Después de Pearl Harbor

Mi amigo, «el Jano bifronte que mantiene una relación a la vez afectuosa y crítica con Zapatero», me volvió a llamar el jueves. Estaba muy satisfecho porque creía haberse ganado la credibilidad de los lectores de EL MUNDO.

- Estoy harto de oír que Zapatero le dice a cada uno lo que quiere escuchar y luego no cumple con nadie. Lo que habéis publicado hoy sobre la reforma laboral demuestra que a mí me dice la verdad. Tú pusiste en mi boca el 4 de abril que «Zapatero está reaccionando», que «por fin reconoce que hay que hacer reformas en el mercado de trabajo»… que «tiene una fórmula para que los trabajadores cobren lo mismo, pero a los empresarios les cueste menos» y que «le noté muy decidido a sacarlo adelante». Bueno, ¿qué dice hoy vuestra portada, qué dice hoy vuestro editorial?

- Sí, claro, a la fuerza ahorcan. La Unión Europea y los mercados le han impuesto la reforma laboral, como le han impuesto las medidas de ajuste.

- Un momento, que el 4 de abril es más de un mes antes de Pearl Harbor.

- ¿Pearl Harbor?

- Sí, Pearl Harbor. Así es como le llama José Luis a aquel segundo fin de semana de mayo de los ataques kamikazes contra el euro. Y por lo que me cuenta no es el único líder europeo que lo hace. Es que tuvo que ser tremendo.

Imagínate, empiezan el fin de semana con el rescate de Grecia, que es el 3,5% del PIB de la zona euro y terminan creando el superfondo de cientos de miles de millones y haciendo recortes extraordinarios del gasto público en todos los países.

- ¿Y tú crees que ha aprendido la lección?

- Sé que me dirás que es demasiado tarde, pero en este hombre hay un antes y un después. Es duro de roer y aguanta lo que le echen, pero se ha dado cuenta de la soledad, de los límites y de la responsabilidad del poder. Está dispuesto a lo que sea para que España no se desmorone.

- Seguro que le has visto, que te ha pasado la mano por el lomo y que te ha llevado al huerto.

- ¿Sabes lo que me dijo el otro día, cenando? «Íbamos a reformar los mercados y los mercados nos han reformado a nosotros».

- Caray.

- Ni una palabra más, ni una menos.

- ¿Y le notaste jodido?

- No, sólo un poco melancólico. Firme pero melancólico.

- ¿Pero es consciente de que se está inmolando a lo bonzo, de que tiene menos futuro electoral que Sarah Palin en Las Vegas?

- Es lo último que le importa. Ve que el PSOE está «afligido»… Sí, «afligido», no hace falta que me lo preguntes, dijo «afligido». Pero lo único que le obsesiona ahora es que España salga de ésta, que no tengamos que pagar durante 10 años las consecuencias de un castigo exagerado de los mercados.

- ¿Pero tan mal ve la cosa?

- No, él cree que la aprobación del plan de ajuste nos ha salvado del desastre. Porque en España las medidas para recortar el déficit ya están en vigor. Y que por eso pasaremos bien el «Súper 8» como dice Carlos Segovia, o sea el examen del Ecofin del lunes. Y luego vendrá la aprobación de la reforma laboral el 16 y el Consejo Europeo del 17. Si en torno al 20 el Banco de España anuncia que ha culminado las fusiones de las cajas y que todas pasan el «test de estrés», entonces estaremos fuera de peligro y a partir de ahí todas las sorpresas serán positivas. Ha subrayado cuatro palabras en un informe del G-20: «La economía quiere crecer».

- ¿Y si no ocurriera todo eso, si al doctor Frankenstein se le escapa el monstruo sindical y aquí se monta la de Dios?

- Hubo un momento en que me miró a los ojos y me dijo: «Este mes de junio es el más importante de mi vida política y el más importante de la historia reciente de España».

- ¡Un poco teatrero!, ¿no?

- Bueno es que él dice que si no aplicamos de verdad este ajuste y no hacemos estas reformas, entonces los mercados nos exigirán sacrificios mucho más duros. Y así como él cree que, después de todo lo que ha aumentado el gasto social en los últimos años, este recorte es asumible, incluso que no es tal recorte, el próximo podría afectar ya al Estado de Bienestar.

