El Consejo de Derechos Humanos de la ONU se ha obsesionado con Israel

El Consejo de Derechos Humanos (CDH) es la institución con el nombre más inapropiado de toda la familia de organismos de la ONU. Porque en él están representados los más despiadados violadores de los derechos humanos (entre ellos Siria, Irán y China), algo que convierte al CDH actual en una burla a su propósito original.

La mayoría de las resoluciones del CDH giran de forma llamativa en torno al Estado de Israel. Nadie está sugiriendo que Israel deba estar más allá de la crítica. Pero en un mundo en el que existen enormes desafíos en materia de derechos humanos, llama la atención la persistencia del foco en Israel.

Las cifras son asombrosas. Según UN Watch, durante los primeros diez años del Consejo de Derechos Humanos de la ONU el organismo ha aprobado 135 resoluciones. De ellas, 68 estaban relacionadas con Israel.

En los años transcurridos desde entonces, la obsesión con Israel no ha disminuido.

Hoy, el Consejo está llegando a su punto más bajo en su obsesión por demonizar al Estado de Israel. Ya no se trata sólo de un desequilibrio en la atención a los supuestos pecados israelíes, sino que existe una muy prejuiciosa comisión de investigación en curso sobre el comportamiento de Israel en Cisjordania y Gaza (y hacia los palestinos en general).

No es casualidad que esta nueva investigación del Consejo se produzca justo en el momento en que el propio mundo árabe está normalizando sus relaciones con el Estado judío a muchos niveles.

¿Cómo justificar entonces una postura antiisraelí cuando los más hostiles a Israel están avanzando ya hacia una relación pacífica con él? Retratando a Israel en términos aún más malvados para racionalizar la continuada hostilidad.

Y nada pone más de relieve la abominación de esta investigación que una entrevista realizada a finales de julio a uno de los tres miembros de la Comisión de Investigación, Miloon Kothari.

En la entrevista, Kothari no hace el menor intento de fingir objetividad en la investigación sobre el comportamiento israelí. Acusa a Israel, dentro y fuera de la Línea Verde, de apartheid.

Y va más allá:

–El apartheid es un paradigma útil para entender la situación, pero no es suficiente. Tenemos que tener en cuenta el colonialismo de los asentamientos, temas generales de discriminación, la ocupación y otras dinámicas para obtener una imagen más completa de las causas fundamentales de la crisis actual. Acabar con el apartheid no acabará con la crisis de la ocupación para los pueblos palestinos. La cuestión de la autodeterminación requiere muchos otros cambios.

Todo esto no es más que un eufemismo para decir que el Estado judío no debería existir.

En este mismo sentido, Kothari dice que “llegaría incluso a plantear la cuestión de por qué (Israel) es miembro de las Naciones Unidas. Porque el Gobierno israelí no respeta sus propias obligaciones como Estado miembro de la ONU. De hecho, intenta sistemáticamente, directamente o a través de Estados Unidos, socavar los mecanismos de la ONU”.

Lo que destaca en medio de esta diatriba contra Israel es que Kothari no menciona el terrorismo palestino, la negación durante décadas del derecho de Israel a existir o los miles de misiles lanzados por Hamás contra civiles israelíes.

Kothari se aventura, incluso, en el terreno de los tropos antisemitas y las teorías de la conspiración:

–Estamos muy descorazonados por las redes sociales, que están controladas en gran medida por el lobby judío y por determinadas ONG. Se está invirtiendo mucho dinero en tratar de desacreditarnos.

Pero lo cierto es que la comisión de investigación del Consejo de Derechos Humanos se ha convertido en un vehículo para el odio hacia los judíos.

Es importante que muchos embajadores ante la CDH (de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y otros países) hayan denunciado esta expresión de vulgar antisemitismo y lo que esta, y otras muchas declaraciones sobre Israel, dicen sobre la integridad de la comisión de investigación.

En un momento en el que Irán avanza en sus capacidades nucleares y amenaza a Israel desde el Líbano a través de Hezbolá, en un momento en el que cientos de miles de misiles apuntan a ciudades israelíes, esta viciosa actividad contra Israel en el plano internacional abre las puertas al peor tipo de comportamiento antijudío.

Resulta tranquilizador que 22 naciones miembros del Consejo (en su mayoría de Europa y América Latina) hayan denunciado el mes pasado la comisión de investigación por su mandato prejuiciado y su permanencia indefinida, y que hayan pedido al Consejo que suspenda sus actividades.

Ahora es necesario que más Gobiernos de todo el mundo hagan lo mismo para dejar claro que esta investigación no es legítima y que su mensaje antiisraelí y antijudío no tiene cabida en la ONU ni en ningún otro lugar del mundo.

Kenneth Jacobson es el vicedirector nacional de la Liga Antidifamación (ADL).

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