El crecimiento de los emergentes

En un mundo interrelacionado y cada vez más pequeño, los datos de crecimiento económico en los países emergentes son buenas noticias para todos. El 'brexit' ha provocado una oleada de rebajas en las previsiones de crecimiento mundial. El Fondo Monetario Internacional ha rebajado su pronóstico en 0,1 puntos porcentuales y los analistas de Deutsche Bank, en 0,2 puntos. El país más afectado sería, obviamente, el Reino Unido, donde incluso los más optimistas hablan de una pérdida respecto a las estimaciones anteriores de hasta un punto de crecimiento en el próximo año. Por sus vínculos comerciales con el Reino Unido, la zona euro podría perder entre cuatro y cinco décimas de crecimiento en 2017.

En el resto del mundo, sin embargo, se prevé un impacto menor. Quizás no deberíamos sorprendernos; el Reino Unido tiene un peso relativamente pequeño en la economía mundial, del 2%. Las previsiones económicas para Estados Unidos y Japón casi no se han modificado y el comportamiento en los países emergentes ha sido bueno. No podemos pensar que el crecimiento en los emergentes será inmune a esta desaceleración; pero, a diferencia de otras crisis, estos países han continuado recibiendo fuertes entradas de dinero, quizás por su relativo aislamiento respecto a los problemas en Europa, sobre todo en la zona asiática. Por el lado positivo, han ayudado los mejores datos desde China, y la estabilización de los precios de las materias primas, de las que muchos de estos países son productores. Parece que finalmente la oferta y la demanda tienden a converger, lo que si bien no asegura la subida en los precios sí permite esperar cierto equilibrio.

Un mayor dinamismo en los emergentes es un empuje a la economía mundial. Este grupo de países representa el 55% del PIB, y su contribución al crecimiento global es del 60% (frente al 30% de hace una década). Así, a pesar de prever unas cifras moderadas para los países desarrollados, los emergentes empujan el crecimiento. El FMI prevé un crecimiento mundial del 3,1% para 2016 y un 3,4% para 2017. Los analistas de Deutsche Bank manejan unas cifras similares: un 3% este año y un 3,4% el año que viene.

No se pueden considerar los países emergentes como un bloque. Existen grandes diferencias entre ellos y los inversores distinguen cada vez más entre unos y otros. El concepto 'BRIC' ha pasado a la historia. Este año, mientras Rusia y Brasil tienen sus economías en recesión, nuestros analistas esperan que China crezca un 6,6% y la India un 7,5%.

Es cierto que en enero los mercados se tambalearon decepcionados por China, pero el crecimiento económico del gigante asiático es sólido. La desaceleración corresponde, además, a las reformas que está llevando a cabo para garantizar su modelo en el futuro, con un mayor peso del consumo en la economía.

Por su parte, el gobierno de la India está consiguiendo reducir el déficit comercial sin elevar los tipos y, por tanto, evitando que la inflación se dispare. Un mayor control de las finanzas les está permitiendo invertir en infraestructuras, con carencias históricas.

Incluso Brasil puede estar dando la vuelta a la situación. Los mercados le otorgan al menos el beneficio de la duda. El gobierno del presidente interino, Michel Temer, ha establecido un techo para el déficit público y ha controlado la inflación. Se espera que, a partir de septiembre y una vez consolidado su nombramiento, tome más medidas para impulsar su crecimiento. De momento, las previsiones son mejores de lo esperado. El FMI estima una caída de 3,3% frente al 3,8% previsto inicialmente. Para 2017 ya prevé un incremento de 0,5%. Los analistas de Deutsche Bank son ligeramente más optimistas y esperan que este año la recesión sea del 3,2%, pero que en 2017 el país crezca a un ritmo del 1%.

En un mundo en pleno cambio, en el que el peso económico de los países desarrollados se está reequilibrando, el empuje de los emergentes es una contribución necesaria al crecimiento. Se espera que el conjunto de los emergentes crezca un 4,1% este año, frente a un 1,4% de los desarrollados. En el plano económico, y desde nuestra perspectiva, son buenas noticias para el comercio internacional, para los exportadores y para los inversores. Son también buenas noticias para los 6.000 millones de ciudadanos que viven en estos países, un 85% de la población mundial.

Rosa Duce es economista jefe del Deutsche Bank en España.

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