- ¿Pero es por una vez consciente de que si no demostramos que somos capaces de pagar la deuda, tendremos que acogernos a algún tipo de línea de ayuda exterior con todo lo que eso implica?

- Sobre eso me dijo dos cosas: que lo descarta taxativamente y que, visto lo visto, su obligación es estar preparado hasta para el escenario que pudiera parecer más inverosímil.

- ¿Y no te dijo que la última emisión de deuda del Tesoro tuvo que colocársela a los grandes bancos españoles y que esto así no dura más de un mes?

- Él tiene muy claro que en los próximos días el Banco Central Europeo tiene que resolver los problemas de financiación con que se están encontrando la mayoría de los bancos de la UE por toda la deuda pública y, sobre todo, privada que acumulan.

- Pero eso sólo será un alivio pasajero. Y nosotros tenemos que colocar 600.000 millones este año. ¿Sabes lo que le preguntó el otro día el presidente de un gran banco norteamericano al presidente de un banco español? «Oye, ¿váis a poder pagarnos o no?».

- ¡No jodas! Claro, ya me va cuadrando todo, por eso le da tanta importancia a lo que suceda este mes… Por eso tengo la impresión de que la reforma laboral sorprenderá porque será valiente y profunda. Se está dando cuenta de que es casi su último tren.

- Espera, ¿y por qué en vez de lo de la tontería del impuesto sobre los ricos no pone en marcha algún sistema extraordinario para en una situación así aumentar los ingresos fiscales?

- Sobre el impuesto a los ricos lo noté frío, aunque dice que Entrecanales y algún otro le animan a ponerlo. No le gusta nada lo de Montilla, cree que subir el IRPF castiga el crecimiento. Y, por otra parte, él se siente orgulloso de haber eliminado el Impuesto sobre el Patrimonio, porque suponía tributar dos veces y penalizar el ahorro. Ahora habla de establecer durante tres años un impuesto de unos 4.000 euros para quien tenga dos millones de patrimonio, pero admite que sería contradictorio y recaudaría menos de 1.000 millones…

- Entonces, ¿por qué no…? Con la cantidad de dinero negro que hay en España, la cantidad de billetes de 500, los miles de millones que se han ido fuera…

- Ahora que dices, algo me comentó de que a Italia siempre le dan buen resultado las medidas de regularización fiscal… Pero, claro, eso son palabras mayores…

- Oye, en una situación como la actual yo lo apoyaría. Que paguen los ricos de verdad, aunque no sea el 100% de lo que deberían, pero sobre todo que salgamos adelante…

- Mira, no descartes nada. Lo que a él le hubiera gustado es no tener que meterse en esto, pero después de Pearl Harbor su única obsesión es ya ganar la guerra.

- ¡Sí, claro, después de haber dejado desguarnecida la flota durante años!

- Eso mismo le dijeron a Roosevelt y con toda la razón… hasta que ganó la guerra. Me comentó que le había gustado mucho lo que escribiste de que en el Reino Unido «recortar el déficit es un objetivo patriótico».

- ¿Y por qué no sale a la televisión y le explica a la gente todo esto? ¿Por qué ni siquiera dio la cara en el debate de la semana pasada?

- Por un lado él cree que le toca comerse el marrón, que aunque los ahorros en sueldos de funcionarios beneficien también a las autonomías le parece normal que sea sólo a él a quien le partan la cara.

- ¿No ves un punto de masoquismo político en todo esto?

- No, él sigue tan frío como siempre. Es más racional que emocional. Y en cuanto a lo del debate, yo tengo la impresión de que él quería que hubiera quien brillara al máximo esa mañana. En cierto modo, su silencio fue una inversión política.

- No te comprendo.

