EEUU echa una mano a Irán

Richard A. Clarke fue consejero para la lucha antiterrorista en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos cuando se produjeron los atentados del 11-S (EL PERIODICO, 11/04/05):

Imaginen conmigo a unos líderes de seguridad nacional sentados alrededor de una mesa de conferencias mientras les informan sobre el progreso de la situación en Irak. Celebran la abrumadora victoria de sus favoritos en las elecciones iraquís. Se muestran satisfechos por la efectividad de los miles de millones que están gastando para construir escuelas y hospitales en las comunidades shiís. Están encantados de que sus numerosas fuerzas de seguridad desplazadas a Irak estén teniendo éxito, y que deban lamentar pocas bajas. ¿De qué nación se trata? De Irán.

Sí, Irán, la nación a la que la Administración de George Bush llama el mayor Estado patrocinador del terrorismo, está pasando una buena época, en gran parte por cuenta de Estados Unidos. Se estima que, en los años 80, Irán sufrió un millón de bajas en una guerra de ocho años contra Irak. Desde la perspectiva de Irán, la finalidad de la guerra era que la facción religiosa de mayoría shií se hiciera cargo de Irak, derrocar a Sadam Husein, proteger los lugares sagrados shiís y, tal vez, meter las manos en los inmensos yacimientos petrolíferos de Irak. La costosa guerra acabó en empate, con ambos bandos agotados.

Diecisiete años después, Irán ha conseguido cumplir tres de los cuatro objetivos de aquella guerra, gracias a 13.000 bajas estadounidenses --entre muertos y heridos-- y a montones de miles de millones de dólares del Presupuesto. A diferencia de la ayuda estadounidense a Irak, la asistencia que presta Irán es poco problemática. Por un valor estimado de 3.000 millones de dólares al año, la ayuda a los iranís comporta reducidos muchos menos gastos y sirve para comprar la influencia de Teherán entre las comunidades shiís. Fuentes de los servicios de inteligencia informan que el servicio secreto iraní y la Guardia Revolucionaria se han infiltrado con fuerza en Irak, nada menos que con unos 5.000 efectivos. Esto convertiría a Irán en la tercera fuerza en importancia de la coalición, aunque dicho país no participe, por supuesto, en la coalición. Irán opera en Irak con su propio programa. El objetivo de Irán es que en Bagdad haya un Gobierno bajo fuerte influencia iraní, no crear una imagen especular de Teherán. Es algo ampliamente aceptado que el gran ayatolá Alí Sistani es la persona más influyente de Irak. Él y gran parte de los nuevos líderes de Irak han pasado muchos años viviendo en Irán, con la ayuda del Gobierno de Teherán.

La presión europea y norteamericana sobre Siria ha puesto al presidente Bashar al Asad en brazos de Teherán. Aunque las fuerzas de Siria se retiren del Líbano, la fuerza terrorista Hizbulá, creada por Irán permanecerá y, además, se ha ganado la aceptación de Washington como legítimo partido político libanés.

Existe la creencia general de que Hizbulá es responsable de crímenes terroristas que han causado la muerte de más de 300 estadounidenses, tanto en Líbano como en Arabia Saudí, así como la de muchos ciudadanos israelís.

Con el precio del petróleo a más de 50 dólares el barril, el dinero sigue fluyendo al tesoro público de Teherán. Las compañías petroleras occidentales, incluyendo a una filial de la estadounidense Halliburton, trabajan con los iranís en la creación de nuevos oleoductos para incrementar la producción.

La esperanza de los responsables de la planificación de la seguridad nacional de Estados Unidos era que la democracia prosperara en Irán. Desdichadamente, cuando de las elecciones surgió un Parlamento progresista, los mulás gobernantes vetaron sus acciones para llenarlo posteriormente de partidarios suyos. Pronto habrá otras elecciones en Irán, pero probablemente serán condicionadas por los mulás.

Los estrategas nucleares de Irán también están teniendo éxito. El presidente estadounidense, George Bush, ha prometido concesiones comerciales a Irán si respeta los acuerdos de noproliferación de armas nucleares.

Los optimistas piensan que dichas concesiones paralizarán el programa iraní de armas nucleares y comprarán el consentimiento de un régimen fiable de inspección. Los cínicos sugieren que Irán está haciendo tiempo para acabar fabricando bombas en instalaciones encubiertas. Sea cual sea el resultado, concesiones comerciales o armas nucleares, fortalecerá a Irán.

El Presidente ha dicho recientemente que las informaciones que afirmaban que Estados Unidos se estaba preparando para atacar Irán eran "sencillamente ridículas". Luego, rápidamente, añadió: "Todas las opciones están sobre la mesa". Existen informaciones de que los responsables de planificación del Pentágono, reaccionando ante la perspectiva de unas negociaciones que pueden ser interminables, están desarrollando grupos de ataque para eliminar los emplazamientos de las armas de destrucción masiva de Irán.

Algunos planificadores dicen que dichos ataques harían que el pueblo derrocara a los mulás. En realidad, si Estados Unidos atacara Irán, creo que lo uniríamos, que provocaríamos una cadena espasmo de ataques terroristas contra Estados Unidos e Israel, e iniciaríamos otra guerra para la que no tenemos estrategia de salida. Así pues, en la actualidad, EEUU necesita entablar un diálogo nacional honesto sobre cuán amenazada se siente la nación por Irán y cuáles son las estrategias menos malas para mitigar dicha amenaza.