El alto precio de las brechas LGTBI+ en ciencia e innovación

Hoy es un día para celebrar un mundo más justo, un mundo donde quepamos todas las personas. En este mundo ideal, todas tendrían las mismas oportunidades, la misma capacidad para aportar en este proceso de desarrollo que consigue que cada década vivamos mejor que la anterior.

Sin embargo, en la actualidad, las personas que no cumplen el estereotipo de hombre blanco heterosexual tienen menos oportunidades. Sin ir más lejos, en España, las personas afro-latinoamericanas tienen 6,5 veces más probabilidades de ser identificadas policialmente. Esto nos hace perder su potencial de contribuir al desarrollo al igual que las personas caucásicas. También más del 80% de las personas trans se encuentran en desempleo, una diferencia con el resto de población, que en ningún caso puede ser atribuida al azar.

En el sector de la ciencia y la innovación también queda mucho para lograr la plena igualdad de las personas LGTBIQA+. Los profesionales de este sector sufren problemas de armario, discriminación, acoso, sesgo y ataques dirigidos basándose en argumentos pseudocientíficos.

Hoy en día, la mitad de las personas LGTBIQA+ en ciencia e innovación se ven obligadas a ocultar su orientación afectivo-sexual o su identidad de género en su trabajo.

No sorprenderá a los lectores de Materia que el desarrollo de los Estados depende directamente de la cantidad y calidad de conocimiento generado, y de la capacidad de utilizarlo para resolver problemas. En otras palabras, de nuestra capacidad de investigación e innovación. Hoy, día del Orgullo LGTBI+, deberíamos reflexionar sobre cómo afectan estas desigualdades a nuestro desarrollo como sociedad. ¿Es posible tener una investigación y una innovación eficientes si todas las personas no aportamos de la misma manera?

El déficit europeo de vocaciones científicas y tecnológicas está más que descrito. La falta de igualdad en la carrera investigadora e innovadora acentúa este problema. Prescindir de personas con talento no parece una buena estrategia para acelerar el desarrollo. Podríamos llamar a esto brecha de talento. Es necesario trabajar sobre las barreras que impiden a las personas LGTBIQA+ acceder y progresar en la carrera investigadora.

Por otro lado, está ampliamente descrito que los equipos homogéneos son menos creativos al buscar explicaciones y soluciones que los equipos diversos. Además, esto provoca que las soluciones, productos y servicios que emanan del proceso de innovación se enfoquen preferentemente hacia los cánones aceptados socialmente. Muchas mujeres se indignarán y entenderán por qué duelen tantos los mamógrafos al saber que los diseñaron hombres. Podríamos denominar a esta incapacidad de diseñar soluciones adaptadas a la pluralidad de la humanidad brecha de diseño.

“Es necesario asumir que vivimos en un planeta compartido, donde todas las personas puedan contribuir, sintiéndose afortunadas de su diversidad”

Finalmente, por causas ajenas al hecho de ser personas diversas, estas suelen usar menos productos y servicios innovadores. Esto se suele observar al estudiar patrones de uso, por ejemplo, de servicios sanitarios. Nos queda mucho para entender el porqué de esa brecha de acceso a la tecnología, pero ignorarla nos impedirá afrontar transiciones necesarias para nuevas realidades, como por ejemplo la digitalización.

Al reducir estas tres brechas (de talento, diseño y acceso), podríamos mejorar el avance y desarrollo global y alcanzar un mundo mejor, con mayor productividad y un mejor reparto de la riqueza. Es necesario asumir que vivimos en un planeta compartido, donde todas las personas puedan contribuir, sintiéndose afortunadas de su diversidad.

Con el objetivo de mejorar la investigación e innovación que desarrollamos a través de la diversidad, nació PRISMA, Asociación para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación, la primera asociación LGTBIQA+ en ciencia e innovación de España, el mundo hispano y única en la Europa de los 27. A raíz de un centenar de profesionales del conocimiento, trabajamos para reducir la discriminación en la academia y en la sociedad del conocimiento.

PRISMA pretende reunir una comunidad que genere conocimiento y combata la pseudociencia que asedia a las personas diversas, reconocer referentes LGTBIQA+ en ciencia e innovación, y estimular más vocaciones científicas, así como contribuir a que los lugares de trabajo de los equipos de investigación e innovación sean lo más inclusivos posible. Es imprescindible contar con la complicidad de universidades, centros de investigación, empresas tecnológicas y otras instituciones para alcanzar una sociedad del conocimiento diversa y mejor. También seguimos reuniendo a profesionales para generar una comunidad segura y visible de personas que se apoyan y que pueda ser el germen de nuevas colaboraciones y sinergias. Entre otras actividades, PRISMA organiza su congreso científico el 19 de noviembre con el lema “Desde la ciencia, por la diversidad. Desde la diversidad, por la ciencia” para fomentar el intercambio conocimiento y reconocer la contribución de la comunidad LGTBIQA+ a la ciencia e innovación.

Para alcanzar la diversidad en la ciencia e innovación, es necesario que se impliquen todas las personas preocupadas por el desarrollo científico y tecnológico de nuestra sociedad. Por ello, animamos a que lectoras y lectores hagan visible su apoyo a las personas LGTBIQA+, cuyas expectativas se encuentran erosionadas, al igual que exijan una justa representación que evite los sesgos que profundizan en las brechas a las que se enfrentan. La unidad por la igualdad de oportunidades nos permitirá alcanzar un mayor desarrollo cuanto antes.

Roi Villar-Vázquez es presidente fundador y Simón Perera es secretario general de PRISMA, Asociación para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación.

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