- Mira, esto no me lo ha contado él y creo que si pudiera, evitaría que se supiera. Pero la gente no es consciente de hasta qué punto rozamos la semana pasada el desastre. Y una vez más por culpa de los acomplejados del PSC, que de repente organizaron el lío de lo de la comisión de investigación por los donativos de Millet a Convergència. Artur Mas montó en cólera. El PP, sobre todo Soraya, enredó todo lo que pudo. Total, que si repasas el vídeo de la sesión verás que hay un momento, cuando ya está hablando Elena Salgado, en que Zapatero recibe una llamada telefónica en el banco azul.

- Tendrían que darle un recado de Moncloa… O sería Sonsoles…

- !Qué va! Era Durán Lleida que le llamaba desde su escaño a sólo unos metros de distancia para decirle: «Presidente, tengo muchas dificultades para mantener la abstención»…

- ¡Qué fuerte!

- … y para pedirle que el decreto se tramitara como proyecto de ley sometido a enmiendas. «Haced un gesto», le dijo.

- ¿Y qué le contestó Zapatero?

- Pues José Luis aguantó el tirón, le explicó que eso era imposible, que abrir unas semanas de incertidumbre podía ser fatídico para las bolsas y la deuda y… que cumpliera su palabra.

- ¿Y por qué en vez de pasar por todo ese suspense no intentó pactar las medidas con Rajoy?

- Pues, porque está seguro de que Rajoy prefiere ponerle la zancadilla aunque quien tropiece sea España.

- ¡Qué exageración! Sí, ya sé que EL MUNDO pidió al PP que se abstuviera y que Rajoy no nos hizo el menor caso… Oye y éste, ¿además de contigo, con quien habla?

- Con su equipo, claro. Está muy en contacto con el gobernador del Banco de España y con los empresarios que más relación tienen con los mercados. Le ha pedido hace poco un papel a FG y se lo ha estudiado a fondo, habla bastante con Botín, con Alierta -al que valora mucho- y con Fainé al que considera de lo mejor que hay por ahí...

- Sabes que te digo, que yo no veo claro lo de las cajas. Es la pieza que falla. Fainé no es objetivo, está dentro del problema. Esta tortilla no se puede hacer sin romper los huevos de algún que otro político. Y ni Zapatero ni el gobernador se atreven.

- Reconozco que es en lo que me dio la impresión de que entraba menos a fondo. Pero en la fase en la que está, creo que si hace falta lo hará.

- Más nos vale. ¿Y qué le dicen los líderes extranjeros?

- Habla bastante con la Comisión, con Durao Barroso y con Almunia. Insiste en que no es verdad que Alemania le impusiera nada, que lo de las pensiones lo decidió él, entre otras cosas, para forzar la reforma del Pacto de Toledo. Por cierto, va a sacar por fin lo de la jubilación a los 67. Ah, y que lo que más le impresionó fue algo que le dijo Obama: «El estímulo fiscal más barato es la confianza».

- Pues ya sabe lo que tiene que hacer: dinamitar los convenios colectivos e intervenir dos cajas de las gordas. Demostrar que se han acabado las medias tintas. ¿Qué te dijo de ETA?

- Que los «malos malos» están de verdad contra las cuerdas, que el último jefe capturado era «un hijo de puta malísimo». Y que atención a Usabiaga.

- ¡Vaya, Zapatero empleando palabras de cuatro letras! Por lo que dices, debe ser el ardor de la batalla… ¿Y de lo de Bono?

- Nada, que no tiene la menor duda de su integridad y que nada de lo que ha salido tiene la más mínima importancia… Pero, sobre lo del ardor de la batalla, te asombrarías de hasta qué punto está obsesionado por cosas de las que durante seis años no se ocupaba en absoluto. Mira, la otra noche, estábamos a punto de levantarnos cuando sonó su móvil…

- ¡Durán Lleida otra vez!

- No, era una voz de mujer. Podía ser la vice… Pero no, yo creo que por la hora era Sonsoles… Además, a juzgar por la respuesta, le debió preguntar que qué hacia, que qué tal estaba…

- ¿Y él qué contestó?

- Pues se rió y dijo: «Aquí estoy, pendiente del spread de la deuda».

- ¿Dijo spread?

- Te juro, por Pablo Iglesias, que dijo spread.

Pedro J. Ramírez, director de El Mundo.

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