El criptograma ZP

Después de 33 años de ausencia, la Francia de Sarkozy ha regresado a la estructura militar de la OTAN. El vecino francés ya pertenecía a la OTAN, por supuesto. De hecho fue uno de los doce países fundadores. Sin embargo, su presencia se limitaba a la estructura política. En la Alianza Atlántica eso es como participar en una degustación de pasteles siendo diabético. Es decir, Francia no tenía capacidad de decidir nada en la OTAN. Hasta ahora.

Cuando la OTAN fue fundada en 1949, el cuartel general de la Alianza estaba en París. Algo menos de 20 años después de esa fecha, Charles de Gaulle ordenaba la salida de su país de la estructura de mando de la OTAN, de su Consejo militar integrado de toma de decisiones, la auténtica logia de la seguridad transatlántica. Francia abandonaba la OTAN real y operativa en 1966, la sede de la Alianza se trasladaba apresuradamente a Bruselas y las bases norteamericanas salían a toda velocidad de territorio galo. Todo un auténtico terremoto en la defensa europea en plena Guerra Fría.

La próxima cumbre de la OTAN que en abril se celebrará entre la francófona Estrasburgo y la alemana Kehl oficializará el regreso francés a la seguridad integrada de la OTAN. Once días antes de esa ceremonia histórica, José Luis Rodríguez Zapatero decide comunicar la retirada de las tropas españolas de una de las fuerzas multinacionales de la OTAN, la Kfor en Kosovo. No es una retirada por sorpresa, sino una comunicación, o incomunicación, por sorpresa. Ni los embajadores españoles en Washington o la OTAN lo sabían; también lo desconocían los aliados, franceses y estadounidenses y británicos; el propio Moratinos, ministro de Exteriores español, parecía estar fuera de juego. Por otro lado, paradójicamente, todo el mundo medianamente informado debería haber tenido la clara conciencia de que España se iba a marchar de Kosovo. Desde que la ex provincia serbia es independiente, reconocida por la mayoría de los aliados, la reducción de tropas atlánticas era un hecho no sólo aceptado sino recomendado por la OTAN. Los británicos, que sí han apoyado la independencia de Kosovo, llevan meses retirando soldados de los Balcanes sin que haya trascendido la mínima fricción. La aportación española a la Kfor supone algo más de 600 militares de una fuerza de alrededor de 15.000. Sin embargo, la decisión de Zapatero ha provocado el comunicado público más duro de la diplomacia estadounidense de la incipiente era Obama.

Hagamos un ejercicio de imaginación con la ilusión de tener un Gobierno inteligente. La decisión de Zapatero no es militar ni diplomática, sino política. Continuemos imaginando y supongamos que nadie la entiende porque está cifrada. Lleva el cifrado ZP, aquél que determinó que los militares españoles salieran de Irak sin esperar a cumplir cómodamente el plazo veraniego que ya estaba aceptado sin problemas por los aliados para que España se fuese del territorio en conflicto. Habría sido más sencillo y la salida no habría desencadenado erosión. Sin embargo, Zapatero adelantó unilateralmente la retirada. El escenario en Kosovo es idéntico. Todos los aliados asumían desde hace un año que la salida española del operativo Kfor era inevitable tras la independencia de Kosovo. Es más, ya nos podríamos haber ido como los británicos, sin problema. Sin embargo, dejamos transcurrir un año de incertidumbre y, quince días antes de una cumbre histórica de la Alianza Atlántica, (in)comunicamos la decisión de replegar a nuestros militares. El repliegue no provocará ningún quebranto táctico, pues el plan es hacerlo ordenadamente en el marco del ya previsto adelgazamiento de la OTAN en el enclave kosovar. De manera que no es tan significativo el hecho como el mensaje. El mensaje cifrado en la clave ZP.

