Dos orillas, una sola vocación

El océano Atlántico que hace menos de cien años separaba América de Europa hoy es, precisamente, su vínculo más poderoso, un elemento estratégico de vital importancia para ambas orillas. Y esa realidad es, para España, especialmente evidente, por nuestra historia pasada y por la que nos queda por construir.

Esa vocación atlántica de nuestro país lo ha llevado a los círculos más importantes de la política internacional. Unida a los estrechos lazos que nos unen con el continente iberoamericano, nuestra política de Defensa no puede dejar de lado al que, con Europa, es el pilar básico del mundo occidental. No puede obviarlo porque hoy América se mueve con más fuerza que nunca como actor clave de la seguridad en el frágil equilibrio mundial, tan cambiante como en riesgo constante. Por eso me siento especialmente honrado en ser el primer ministro español que asiste a la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, en la que participan mis homólogos de los países que conforman el continente, en calidad de observador. Porque en este mundo de incierto futuro, España debe estar donde se fraguan las alianzas cada día más necesarias para afrontar las graves amenazas que se ciernen sobre nuestras sociedades y nuestros valores, nuestro sistema de vida, nuestra libertad y nuestra prosperidad.

El espíritu de unidad de acción en materia de Defensa que preside esta conferencia es un acicate para que España acuda a la reunión que se celebra hoy en Arequipa (Perú) con la máxima voluntad de aportar sus experiencias en organismos internacionales y en misiones por medio mundo, y de que acudamos con el ánimo de aprender de un continente que tiene mucho que enseñarnos, desde Canadá hasta Chile. Aprender de países que han librado una encarnizada lucha contra amenazas como el narcotráfico o el terrorismo ligado a este; aprender del principal actor en seguridad, Estados Unidos, y de países que crecen y buscan más allá de sus fronteras un papel en el mundo. Pero también acudimos con inmenso interés en profundizar en la colaboración que mantenemos con varios de ellos en operaciones como la del Líbano o en la formación mutua de nuestros oficiales; apoyar la creciente vocación internacional de las Fuerzas Armadas de países con gran peso y futuro; y tener, gracias a nuestros aliados americanos, una vía para integrarnos en un escenario con cada vez más trascendencia como es el Pacífico.

El esfuerzo exterior del Gobierno que preside Mariano Rajoy ha llevado a España a abrir nuevas puertas en áreas donde nuestra presencia en el ámbito de la Defensa era testimonial, ha reforzado otras y se ha mantenido fiel a las que tradicionalmente han sido sus relaciones más importantes; y entre ellas, especialmente, América. Si las relaciones con Estados Unidos han recobrado el tono que nunca debió perderse, no es menos la buena sintonía que, en los cerca de tres años que llevamos al frente del Ministerio, ha presidido los encuentros bilaterales con múltiples países iberoamericanos. Una sintonía que nos permite llevar a la Conferencia nuestra experiencia en misiones de diversos organismos internacionales; la excelente calificación de nuestros militares en campos como las operaciones especiales, la desactivación de explosivos o las emergencias, por citar sólo algunos casos; la integración de las mujeres en las Fuerzas Armadas, que el año pasado cumplió 25 años en nuestro país; y por supuesto, la vocación de ser el puente que una la Defensa europea con la americana, la vocación, al fin y al cabo, de que Occidente sea uno en la defensa de la paz, el equilibrio, el respeto a los derechos humanos y la libertad.

La amenaza que sacude Oriente Medio con el autodenominado Estado Islámico, que campa a sus anchas por África, desde Al Shaabab en Somalia hasta Al Qaeda en el Sahel pasando por Boko Haram en Nigeria, no es una cuestión regional. Su ansia destructiva, su enfermiza búsqueda de aniquilar todos nuestros valores y nuestra forma de vida no es una cuestión que afecte sólo a Europa y Estados Unidos. Ese riesgo es global, busca destruir todo rastro de la civilización occidental de la que América es tan partícipe como Europa.

Iniciativas como la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas son fundamentales en el escenario actual. Y su proyección al mundo desde los escenarios geoestratégicos de los dos océanos que rodean el continente, una clave trascendental de un futuro en paz. Ojalá nuestra presencia en la Conferencia sirva para consolidar aún más la política compartida entre las dos orillas del Atlántico, que es y seguirá siendo garantía de estabilidad y paz para nuestras naciones y para el mundo en general.

Pedro Morenés Eulate es ministro de Defensa de España.

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