El año 2009 representa un hito para el papel de la Unión Europea en el mundo. Señala los 10 años de la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD), durante los que la UE ha contribuido a la seguridad en el ámbito internacional y ha influido de forma real en las vidas de la gente en todo el mundo. Al mismo tiempo, nos encontramos en el umbral de una nueva era en la que el Tratado de Lisboa entrará en vigor y proporcionará un nuevo ímpetu para nuestra acción exterior.
En 10 años, hemos desplegado 20 operaciones en tres continentes para ayudar a prevenir la violencia, restaurar la paz e impulsar la reconstrucción después de un conflicto. Desde Kabul hasta Pristina, desde Ramala hasta Kinshasha, la UE vigila fronteras, supervisa acuerdos de paz, entrena a fuerzas de policía, construye sistemas de justicia penal y protege barcos de los ataques piratas. Gracias a nuestros logros, cada vez recibimos más peticiones de ayuda en una crisis o después de una guerra. Tenemos la credibilidad, los valores y la voluntad necesarios para hacerlo.
La Unión Europea fue una adelantada en 1999. El carácter integral y polifacético de nuestra estrategia era nuevo. Y la UE sigue siendo la única organización que puede utilizar toda una panoplia de instrumentos y recursos que complementan las herramientas tradicionales de política exterior de sus Estados miembros, tanto para impedir o prevenir una crisis como para restaurar la paz y reconstruir las instituciones después de un conflicto.
Ahí se encuentra el valor añadido extraordinario de la Unión. Combinamos la ayuda humanitaria y el apoyo a la construcción institucional y el buen gobierno con la capacidad de gestión de crisis, ayuda técnica y económica y diálogo político y mediación. El enfoque conjunto civil y militar de la UE hace que seamos flexibles y capaces de ofrecer soluciones a medida a problemas complejos. Los conflictos actuales demuestran con más claridad que nunca que una solución militar no es ni la única opción ni la mejor, sobre todo durante la estabilización de una crisis; una verdad que también ha subrayado el presidente Barack Obama.
La PESD dio sus primeros pasos en los Balcanes. Cuando estallaron las guerras yugoslavas en los años noventa, tuvimos que limitarnos a contemplar cómo se quemaba nuestro vecino porque no teníamos medios para reaccionar ante la crisis. Aprendimos nuestra lección y nos organizamos, y nos dotamos de una serie de capacidades y procedimientos de toma de decisiones y de una doctrina de seguridad. En 2003 impedimos mediante nuestros esfuerzos diplomáticos un brote de hostilidades en la antigua República Yugoslava de Macedonia y después desplegamos la Operación Concordia. En 2004, la Ope
-ración Althea tomó el relevo de las fuerzas de paz de la OTAN en Bosnia y Herzegovina. Hoy seguimos teniendo una enorme presencia en los Balcanes, luchando contra el crimen organizado y construyendo las instituciones legales y de mantenimiento del orden. Por ejemplo, EULEX Kosovo es la mayor misión de la UE hasta la fecha, con unos 2.000 miembros que trabajan con la policía y el sistema judicial y en equipos móviles de aduanas.
Las actividades de gestión de crisis y construcción de paz de la UE no se limitan a los países vecinos. Hemos tenido intervenciones importantes en África, por ejemplo, cuando hemos contribuido a proporcionar un ambiente seguro para las elecciones en la República Democrática del Congo y a proteger a los refugiados y los cooperantes de las consecuencias de la crisis de Darfur. El año pasado organizamos EUNAVFOR, nuestra primera operación naval, para luchar contra la piratería en las aguas de Somalia.
¿Quién podía imaginar hace 10 años que la Unión Europea dirigiría un día una fuerza de 13 fragatas en el océano Índico que iba a reducir el éxito de los ataques piratas a la mitad?
Este año, la Unión tiene 12 operaciones en marcha al mismo tiempo, más que nunca. Desde 2003, se ha desplegado a unos 70.000 hombres y mujeres en 23 operaciones de gestión de crisis. Proceden de Estados miembros de la UE y de países que no son miembros pero participan también en nuestras operaciones, como Noruega, Suiza, Ucrania, Turquía y Estados Unidos. De estas 23 misiones, seis han sido militares y las otras 17 civiles. Desplegamos personal del Ejército o la Marina cuando es necesario, pero nuestro objetivo no es librar guerras, sino construir la paz.
La Unión Europea no es una alianza militar. La solución a cualquier crisis, emergencia o conflicto debe ser siempre política, y nuestras acciones de PESD están siempre firmemente enraizadas en estrategias políticas elaboradas mediante consenso.
Nuestras misiones de PESD nos han llevado a lugares tan lejanos como Aceh, Indonesia, donde vigilamos el acuerdo de paz firmado tras el tsunami de 2004, después de decenios de guerra civil. En estrecha colaboración con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), hicimos de intermediarios entre los rebeldes y el gobierno y supervisamos la entrega de las armas.
A medida que adquirimos experiencia y conocimientos, organizamos operaciones cada vez más ambiciosas. Nuestro éxito con la Operación Artemis, en la República Democrática del Congo, donde la UE intervino en 2003 después de choques violentos y una crisis humanitaria en Bunia, nos ayudó a preparar las operaciones EUFOR en Chad y la República Centroafricana y EUNAVFOR en Somalia, a la que Suráfrica ha mostrado interés en incorporarse.
El año pasado, demostramos con qué rapidez podíamos movilizarnos cuando desplegamos una misión de observación al Cáucaso en menos de tres semanas para ayudar a apaciguar la crisis entre Rusia y Georgia, tras el acuerdo de paz logrado con la mediación de la UE. Como miembro del Cuarteto Internacional, la UE está profundamente involucrada, desde el punto de vista diplomático, en el Proceso de Paz de Oriente Próximo, y, en el momento en que se alcance un acuerdo entre israelíes y palestinos, estaremos listos para ayudar a llevarlo a la práctica sobre el terreno. Ya contamos con una misión en Cisjordania para ayudar a crear la policía civil y el sistema de justicia penal en Palestina. Y en Somalia, estamos pensando en tomar medidas para reformar el sector de la seguridad como complemento a EUNAVFOR Somalia y la ayuda humanitaria y el apoyo político que ya proporcionamos.
Para responder a las peticiones de ayuda, cada vez más numerosas, con el fin de abordar los retos de seguridad regionales y mundiales, la Unión Europea debe mejorar todavía más la eficacia y coherencia de su acción exterior. En la actualidad existe una gran distancia entre nuestras ambiciones y nuestros recursos, y debemos acortarla. Son necesarias prioridades más claras y decisiones presupuestarias sensatas. Y debemos reforzar nuestra capacidad civil y militar y aumentar sus fondos para poder respaldar nuestras decisiones políticas.
Debemos desarrollar aún más la estrategia conjunta civil y militar de la UE, que es única, con el fin de poder ser más flexibles. También debemos fortalecer nuestra capacidad de desplegar fuerzas de reacción rápida. En la segunda década de la PESD, el Tratado de Lisboa pondrá todo esto a disposición de la UE.
Javier Solana, Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) © Project Syndicate, 2009. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.