Discrepancias sobre la violencia de género

En los últimos tiempos he leído comentarios, artículos de opinión o reflexiones relacionados con la violencia de género de cuyo planteamiento discrepo. Desde mi punto de vista hay diversas afirmaciones a las que me gustaría añadir matizaciones y desentrañar lo que algunos llaman bulos en materia de violencia sobre la mujer. Aunque pudiera parecer que es un tema del que me encanta hablar, lo cierto es que es justo lo contrario. Me desagrada porque veo posturas muy polarizadas sobre él, reacciones más viscerales que jurídicas y porque, en definitiva, detrás hay personas que llevan a cuestas mucho sufrimiento. No obstante lo anterior, no va con mi forma de ser y actuar abstenerme de poner de manifiesto mi parecer ante cuestiones con las que discrepo o con enfoques que no puedo compartir, razón por la cual me gustaría expresar las reflexiones que yo he efectuado al respecto. Y lo hago porque creo que es tan válido leer y escuchar una opinión como otra.

He observado que se cuestiona el dato de 38.000 suicidios de varones y su vinculación con la violencia de género. Se afirma que no hay estadísticas que confirmen dicha cifra, ni vínculo alguno entre éstos y la violencia sobre la mujer. Es por ello que surgen muchos interrogantes al respecto: dichos suicidios, ¿son anuales o se han computado en el mismo periodo de las 1.000 muertes de mujeres fallecidas en el contexto de la pareja? ¿Se vinculan los 38.000 a la violencia de género? ¿Quién realiza realmente dicha vinculación? ¿En base a qué?

Asimismo, tampoco es de extrañar que no haya posibilidad alguna de alcanzar ninguna relación entre suicidios y violencia de género, ya que desde el 2004-2006 los datos vinculados a los suicidios que se publican son mucho más limitados y restringidos, como los relacionados con la profesión o el estado civil. Lo anterior también me lleva a plantearme que, si no hay estadística que permita afirmar una vinculación entre suicidios y violencia sobre la mujer, tampoco la tenemos para rechazarla de plano. Además, si no es posible extraer apriorísticamente la relación causal entre suicidio y violencia de género, considero que también podría juzgarse erróneo vincular una sola causa para el fallecimiento de mujeres a mano de sus parejas o ex parejas, razón por la cual sería perfectamente viable cuestionar la afirmación cada vez más extendida de que el machismo sea el único y principal hilo conductor de este tipo de delitos. No en balde, en los últimos meses hemos visto cómo se va a juzgar como un caso de violencia de género la asistencia al suicidio de la esposa por su marido, o fallecimientos que han tenido lugar por un trastorno o enfermedad del marido.

De modo paralelo y antagónico es posible observar que mensualmente se están publicando los fallecimientos por suicidio, pero que en el portal estadístico de violencia de género los datos relacionados con las denuncias interpuestas son trimestrales o anuales, pero nunca mensuales. Si estas denuncias también se publicaran de modo mensual, tal vez sería posible comparar ambos datos y tal vez esa relación permitiera arrojar una luz que ampliara los visos y sesgos.

En relación con lo anterior, las estadísticas sí permiten apuntar que hay muchos más suicidios de hombres que de mujeres. Por otro lado, teniendo estas cifras, ¿por qué no se prueba a investigar si existe o no dicha relación causal? Los datos permitirían conocer si realmente existe o no vínculo, con lo cual se dejarían de lado las elucubraciones, tanto las que apuntan en un sentido como en el otro.

Otro dato que se cuestiona es que hay más hombres asesinados que mujeres. Respecto a éste, debe resaltarse que se trata de un dato objetivo no manipulado, y avalado por las cifras del CGPJ. Si bien se señala que se matan más entre ellos, ¿le quita eso valor a la pérdida de una vida? Sobre la base anterior, se destaca el dato de que el 20% de mujeres mueren a manos de hombres. Desde mi humilde punto de vista esa cifra expresa que se trata de la quinta parte de las muertes. ¿Es que la muerte de hombres a manos de hombres debe considerarse como fuego amigo y no cuenta? ¿Un gol en propia meta que no merece ser contabilizado? Yo considero que la pérdida de una vida siempre será lamentable y que el sexo que tenga el fallecido es lo menos importante.

Otro asunto es el de las denuncias falsas en este tipo de delitos, su volumen, estadísticas e incidencia. Es cierto que la única cifra oficial es la ofrecida por Fiscalía y CGPJ, pero en la propia estadística se deja constancia del sesgo que se tiene en cuenta para elaborarla ya que se contabilizan como denuncias falsas por violencia de género los casos en que contra la denunciante se abrió un proceso penal por denuncia falsa, se le acusó por eso, se le juzgó, se le condenó y la Audiencia Provincial confirmó la sentencia. Y que todo ello aconteciera durante el mismo año natural. En este sentido, llama la atención que para sostener que solo hay un 0,01% de denuncias falsas únicamente debamos atender a las cifras oficiales, pero que sin embargo sí sea factible salir de las estadísticas y números oficiales para insinuar que hay más mujeres que son víctimas de violencia en la pareja. Y es que, si somos conscientes de las dificultades que tiene probar la violencia en la pareja, también resulta muy complicado probar una denuncia falsa. Debe añadirse a esto el coste económico y emocional que el perjudicado puede tener para promoverlo y sostener la totalidad del procedimiento judicial preciso para hacerlo valer.

Si unimos los datos de que hay 100.000 sobreseimientos al año de violencia de género y que solo se cifra en 0,01% el porcentaje de denuncias falsas, es fácil concluir que no todos esos sobreseimientos se deberán únicamente a la falta de pruebas. Yo también coincido en que son más las mujeres que sufren este tipo de violencia que las que aparecen en los juzgados o en las estadísticas oficiales. Pero, por lo mismo, también creo que hay más denuncias falsas que las expresadas en ese 0,01%.

Otra afirmación muy extendida es que a los fiscales no se les da órdenes expresas o tácitas que estén relacionadas con las denuncias falsas. Sin embargo, sí que hay una guía de actuación, en la que se hace referencia a cómo debe actuarse para la persecución y el castigo de las denuncias falsas. Ciertamente no es posible sostener que las instrucciones indiquen que deba mirarse a otro lado, pero sí es posible observar que hay un auténtico celo en este concreto hecho típico.

Una afirmación equivalente se sostiene en relación con las detenciones preventivas que realizan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, ya que se asevera que no hay orden o instrucción alguna que deba efectuarse siempre que hay una denuncia de violencia de género. No cuestiono si existen o no esas directrices, pero sí veo en mi práctica judicial que el porcentaje de detenciones en estos casos es muy elevado y que la decisión de adoptarla es la más frecuente. No obstante, también es preciso poner de relieve que, si no cumpliera los presupuestos legales para acordarla, se estaría ante una detención ilegal, y en esos casos lo que procedería es plantear un habeas corpus, procedimiento judicial que tiene por objeto determinar de modo urgente si la privación de libertad se acordó o no con arreglo a la ley. Entiendo que los cuestionamientos relacionados con la presunción de inocencia van más encaminados a las detenciones que al procedimiento judicial, ya que en éste la regulación no se ha modificado en ningún sentido; pero sí es posible apreciar un aumento de detenciones cuando se denuncian estos delitos, lo que puede llevar a considerar que basta la denuncia de ella para que los agentes procedan a detener sin cuestionarse si lo contenido en el relato fáctico de la denuncia tiene o no visos de credibilidad.

Son muchos más los temas que me gustaría tratar pero valga de momento con estos.

Teresa Puchol Soriano es magistrada y miembro de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria.

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