El asombro de Polonio

Polibio es un reconocido historiador y politólogo griego. Vive en Roma en la época dorada de su República. Fascinado por el perfecto equilibrio de poderes que contempla, discurre así: «Si reparamos en el poder de los dos cónsules, estaríamos en presencia de una Monarquía, si bien bicéfala; si observamos la influencia del Senado parecería una aristocracia (el poder de los mejores, los más preparados); pero si comprobamos las poderosas funciones del Comicio, Asamblea ciudadana, nos encontramos ante una auténtica democracia». A esta dificultad de adscripción del modelo republicano romano en el esquema de las formas de gobierno formulado por Aristóteles, se le conoce como «el asombro de Polibio». He querido empezar así mi reflexión sobre la UNED. Procedo a ofrecer distintos datos y enunciar algunas consideraciones para justificar la cita expuesta.

El asombro de PolonioLa UNED es una realidad universitaria desconocida en su efectiva sustantividad. En ocasiones se la valora sin suficiente conocimiento de causa o se le aplican, en «evaluaciones de calidad», parámetros no ajustados a su singularidad. Aquel proyecto que nace en 1972 bajo el Rectorado de mi maestro, el profesor García Garrido, como la «Universidad de la segunda oportunidad» –por su defensa del principio de igualdad de oportunidades y su carácter social–, se ha consolidado hoy como una Universidad que vertebra todo el país y cuenta casi con 1.500 profesores en su sede central en Madrid y 6.000 tutores que imparten lecciones presenciales en 80 centros asociados en España y el extranjero (8 en Europa y 8 en América); extiende su docencia en 42 centros penitenciarios; tiene el mayor número de estudiantes universitarios de toda España –cerca de 230.000 de 119 nacionalidades–; es elegida, mayoritariamente, por personas con discapacidad (el pasado curso se realizaron 7.760 adaptaciones en sus exámenes); muchísimos de sus estudiantes, en número siempre creciente, estudian su 2ª o 3ª titulación; oferta 28 grados, 78 másteres oficiales y 545 cursos de formación permanente; sus títulos son muy valorados en el mundo empresarial y profesional; dispone de un centro para el estudio de 16 idiomas, la mayoría con acreditación «ACLE»; cuenta con 103 grupos de investigación; tiene firmados 825 convenios con universidades de todo el mundo; este curso han sido defendidas más de 400 tesis doctorales y se han ofrecido 540 actividades de extensión universitaria y 162 cursos de verano en 72 sedes; por último –y transcendental para su prestigio académico–, posee un sistema de realización de exámenes (Valija virtual) que, por su innovación y sus garantías, mereció en 2014 el premio «Fujitsu Imaging Innovation Awards». Exámenes que por causas «muy justificadas» pueden realizarse, bajo control de la sede central, fuera de las sedes de los centros asociados. Así, se han hecho en 45 bases militares de nuestras tropas desplazadas en misiones de paz, en el Buque Hespérides de la Misión Atlántida y en algunos centros hospitalarios para personas en situaciones de especial gravedad médica.

La constante potenciación de las TIC en la UNED ha logrado un sistema de enseñanza casi personalizada. Múltiples canales de comunicación afrontan este reto. Destacan: la diaria atención de los equipos docentes, en la sede central, por teléfono y en los foros de resolución de dudas; los foros de cada tutor con sus alumnos; los de intercomunicación entre estudiantes; la radio y la televisión que, con la cobertura de Radio Nacional y TVE, han inundado desde el origen las ondas; las videoconferencias, realizadas en todas las sedes de la UNED, en salas AVIP, para ser visionadas, en directo o diferido, desde la Red Intecca; y el Canal UNED, https://canal.uned.es/ y una mediateca con 4.016 series, 28.478 vídeos, 20.350 audios y 2.819.602 de horas de grabación.

Con el propósito de contribuir al mejor conocimiento de esta Universidad –única con estudios reglados dependiente del Gobierno de la Nación–, me atrevo a arriesgar mi definición descriptiva: «La UNED ofrece un sistema de enseñanza abierta, apto para un amplio número de estudiantes, en el que estos –generalmente adultos y con obligaciones profesionales y familiares– se organizan para cursar de forma flexible sus estudios, ayudados por la continua dirección y asistencia de competentes y nutridos equipos docentes –responsables de la programación académica, elaboración del material didáctico y evaluación de los resultados–, auxiliados por un apoyo tutorial presencial, complementados con la solvencia y la inmediatez de los más innovadores medios tecnológicos, todo ello integrado con la fundamental y próxima cobertura asistencial de los centros asociados». Esto es mucho, pero nunca es suficiente. Los universitarios, reformationis propter renovationis, somos llamados a continuar siempre perfeccionando nuestra tarea docente y así lo intentamos cada día en esta Universidad.

Hoy, otro Polibio se asombraría al conocer la realidad de la UNED y formularía la siguiente reflexión: Si reparásemos en la atención personalizada que, a diario, ofrecen sus profesores de la sede central, nos parecería una «enseñanza presencial»; si atendiésemos a la dedicación semanal y las clases de sus tutores, creeríamos encontrarnos ante una «enseñanza semipresencial». No obstante, si nos percatásemos de la completa virtualización en la tramitación administrativa y, sobre todo, en los contenidos docentes para ser utilizados por cada alumno cuando los precise, advertiríamos que estamos ante la más avanzada modalidad de «enseñanza a distancia», reconocida por todos aquellos que no pueden asistir a clases de forma regular, pero exigen una enseñanza de calidad a través del constante avance y aplicación académica de las TIC.

Entre todos –profesores, estudiantes y PAS–, hemos convertido en realidad nuestro lema: Omnibus mobilibus, mobilitor sapientia (de todo lo que se mueve, lo que más se mueve es la sabiduría) que rodea a la Rosa de los vientos en nuestro escudo. La UNED ha pretendido siempre, y en la actualidad ha logrado, sembrar en los cuatro puntos cardinales el conocimiento profesional y el saber científico. Nos sentimos orgullosos de haber cumplido con nuestra seña de identidad. Esa que hoy proclamamos diciendo: «Estés donde estés, la UNED cerca de ti». Millones de universitarios egresados, en estos 46 años, así lo acreditan.

Federico Fernández de Buján, catedrático de Derecho Romano de la UNED y académico electo de la Real Academia de Doctores de España.

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