El Banco de España también desmonta la propaganda de Sánchez

El Banco de España ha presentado su informe anual para 2021. Un documento que, a pesar de que no contiene ninguna novedad reseñable, sí que señala algunos elementos que son motivo de preocupación a nivel económico, y que debemos tener en cuenta a la hora de evaluar la situación actual. Los 4 asuntos más importantes de la economía española en 2021 fueron:

Recuperación incompleta en un contexto incierto

España continúa sin recuperar los niveles de riqueza previos a la crisis del Covid-19. De hecho, y con los datos del primer trimestre de 2022 en la mano, el PIB español está 3,4 puntos por debajo del cuarto trimestre de 2019, mientras que la media europea ya los ha superado en 4 décimas y algunas potencias, como Francia, han logrado niveles de riqueza un punto superiores.

Esto es ciertamente preocupante. Es necesario recordar que, según el FMI, nuestro país será, junto con Japón, el único que no recuperará los niveles de riqueza previos a la crisis en este año 2022. Todas las estimaciones coinciden en que lo hará a mediados de 2023, aunque con una coletilla también común: el contexto es incierto y los riesgos a la baja.

A todo lo anterior debemos añadirle un componente relevante: la inflación. 2021 fue el año en que apareció este fenómeno, que dábamos por olvidado en prácticamente todas las economías desarrolladas. Pasamos de la inflación "temporal" a una inflación "positiva para las clases medias y bajas", para acabar asumiendo lo que fue desde el principio: un fenómeno estructural, preocupante, y que aún hoy no da ningún síntoma de remitir.

La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario. Ahí está la literatura de Milton Friedmann y Murray Rothbard (especialmente relevante es "El misterio de la banca") que lo explican a la perfección. En la situación en la que nos encontramos, ha habido elementos coyunturales que la han impulsado, como por ejemplo las rupturas en las cadenas de valor a nivel global, pero el exceso de masa monetaria ha sido el elemento común a los componentes asociados a la inflación (encarecimiento de las materias primas, exceso de demanda, etc.)

El Banco de España lo asume implícitamente en su documento, y advierte de que el peso del componente energético sobre el incremento de precios en España (y en Europa) cada vez es menor, por lo que la inflación cada vez tiene un carácter más estructural y los temidos efectos de segunda ronda son cada vez más probables.

Revisiones a la baja en las estimaciones de crecimiento y al alza en inflación

Desde un punto de vista técnico, el fenómeno de la estanflación se produce cuando se dan, de forma conjunta y en un mismo año, una situación de estancamiento económico y de inflación elevada. España en 2022 crecerá entre el 3,5% y el 4,5%, y la inflación, aunque en niveles inasumibles, es imposible que supere el 10%. De ahí que a muchos analistas les cueste definir la situación actual con esta palabra.

Esto, sin embargo, no debe hacernos perder la perspectiva. Tomando como base 2019, los niveles de riqueza nacional están un 3,4% por debajo, mientras que el nivel general de precios (medido por el IPC) se ha incrementado, en términos acumulados, un 9,6%. Puede que no cumpla estrictamente los criterios de la estanflación, pero sí que es una situación que emula, sin ningún lugar a dudas, las consecuencias que ésta genera.

El Banco de España también deja claro que sus últimas previsiones macroeconómicas ya son papel mojado, y que la evolución económica avanza hacia una revisión a la baja para el crecimiento económico y al alza para la inflación. Merece la pena recordar en este punto que España ha sido uno de los países que mayor revisión a la baja ha recibido esta misma semana en las previsiones de crecimiento de la Comisión Europea para 2022. Según este organismo, nuestra economía crecerá un 4% este año, tres décimas menos de lo que dice el Gobierno en el cuadro macro que envió a Bruselas.

Tal como hemos advertido en esta columna en numerosas ocasiones, el deterioro económico nacional se está produciendo a un ritmo notable, y va a ser difícil evitar una nueva cascada de revisiones a la baja en las perspectivas económicas del segundo trimestre del año.

Dudas sobre la reforma laboral y sobre la evolución del mercado laboral

La (no) reforma laboral pretendía acabar con la temporalidad de una forma creativa: prohibiendo los contratos temporales. Ante esta situación, los empresarios, como no podía ser de otra manera, han reaccionado de una manera aún más creativa: pasando a contratar bajo la modalidad de "fijos discontinuos" a quienes, por las condiciones particulares, sólo se les puede hacer un contrato laboral.

El sindicato USO ha hecho un análisis muy interesante de los contratos firmados en el mes de abril, con dos conclusiones claras: i) La duración media de los contratos vuelve a caer hasta los 47 días, esto es, una cifra similar a la de diciembre; y ii) Hay un 1238% más de contratos fijos discontinuos que en diciembre de 2021.

El Banco de España no se atreve a ir tan lejos, y apuesta por dejar pasar un tiempo prudencial antes de evaluar la reforma laboral. Pero advierte: "la reducción de la temporalidad podría provenir tanto de la sustitución de empleo temporal por fijo como de la destrucción de empleo temporal".

Vulnerabilidad de las finanzas públicas

El Banco de España, al igual que otros organismos nacionales e internacionales, continúa advirtiendo sobre nuestro elevado déficit estructural y la evolución de las finanzas públicas. Además, hace un llamamiento a un necesario plan de consolidación fiscal a medio y largo plazo, que incluya tanto medidas por la parte de los ingresos como de los gastos.

La inflación, la subida de tipos y la retirada de estímulos provocarán facturas de 13.000 millones de euros en las pensiones, 20.000 en intereses de deuda pública adicionales y que España tenga que acudir cada vez más a los mercados de deuda para financiarse. Concretamente, en 2023 y 2024 necesitaremos unos 320.000 millones de euros entre refinanciación de deuda existente y déficit público.

En definitiva, España no tiene nada que celebrar y sí mucho que trabajar para revertir una situación que se va a poner muy delicada en los próximos meses. Por desgracia, las advertencias se están recibiendo con la misma facilidad con la que se ignoran por parte del Gobierno.

Daniel Rodríguez Asensio, Consultor Estratégico y Presidente de Acción Liberal, Think Tank For Freedom.

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