Educación: verdades sin recortes

En marzo del año 2000, Claude Allègre fue cesado, por presiones de los sindicatos, como ministro de Educación de Francia en el Gobierno socialista que presidía Lionel Jospin. En septiembre del mismo año, Allègre publicó un libro, Toute verité est bonne à dire (Es bueno decir todas las verdades), que constituyó un impactante alegato contra los principios dogmáticos, los tabúes intocables, el lenguaje esotérico y la falta de transparencia en el sistema educativo que son consecuencia de unas concepciones pedagógicas -cuyo paradigma español fue la LOGSE- que tanto daño han causado a la Educación en muchos países. Una pedagogía seudoprogre, basada en el modelo comprehensivo, que ha puesto en serio peligro incluso a la escuela republicana francesa, ejemplo durante más de 100 años de calidad, de exigencia, de promoción social basada en el mérito y en el esfuerzo y también de transmisión de conocimientos y valores, incluyendo el patriotismo y la cohesión nacional.

También en España es bueno decir todas las verdades en el ámbito de la Educación. Un sector que necesita más transparencia, más comparación de datos y más asunción de responsabilidades por los resultados de centros y alumnos. No ha ayudado a esta mayor transparencia, que tanto demandan los padres de los alumnos, el que la Educación haya constituido desde hace años una de las trincheras de un debate ideológico donde la izquierda -que abandonó hace tiempo sus dogmatismos en política económica- ha abrazado con fervor los dogmas de la pedagogía comprehensiva y el fundamentalismo de lo público en la Educación, discriminador en general, y excluyente en ocasiones, con todo lo que provenga de la iniciativa social en este campo.

Sí, es bueno -aunque no sea políticamente correcto para quienes van de progres por la vida- recordar, sin censuras ni recortes, algunas de las verdades de la Educación en España:

1.- La exigencia en la educación obligatoria es la mejor garantía de la igualdad de oportunidades para aquellos alumnos de familias con menos recursos económicos y que no pueden, como otras familias con rentas más altas, compensar con clases particulares, estancias en el extranjero y otros recursos privados las carencias de la educación obligatoria.

2.- Un incremento constante del gasto público en Educación no garantiza, por su mera existencia, la calidad de la misma y el éxito de las políticas educativas. Así, España invierte por alumno de la enseñanza pública 9.833 dólares equivalentes en paridad de poder adquisitivo, un 21% más que la media de la Unión Europea (8.146), un 19% más que el Reino Unido y un 12% más que Francia o que Finlandia, paradigma de la calidad educativa. Y, sin embargo, los resultados de nuestros alumnos en las pruebas internacionales como PISA son muy insatisfactorios y el abandono escolar prematuro en España duplica la media europea.

3.- Ratios. España tiene (según datos de la OCDE del año 2009) una ratio de 21,1 alumnos por aula en Enseñanza Primaria, inferior a los del Reino Unido (24,5), EEUU (23,3), Francia (22,7) y Alemania (21,7). No parece muy coherente que muchos socialistas se aferren a un fundamentalismo de las ratios que se compadece mal con la práctica de muy notables dirigentes del PSOE que envían a sus hijos a muy acreditados y caros colegios privados o de titularidad extranjera cuyas ratios superan notablemente la media española.

Por otra parte, España tiene unas ratios de 13,3 alumnos por profesor en Enseñanza Primaria y de 9,8 en Secundaria, inferiores a las del Reino Unido (19,9 y 13,7, respectivamente), Francia (19,7 y 12,2), Alemania (17,4 y 14,8) y EEUU (14,8 y 14,7).

4.- Educación Infantil de 0 a 3 años. Si alguien opina que esta etapa tiene un carácter educativo pero también un carácter asistencial -pues se trata de un servicio social fundamental para la conciliación de la vida familiar y laboral- no faltará un socialista que le recuerde el carácter exclusivamente educativo de las escuelas infantiles (es anatema llamarlas guarderías fuera del ámbito familiar). Y, sin embargo, los gobiernos socialistas de Andalucía, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura ubicaron la educación infantil de 0 a 3 años en las consejerías competentes en Servicios Sociales.

Por encima de debates teóricos, los gobiernos del PP en la Comunidad de Madrid han realizado una inmensa labor en la creación de plazas sostenidas con fondos públicos, que pasaron de 21.000 en 2002 a más de 80.000 en la actualidad. Y más hubieran podido crearse si el PSOE hubiera cumplido su compromiso electoral (página 73 del Programa de Zapatero del 2004) de destinar, en un primer año, 1.000 millones de euros a las Educación Infantil de 0 a 3 años. Un compromiso que nunca se cumplió, a pesar de que la situación económica y presupuestaria de España era entonces muy distinta de la actual.

5.- Las evaluaciones externas a los alumnos de la Comunidad de Madrid, iniciadas en 2006, han puesto de manifiesto que es muy injusto establecer una conexión definitiva entre bajas rentas o alta proporción de inmigrantes y resultados académicos deficientes. Así lo prueban los brillantes resultados en la prueba de 6º de Primaria de varios centros con más del 50% de inmigrantes. O que centros no precisamente ubicados en las zonas de mayor renta de la Comunidad de Madrid estén entre los 50 colegios con mejores resultados entre los 1.304 centros de Primaria de la región.

LAS CONDICIONES socioeconómicas de los alumnos de un colegio pueden tener una determinada influencia en los resultados de los alumnos pero lo que resulta decisivo es el proyecto educativo del centro y la capacidad de la dirección y de los docentes para estimular a sus alumnos a alcanzar las metas que se propongan.

6.- Los centros concertados suponen una participación de la iniciativa social en la atención a la demanda educativa con un gasto público por alumno inferior en un 28% al de los centros públicos. Además, los ayuntamientos se ahorran un gasto importante en limpieza, conservación y vigilancia, gastos que corren de su cargo en un colegio público. Un centro concertado de nueva creación supone una inversión media de 15 millones de euros, que no recae sobre el presupuesto público, y la creación de unos 100 nuevos empleos.

7.- La enseñanza de la Historia en nuestra Educación Secundaria ha sufrido los efectos letales, por un lado del nacionalismo excluyente -que ha convertido a muchos jóvenes en pequeños hobbits que nada conocen más allá de los límites de La Comarca- y, por otro, de una concepción progre de la Historia que considera que toda la evolución del mundo anterior a la Revolución Francesa es una mera antesala de lo que realmente importa: las grandes transformaciones sociales, las revoluciones y los enfrentamientos ideológicos de los siglos XIX y XX. Un análisis de los contenidos de la asignatura Historia de España, obligatoria en Bachillerato, y especialmente de los manuales con los que se estudia en cada Comunidad Autónoma, pone de manifiesto una diversidad territorial difícil de comprender más allá de nuestras fronteras.

Hoy más que nunca nuestro sistema educativo necesita transparencia y que la ideología no enturbie el conocimiento de la realidad, especialmente por una sociedad civil que tiene en la formación de sus jóvenes uno de los retos más decisivos para su futuro.

Luis Peral Guerra es portavoz de Educación del Grupo Popular en el Senado.

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