El ‘efecto El Baradei’ en Egipto

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha recuperado los poderes que delegó en su primer ministro Ahmed Nazif y ha reanudado las tareas al frente del mayor país árabe y el más poblado, con 80 millones de habitantes. Ha sido después de una operación de cirugía a la que fue sometido en un centro médico alemán para extirparle la vesícula biliar. Cabe destacar la transparencia de los informes sobre su estado de salud, que han despejado muchos rumores que circulaban en el país de los faraones.

La vuelta del presidente Mubarak coincide con un momento de preocupación en los grandes medios internacionales, no solo por la salud del presidente, sino por la del régimen. Egipto celebrará elecciones parlamentarias a finales del 2010, y presidenciales, en el 2011. Y, tal vez, lo que está revolucionando la escena política egipcia es la irrupción de Mohamed el Baradei, premio Nobel y exdirector del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que tras 12 años de ausencia, regresó en febrero a un país poco acostumbrado a grandes sorpresas políticas y con un pueblo apático, que desconfía de una perspectiva de cambio rápido.

En pocas semanas, se ha formado alrededor de El Baradei un movimiento para impulsar un cambio constitucional y su candidatura como presidenciable en el 2011. Este movimiento ha alcanzado más de 150.000 simpatizantes a través de las redes sociales, un fenómeno que algunos analistas empiezan a calificar de primavera egipcia, aunque es prematuro afirmarlo.
La actual Constitución egipcia, que ya fue modificada en el 2005, en un tímido intento de apertura, solo permite presentarse a la elección presidencial a aquellos partidos que llevan más de cinco años legalizados, o a candidatos independientes que cuenten con el apoyo de un mínimo de 250 miembros del Parlamento. Y aquí reside el primer escollo para El Baradei, que no cumple estos requisitos para presentarse como candidato en las elecciones, lo que ha impulsado un movimiento para poner en marcha una campaña que recoja tres millones de firmas para pedir la reforma.
El Baradei podría ser un candidato con posibilidades para disputar el sillón presidencial. A su favor está un perfil novedoso, un político con las manos limpias que no está implicado en casos de corrupción, puesto que ha vivido muchos años fuera del país. Además, su puesto en el OIEA le ha llevado a alcanzar proyección internacional. En contra, su falta de experiencia en la política interna, y la distancia que la coalición formada por los partidos de oposición han marcado hacia su candidatura, llegando a insinuar que es oportunista, y que ellos llevan muchos años en la lucha por el cambio. Pero tal vez el factor más negativo sea la apatía de millones de ciudadanos de a pie, que desconfían de la clase política, que están observando este show televisivo, mientras su preocupación real diaria es satisfacer las necesidades básicas. A pesar de todo, será muy difícil marginar la opción de El Baradei.
Sin embargo, el gran obstáculo llegará si el presidente Mubarak se presenta como candidato para un nuevo mandato; entonces, las posibilidades de El Baradei y otros disminuirán. Gamal, el hijo de Mubarak, se está preparando, pero todavía no cuenta con el apoyo popular necesario. Existe una cierta hostilidad a la idea de sucesión hereditaria, pero no es generalizada en una zona que se ha acostumbrado a verlo con normalidad.

Sin lugar a dudas, la clave está en la economía: crecer y crear puestos de trabajo. Se necesitan 250.000 nuevos empleos anuales hasta el 2020; es el termómetro de la estabilidad social, en un país que también ha sufrido los daños colaterales de la crisis financiera mundial, sobre todo, la que afecta a la UE, su primer socio comercial. Su economía depende de la inversión extranjera, los ingresos procedentes del turismo, el Canal de Suez, las remesas del exterior y las exportaciones. La inversión extranjera directa disminuyó un 39 % en el 2009. Pero la economía siguió creciendo un 4,7% en el 2009 y la proyección para el 2010 es del 5,2 %, aunque esto representa una desaceleración con relación al 7% del 2008. Pero es una tasa alta en el año que vio a las mayores economías del mundo caer en recesión. Los pilares siguen siendo sólidos: una gran base de consumidores, un sector financiero fuerte y una economía relativamente diversificada.
Los esfuerzos del Gobierno, a través de paquetes de medidas de 2.700 millones de dólares y los incentivos para estimular la inversión en la industria, están ayudando a mantener el crecimiento, y esto permitirá al país estar en buena posición una vez que comience la recuperación a escala global. Pero, hasta que esto suceda, el desafío será seguir el ritmo de las reformas económicas en pleno periodo electoral, lo que hace temer la paralización de estas reformas antes de los comicios. También se verá cómo reaccionan las autoridades y la población al fenómeno El Baradei en un tiempo que podría ser decisivo, aunque queda, seguramente, un largo camino por recorrer.

Anwar Zibaoui, experto en asuntos árabes y mediterráneos.