Del negro al plateado en la economía

El nuevo mundo que nos ha tocado vivir está repleto de buenas noticias. Más años de vida para disfrutar, menos enfermedades y nuevas tecnologías a nuestra disposición. Además sin darnos cuenta ha surgido una nueva cohorte de edad a medio camino entre el retiro y el trabajo que tiene en su mano liderar una auténtica revolución.

Esta revolución, que hemos bautizado como de las canas porque sus protagonistas tienen entre 55 y 70 años, pasa por abandonar los planteamientos catastrofistas alrededor de la longevidad para poner el foco en las oportunidades de nuestro momento histórico. En España son más de ocho millones, pero en el mundo casi 900 millones de personas. Estos séniors harán posible nuevos trabajos, más años para seguir aportando a la sociedad y reinventarse de la mano de la nueva educación, nuevas ciudades con nuevos sectores para responder a las demandas de la cada vez más extensa población canosa. Pero esta revolución plateada no solo exige cambiar el enfoque del envejecimiento sino que ofrece todo su potencial para hacerlo realidad a través de la innovación social pero también con el ejemplo del sacrificio de una vida pasada de ahorro.

Para todo lo anterior, con la ayuda de nuestras respectivas organizaciones: Mapfre y Deusto Business School, hemos acuñado el neologismo ageingnomics, que surge de la unión de las palabras en inglés, envejecimiento (ageing) y economía (economics), a modo de resumen de lo que se atisba como un nuevo paradigma.

Estamos convencidos de que en la economía está una de las claves para que el nuevo mundo sea un lugar donde merezca la pena vivir, tengas la edad que tengas. Con nuevos nichos de empleo, pero también con cambios culturales para, a lo largo de la vida, ser previsores o no dejar de capacitarse para el empleo.

Hasta la fecha el alarmismo ha sido la tónica dominante en relación con el envejecimiento de la población, alcanzando, gran parte de los mensajes relacionados con la sostenibilidad de nuestro modelo social, tintes cuasi apocalípticos. Gestionar adecuadamente los cambios que se avecinan en la pirámide poblacional requiere dejar de hablar sobre los problemas y riesgos, para empezar a poner el acento en las soluciones con valentía y creatividad.

La salud y el turismo, las finanzas y los seguros, el urbanismo y la vivienda y hasta el mercado laboral son ámbitos que se transformarán en íntima conexión con la tecnología para adaptarse a la irrupción de la longevidad, abriendo toda una ventana de oportunidad para emprendedores e incumbentes, además de para los territorios que apuesten por ello.

Unos pocos datos para ayudar a demostrar lo anterior. Hoy la mitad de los españoles mayores de 65 años son dependientes; en breve uno de cada dos turistas en el mundo serán de la generación de las canas; todas las proyecciones nos indican que la pensión pública cada vez será menor; la población urbana de mayores crecerá un 70% en la próxima década; dos de cada tres viviendas no son accesibles hoy, pero a la vez los robots servirán a los mayores como cuidadores, conductores o asesores financieros.

Nosotros lo tenemos claro, y en este contexto de unos inéditos patrones de envejecimiento apostamos por poner el acento en su dimensión económica como una oportunidad para el desarrollo. Porque tampoco podemos olvidar que el 40% del consumo mundial lo realizan los mayores de 65 años (unos 7.000.000 millones de dólares), y ello les convierte en un elemento tractor de actividad económica en la forma de nuevos productos y nuevos servicios para cubrir sus necesidades y preferencias.

En Europa, las personas entre 50 y 75 años tienen un 12% más de poder adquisitivo que el resto de edades. En Francia, por ejemplo, los mayores de 55 años en 2015 suponían el 57% de todo el consumo en ocio. En coherencia con lo anterior, la OCDE ha definido esta economía del envejecimiento como «silver economy» o «economía plateada».

Son el conjunto de las oportunidades derivadas del impacto económico y social de las actividades realizadas y demandadas por la población mayor de 55 años. Hoy ya representa el 25% del PIB europeo pero en 2025 supondrá el 37,8% de sus empleos.

La presión demográfica pide a gritos que empresas, ciudadanos y administraciones se comprometan a situar este asunto en la más alta prioridad, con actuaciones valientes y coherentes; de otro modo el futuro no será del color que lo hemos pintado en este artículo, plateado como las canas de los mayores, sino negro, muy negro. Estamos a tiempo.

Antonio Huertas e Iñaki Ortega son presidente de Mapfre y director de Deusto Business School.

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