Hace pocos días la OCDE publicó un nuevo informe de resultados de la evaluación PISA titulado «Students, computers and learning. Making the connection». En esta ocasión ha llevado a cabo una comparación internacional de las competencias digitales de los estudiantes y los espacios de aprendizaje diseñados para desarrollar esas competencias y destaca que «los países que han realizado una potente inversión en Tecnología para la Información y Comunicación (TIC) en educación no han conseguido mejoras en los resultados de rendimiento».
Mucha prensa se hizo eco de la noticia y se generó cierta polémica publicando titulares como que un mayor uso de los ordenadores en las aulas no mejora el rendimiento o, de forma más general, que la tecnología no produce mejoras en el rendimiento, pero ¿es realmente así? Si analizamos a fondo el informe descubrimos que no es del todo cierto, hay matices que deben explicarse para comprender realmente el significado de tal afirmación.
En primer lugar, afirmar que un mayor uso del ordenador en las aulas no mejora los resultados en PISA no descarta que ese uso beneficie el aprendizaje, incluso mejore las calificaciones académicas. Conviene recordar que esta evaluación mide la preparación de los estudiantes para una vida futura fuera de la escuela, no son competencias vinculadas al currículum. Además, el uso de las TIC puede mejorar aspectos del proceso y no sólo los resultados.
En segundo lugar, la OCDE ya ha destacado en otros informes que una vez que los países alcanzan un determinado nivel de inversión en educación (un gasto acumulado de 50.000 dólares por estudiante en su educación desde los 6 hasta los 15 años), aumentar esos recursos económicos no produce mejores resultados y ocurre lo mismo con la tecnología. En términos generales, a lo largo de los años los países no han mejorado los resultados en PISA, pero sí se han producido cambios en la inversión y en políticas educativas. Esto quiere decir que los beneficios no están producidos por una mayor cantidad de recursos, una vez alcanzado el nivel mínimo, sino por el uso adecuado de esos recursos en las aulas.
Y en tercer lugar, la OCDE identifica un nivel óptimo de uso del ordenador para conseguir unos mejores resultados. Destacan que aquellos estudiantes que señalaron un uso moderado del ordenador en la escuela obtienen mejores resultados que aquellos que no lo utilizan casi nunca y son mucho mejores que los que lo utilizan con mucha frecuencia. Por tanto, la relación entre el uso de tecnología y los resultados en PISA no es lineal. ¿Qué dice el informe sobre los estudiantes españoles? Es necesario destacar algunas características del uso de ordenadores por parte de los estudiantes y escuelas españolas para una mejor comprensión de su relación con el aprendizaje:
—En 2012, las escuelas en España tenían, en términos promedio, aproximadamente un ordenador por cada dos estudiantes.
—Los estudiantes españoles tienen un nivel de lectura digital inferior a la media de la OCDE, incluso por debajo de países que tienen un nivel similar al español en lectura escrita.
—Uno de cada 20 estudiantes no sabe navegar en la red para encontrar la información necesaria para resolver un problema, y los que sí lo hacen se pierden más que el alumnado de otros países. Sin embargo, utilizan internet más a menudo que la media de la OCDE, tanto en la escuela como fuera, para realizar tareas escolares.
—Los estudiantes españoles están conectados unas 2,5 horas al día los fines de semana y algo menos entre semana (1 hora y 45 minutos), algo más que el promedio de la OCDE. No obstante, hay diferencias de uso entre aquellos que tienen un alto nivel socieconómico, que indican una mayor inversión del tiempo online a la búsqueda de información y noticias, y los que se sitúan en los niveles socioeconómicos más bajos, que dedican más tiempo a chatear y compartir fotos y vídeos.
—Los estudiantes que navegan en internet para realizar tareas en la escuela obtienen mejores resultados en lectura digital que aquellos que nunca lo hacen.
Estos resultados demuestran que la tecnología sí tiene un impacto en el aprendizaje, pero ese efecto está relacionado con la forma de integración de los recursos en los centros y en los procesos de enseñanza y no con el nivel de inversión o la cantidad de recursos disponibles. El informe concluye que la incorporación de la tecnología en las aulas, por sí sola, no sirve para mejorar las malas prácticas docentes ni mejorar los resultados. Es necesario que vaya acompañada de una actualización en la metodología de enseñanza para que consiga sus propósitos.
Enrique Navarro, profesor e investigador de la Universidad Internacional de La Rioja.