparada para asumir todos los retos, para construir este nuevo país, al lado de quienes levantaron casas y calles donde solo había eriales y solares, al lado de esos cientos de miles de empresarios y emprendedores que tiene este país, al lado de todos aquellos que se han mantenido firmes y dignos en los peores momentos, al lado de toda la buena gente, que es mucha y que quiere un futuro de paz y libertad para sus familias y amigos.

Y es también por todo esto que estoy tan orgulloso de liderar la lista de ERC, de poder volver a tomar el acta de diputado, de participar tan activamente como me sea posible en la campaña y la actividad institucional y de seguir siempre –bajo cualquier circunstancia– al servicio de este país y de la causa de todos los demócratas, que es la causa de la libertad, ya sea desde la prisión o en la calle, más cerca de la familia y de los amigos, de las calles empinadas de Sant Vicenç dels Horts y con todo el entusiasmo para seguir adelante.

Oriol Junqueras, exvicepresidente del Govern y cabeza de lista de ERC el 21-D.

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