Dios, pero yo soy Mas

Por Wifredo Espina, periodista y ex director del Centre d’Investigació de la Comunicació:

Dios es Dios, pero yo soy Mas, decía el botero del pueblo de mi infancia, que se llamaba Mas. En esta campaña del referéndum, la actitud entre arrogante y de perdonavidas del líder de CíU, me recuerda mucho aquella frase del botero, que creo era bajo, gordo y calvo. Artur Mas, que no es bajo ni gordo ni calvo, y que tiene buena estampa, además de brillante e incisiva palabra, debe pensar –contemplando el patio político del país, lleno de pequeños dioses- algo parecido: Dios es Dios, pero yo soy Mas.

Las encuestas que se vienen publicando y le sitúan por delante de los otros diositos que se desgañitan estos días proclamando sus méritos y pidiendo el “sí” o el “no” al nuevo (que no reformado, como disponía la ley) Estatut, sin duda que le ayudan en esta actitud un tanto altiva. Y así, proclama que le es “indiferente” que el candidato de los socialistas a la presidencia de la Generalitat sea Maragall o Montilla, pues piensa que en las próximas elecciones se los cepillará a los dos. Incluso pedía, entre sarcástico y desafiante, que se volviera a presentar Maragall porque, con lo desgastado y desacreditado que está, en su opinión, le ganaría por goleada. Si bien ahora se cura en salud y reconoce que “cuando un partido (CiU) que está en la oposición asume el liderazgo de solucionar los grandes temas del país, que en este caso era el Estatut, corre un riesgo importante: que los tantos se los lleve el presidente y el gobierno de turno; en este caso, Maragall y el gobierno tripartito".

Lo cual está en sintonía con lo que decíamos aquí hace poco. Que un amplio “si”, con una notable participación en el referéndum, podría resucitar a Maragall y fortalecer a Zapatero como “los presidentes del Estatut”. Lo que ocurre es que la actuación de Maragall ha sido tan insólita, errática y desconcertante, y la del Tripartit –que le aupó- un fracaso tan manifiesto, que ya todos se atreven a meterse con el President. Así Piqué afirma que “es igual quien sea el candidato del PSC, pero cuanto antes perdamos de vista a Maragall, mejor”. Y dentro del propio partido, el cordobés Pepe Montilla ya se postula como candidato a President de la Generalitat, mientras Maragall confiesa que “no me falta ilusión para volver a ser President, pero no soy un iluso”, lo que puede sonar a una cierta retirada.

Por el contrario, Artur Más (que con Duran Lleida forman la “pereja política más estable”) carga contra el PP y ERC, calificando despectivamente al primero como “los campeones del no”, y llamando a ERC “la claca” de los populares. Un voto negativo –dice Mas- expresa la dificultad que tienen de “digerir el protagonismo del CiU “ en la negociación estatutaria (pacto Zapatero-Mas, en La Moncloa), y “cada no que recoja ERC el 18 de junio es un autogol que le hacen a Cataluña”. Es decir, que la verdad y el patriotismo están sólo del lado de los del sí.

Lo del botero del pueblecito de Colsuspina: “Dios es Dios, pero yo soy Mas”.