El día de la huelga por la igualdad.. y la justicia

Este 8 de marzo vamos a salir de nuestros trabajos y casas para caminar en todo el mundo por las calles alzándonos sobre el machismo.

Llevamos toda la vida, toda la historia, recibiendo los ataques machistas: a cada paso por la igualdad un nuevo rearme del patriarcado. No hay una sola ley que tenga por objetivo la igualdad efectiva entre hombres y mujeres que no sea atacada por personas machistas, abandonada sin suficiente presupuesto o despojada de parte de su utilidad mediante prácticas corruptas. No hay una sola mujer que intente ejercer sus derechos sin recibir un reproche de alguien de su entorno, a veces de su familia o amistades. No hay una sola víctima de violencia de género, en cualquier ámbito, que no sea condenada por parte de la sociedad si desvela su situación, y más si la denuncia.

Niñas y adolescentes están sufriendo en su proceso de socialización las consecuencias de la cultura del porno, en la que la mujer es, incluso a unos niveles de crueldad máxima, objeto de consumo masculino. En la era de Internet el ocio masculino incluye a unos niveles muy superiores a los de la era analógica el uso sexual de las mujeres. Somos conscientes de que hemos pasado de la violencia de género a la ciberdelincuencia de género, y tú, hombre machista nos has despreciado, nos has golpeado, nos has asesinado, nos has violado y explotado, pero como colectivo hemos seguido en pie.

Por cada una de tus ofensas en un lugar del mundo una mujer ha despertado, un hombre ha tomado conciencia: la igualdad real aún no existe pero puede y debe llegar a existir. Habéis seguido golpeando, violando, prostituyendo y matando, y aquí estamos, más fuertes que nunca, el año en el que la manada y sus descendientes nos repugnó a todas, el año en el que la justicia consiguió indignarnos todavía más, no porque no haya jueces y juezas justos, que los hay, sino porque también hay injustos o ignorantes que causan mucho daño. El año en el que pudimos comprobar que en España niños y niñas inmersos en una situación de violencia de género son en teoría víctimas directas de maltrato, pero eso lo único que significa es que, al igual que pasa con las mujeres, puede que se les proteja o puede que no, y las responsabilidades se pierden entre los errores de una u otra Administración. Sobran servicios con la denominación de especializados y faltan servicios dotados de suficiente personal especializado.

El año en que se rompió la ley del silencio para nombrar a los hombres que a sus anchas ejercen el acoso sexual como lo que son: delincuentes en serie. El año en el que se hizo público que hombres en operaciones de ayuda humanitaria “contrataban” prostitutas víctimas, en esta ocasión, del terremoto que destruyó Haití y comprobamos que la monstruosidad de la que están hechos esos hombres se llama machismo. El año en el que muchas mujeres miramos a nuestro Código Penal indignándonos por su sesgo machista.

¿Por qué el acoso callejero, el que no llega a ser reiterado pero es humillante, no está penalizado? ¿Por qué no está penalizado que un hombre exhiba a una mujer mayor de edad sus genitales? ¿Por que no está definida la violencia psicológica? ¿Por qué se atenúa la pena del hombre que mata a su mujer y lo confiesa por orgullo o porque va a ser descubierto? Porque esos delincuentes son hijos del patriarcado al igual que nuestro sistema legal y judicial, y ayudan a perpetuar la supremacía masculina a través del miedo que nos causa a las mujeres. ¿Qué mujer no se ha callado alguna vez ante un ataque machista por miedo a las represalias? ¿Qué mujer no ha pensado que podía ser peor? Violaciones, asesinatos y explotación sexual son los monstruosos hermanos mayores de la discriminación laboral, de la sobrecarga en las labores de cuidados, de la feminización de la pobreza, del acoso sexual.

Este año, el 8 de marzo, millones de mujeres feministas de todas las edades vamos a parar en nuestros trabajos, en nuestras labores de cuidados, en nuestros estudios y también en nuestros consumos. Lo hacemos para dejar un vacío en el que resuene claramente nuestro mensaje de igualdad. Estamos aquí para acabar no con las personas machistas pero sí con el machismo. No vamos a cesar porque sin igualdad no hay justicia. El camino es largo pero vamos a recorrerlo. Únete, hay sitio para ti.

Amparo Díaz Ramos es abogada especialista en violencia de género.

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