En medio de todo el maremoto mediático que ha originado la noticia de la salida española de Kosovo, un barco surcaba la tempestad con la vela presidencial ondeando en el mástil. Bernardino León, secretario general de La Moncloa, defendía el pabellón español en Washington ante el consejero de Seguridad Nacional de Obama. La visita de Bernardino León se ha querido presentar como improvisada, igual de fortuita que su participación en la recomposición del mensaje para que fuera comprendido por los aliados y, especialmente, por la Administración Obama. Sin embargo, tal improvisación sería tan dura de creer como el sinsentido de un galimatías que en realidad deseamos que sea un criptograma. Es decir, que todo esto tiene que tener un sentido, porque la alternativa, que haya sido una escena del camarote de los hermanos Marx, es demasiado depresiva.

En este escenario idílico para lo que sería un Gobierno inteligente, el criptograma ZP para Kosovo tiene dos claves, una de política interior y otra exterior. En primera instancia, parece complicado para Carme Chacón continuar gestionando la, bien ganada durante décadas, credibilidad de nuestros militares en el exterior como la ministra de Defensa que proporciona esas sorpresas tan «decepcionantes» -portavoz de Obama dixit- a sus aliados. En las quinielas sobre la crisis de gobierno que Zapatero debería llevar meses programando, se espera a Bernardino León como ministro de Exteriores. Igual parte del criptograma ZP para Kosovo revela al secretario general de la Presidencia como ministro de Defensa, a Chacón como vicepresidenta y a otra mujer como ministra de Exteriores. La seguridad es hoy, más que nunca, un ejercicio de diplomacia. Es especulación, desde luego, porque no tenemos la clave ZP de cifrado.

El segundo bloque del criptograma ZP para Kosovo parece estar escrito en clave de política exterior y tener continuidad con la desconexión española respecto del Irak de Bush. La salida de Kosovo se produce, precisamente, cuando se espera que Zapatero y Obama se encuentren en un acto de la, también precisamente, Alianza de Civilizaciones. Aquí el mensaje ZP no es para Obama, sino para el mundo árabe. El texto oculto en el criptograma quiere decir que, a pesar de que nos aproximamos a EE UU porque Bush se ha marchado, con Obama continuaremos siendo independientes. De hecho le regalamos las mismas sorpresas. Ese nítido mensaje de independencia decisoria respecto de EE UU en un tablero global con tendencia a ser multipolar es, por supuesto, ciertamente arriesgado. Y como todos los riesgos, tiene beneficios probables si se juega con inteligencia y perjuicios potenciales si se carece de habilidad estratégica. De momento el cómputo español en política exterior en la era ZP no arroja un resultado al menos aparentemente próximo al comportamiento inteligente.

Otra de las audiencias intentando interpretar el juego español en política exterior es Latinoamérica. La recomposición multipolar de un futuro a veinte años situará a Brasil como un actor decisivo en la escena internacional, pero también a numerosos países de Iberoamérica como piezas económicas díscolas con EE UU. Esa zona del planeta es nuestra área primordial de interés estratégico en términos políticos. España quiere tener voz de interlocución en la gran política económica que salga de la recomposición del modelo financiero internacional a partir de 2011 y deberemos hilar fino para mover con estrategia nuestras piezas. Si no, estaremos fuera. La mejor estrategia a dos décadas hacia el futuro será disponer de una robusta arquitectura de inteligencia económica que nos posicione en las mejores intersecciones multipolares para garantizar nuestro bienestar. Iberoamérica también está recibiendo el mensaje de que Zapatero tiene, vamos a decir, paridades con EE UU. A la postre, únicamente el pilotaje efectivo de una gran estrategia en política exterior nos dirá si hemos sido habilidosos e inteligentes o torpes y cortoplacistas. Eso, siempre que de hecho exista ese criptograma imaginario en el marco de esa gran estrategia y el mensaje no resulte ser, simplemente, un sinsentido de la improvisación. Expresado de otra manera, o Zapatero ha perdido el sentido o lo que hace tiene un sentido para cuya comprensión es necesaria una clave.

Andrés Montero Gómez