El castellanismo, el flamenco y los disparates de Teresa Rodríguez

Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía
Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía

Apenas a 50 metros de Casa Manteca (tabernilla taurina donde se trabaja el vino moscatel y los chicharrones de Chiclana), en el tuétano del Cádiz castizo, nuestros protagonistas, camuflados entre colegas, apuran una cerveza y con oficio de cigarrera lían el tabaquillo de picadura.

Es domingo, noche y verano. Los niños, cumplido el curso escolar, juguetean en los columpios que recogen las formas de los arcos neomudéjares del Gran Teatro Falla. Los padres conversan y vigilan a los chiquillos de reojo desde su mesa en la terraza de La Isleta de La Viña.

No es baladí la referencia al parque infantil, ya que uno de los padres, el que funge de alcalde de la ciudad, decidió que una sus primeras medidas sería suprimir el proyecto de Museo del Carnaval de Teófila Martínez y construir allí mismo, entre el Corralón de los Carros y la plaza de la Reina, los teatrales columpios.

Hablamos, sí, de José María González, Kichi, y de Teresa Rodríguez, pareja política y sentimental, como toda cópula de partido de izquierda que se precie, y desde el pasado sábado refundadores del proyecto andalucista con el aggiornamiento de Adelante Andalucía.

Esta vez no viene de Ronda, sino que el venero del nacionalismo andaluz rebrota de los callejones del barrio gaditano por excelencia. Acaso porque, como cantaba el comparsista Juan Carlos Aragón, Cádiz resiste. Es la única capital andaluza donde gobierna la izquierda radical y donde, afortunadamente, Vox no tiene representación (tampoco en Málaga). Súmenle que, a diferencia de las otras siete, ni tiene plaza de toros ni se permite la tauromaquia. He aquí la anomalía gaditana.

Pero trasladémonos al acto que el pasado fin de semana tuvo lugar en el Sacromonte granadino: la asamblea constituyente de Adelante Andalucía, partido que deja atrás la tutela de Podemos y de Izquierda Unida para (re)nacer como un ente autónomo nacionalista, populista y de izquierdas (perdón por la redundancia y el oxímoron). Teresa Rodríguez, la Tere, es proclamada líder a la búlgara, con un 97% de los votos a favor (siempre se le resta un 3% para disimular, que le pregunten a los ex de Convergencia y Unión).

El acto es conducido por Kichi. Ambos, el regidor gaditano y la mandamás de ahora en Adelante, son profesores de secundaria acogidos a sucesivas excedencias por canonjías sindicales y políticas, a diferencia del llamado padre de la patria andaluza Blas Infante, que era notario y de Casares (Málaga).

La frontera entre naciones está presente en el origen de la pareja dirigente. Él nacido en la industrial Róterdam por inmigración paterna y ella venida al mundo en Rota al calor de las protestas contra la base estadounidense. Quizás esto explique el feroz anticapitalismo de una y la querencia por salustianos y currelantes del otro.

Es potente la carga simbólica del lugar elegido para la puesta de largo de esta suerte de Benegá saleroso. En el barrio del Sacromonte de Granada, entre pitas y zambras, se dan la mano el pueblo gitano con el musulmán. Acaso la esencia de este partido: la reivindicación de las raíces flamencas y moras de Andalucía.

De la capital nazarí era Carlos Cano (ídolo de este que escribe e ideólogo postmortem de Adelante), quien parece haber sido malinterpretado, o sólo escuchado parcialmente, por esta peculiar agrupación que más parece una peña bético-carnavalera que un partido político.

Se quedan ellos con el Carlos de los años 70, el de la verde blanca y verde y la morralla. Se olvidan del Cano más reciente: el exitoso colaborador del periodista Antonio Burgos y el que se negaba a volver a cantar su oficioso himno andaluz o le dedicaba una letra canalla y marinera a Raúl del Pozo.

Del acto se ha viralizado una frase de Teresa Rodríguez que el propio partido ha compartido en redes sociales y que refleja muy bien la idiosincrasia un tanto disparatada de Adelante Andalucía: “El flamenco es el testimonio vivo de la lucha del pueblo gitano contra el exterminio ordenado una y otra vez por los reinos de Castilla”.

No sé si el eco de tal mamarrachada llegó antes, desde el Sacromonte, al cementerio granadino de San José donde descansa Enrique Morente o a la Capilla Real de la Catedral en la que reposan los reyes católicos. Lo que es seguro es que tanto el cantaor como los monarcas se levantarían sin dudarlo para darle un cosqui a la Tere.

Más allá de la anécdota asamblearia, el partido se presenta con un original vídeo en el que afirman que “Andalucía se pone chula” y juegan a situar a Madrid en el lugar de la comunidad sureña. El spot resulta algo lioso aunque guarda esa atracción del mensaje demagógico, os lo juro por Camarón de Lavapiés. A ritmo de chotis, algunos vecinos se colocan la boina de chulapos mientras la Tere le pregunta al técnico de sonido si cree que ha colao el cambiazo de comunidades.

Se quejan, en definitiva, del agravio comparativo y del centralismo. Pero luego, durante el evento, se aplaude un vídeo de Gabriel Rufián saludando el nacimiento de Adelante Andalucía y a uno le entran ganas de explicarles que el que se lleva lo suyo, o sea lo nuestro, es este y su banda con la complicidad sumisa del Gobierno y no Isabel Díaz Ayuso.

Quizá la mejor manera de poner punto final a esta crónica sea con un ¡ea, chimpún!

Manuel López Sampalo es periodista.

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