El Ejército en la lucha contra la ETA

Mes de octubre de 1974. Las compañías de Operaciones Especiales con sede en Burgos y Bilbao, al mando directo del Capitán General de la 6ª Región Militar, reciben la orden urgente de trasladarse a Pamplona, donde se ubica la División de Montaña, y presentarse en su Estado Mayor para abrir el sobre lacrado entregado a los respectivos capitanes. En cuestión de horas, no más de dos, las unidades marchan camino de su destino sin saber nada de la misión. Son unidades instruidas y adiestradas para el combate irregular, la vida en el campo en condiciones extremas, hombres duros y sometidos a interminables pruebas físicas y psicológicas que conocen bien su oficio.

A comienzos de la década de los setenta, el Gobierno español y sus servicios secretos carecían de información fidedigna sobre la ETA y sus movimientos internos. Policía, Guardia Civil, Alto Estado Mayor y el recién creado Servicio Central de Documentación (SECED) luchaban contrarreloj mientras la banda asesina se preparaba para iniciar su periodo más sangriento. España no encontraba en Francia la colaboración política y social necesaria para coordinar la lucha contra la ETA. Carecían de información, de contactos fiables así como de elementos infiltrados en sus redes, mientras el país vecino controlaba e incluso apoyaba a la organización terrorista.

El Gobierno español (uno de sus servicios de información más prestigiosos), desconcertado ante la nula cooperación francesa, recurrió a los antiguos miembros de la OAS (Organisation de l'Armée Secrète) que aún mantenían su red de informadores y estructuras de cooperación y hermandad. Así se pone en marcha la operación conocida como Doble E. Los pasos los inicia un alto mando de la OAS que junto a un miembro de los servicios secretos españoles se desplazan a Francia para establecer contacto con miembros de la llamada Federación Nacional de Repatriados (F.N.R.), que acogía a antiguos miembros militares de la organización. Una condición prevalece por encima de todo: el secreto y la total clandestinidad, de manera que solo un reducidísimo grupo de los servicios de Inteligencia españoles, nadie más, sabría de la operación. La misión se plasma en un documento que recoge los siguientes puntos:

- Obtener información sobre actividades de la ETA en Francia.

- Establecer una red de informadores.

- Buscar personal mercenario dispuesto a realizar una segunda fase de la misión: acciones contra la ETA dentro del territorio francés.

Pronto se empiezan a obtener resultados: se localizan enclaves de la ETA -incluso la principal de sus bases secretas situada en Pont de Rei-, el tráfico clandestino de armamento, la financiación de la banda terrorista, los lugares donde confeccionan la propaganda, sus refugios, todo exclusivamente en fase de información sin llevarse a cabo ninguna actividad material.

Entre las informaciones obtenidas destacan los "proyectos comunistas de realizar atentados contra personalidades españolas [...] para eliminar a las más destacadas del Régimen actual, con el fin de evitar que a la muerte o sustitución de Franco, lo que consideran ocurrirá a corto plazo, puedan forzar la continuidad del Régimen, y con ello privarles de poder volver a España, sobre lo que ya se habían hecho ilusiones y concebido esperanzas". En cabeza de las personalidades amenazadas figuran el Príncipe de España y el vicepresidente del Gobierno. La fecha de este primer aviso data de octubre de 1972.

En el mes de noviembre se confirma que el día 15 de ese mes ha habido una reunión entre elementos directivos del movimiento separatista vasco ETA-ENBATA con miembros de la dirección del Partido Comunista de Toulouse en la que se acordó llevar a cabo en distintos puntos de España una operación denominada Navidades Negras o Turrón Negro. Señalado quedaba el Príncipe don Juan Carlos y el vicepresidente don Luis Carrero Blanco, del que dicen es el verdadero motor del Régimen franquista. Sus servicios de seguridad fueron informados del riesgo evidente que existía para que tomasen las medidas adecuadas. Nadie sabe por qué aquella operación Doble E, con una eficaz red ya montada, se cerró de manera inesperada y sin explicación alguna. Exactamente un año después era asesinado el ya presidente del Gobierno de España, Almirante don Luis Carrero Blanco: 20 de diciembre de 1973.

El asesinato, también el procedimiento llevado a cabo, dejó asombrado al mundo entero. A la tragedia de la atrocidad cometida se le unió el esperpéntico espectáculo de un enorme vehículo desaparecido hasta encontrarlo en el interior del edificio de la Iglesia en la que minutos antes había estado el presidente oyendo misa. Nadie daba crédito. La noticia dio la vuelta al mundo. Empezaba la proyección internacional de la ETA. Ni ellos mismos se lo podían creer. ¿Quién cometió aquel magnicidio? Las especulaciones llegan hasta nuestros días. Hasta hoy ni un papel desclasificado.

Octubre de 1974. Los oficiales, suboficiales y soldados de la compañía de Operaciones Especiales de Burgos esperaban al pie de sus camiones a que su capitán regresase con la misión guardada en el sobre lacrado. En los últimos años, esta Compañía había prestado servicio de guardia de seguridad en el Gobierno Militar de Burgos mientras se llevaban a cabo los juicios contra etarras. Después de una larga espera el capitán llamó a los oficiales a los que comunicó la misión y las instrucciones recibidas en el Estado Mayor.

Empezaba la Operación Iruña que iba a prolongarse hasta el año 1976 y que desde su comienzo se ocultó bajo el pretexto de unos ejercicios tácticos del Plan de Instrucción y no como la verdadera misión: la impermeabilización de la frontera vasco-navarra desde Vera de Bidasoa hasta Roncesvalles, con el apoyo a la Guardia Civil y Policía en su lucha contra la ETA.

La orden venía desde el palacio de El Pardo y el fondo de la cuestión era la posible infiltración y ocupación en fuerza de alguna localidad próxima a la frontera por una partida armada de terroristas. En el recuerdo estaba el 1 de mayo de 1966 cuando un comando de la ETA tomó el pequeño pueblo de Garay, al norte de Durango, con la intención de darse a conocer como una fuerza capaz de plantar cara y mostrar su capacidad operativa.

Sabíamos a lo que íbamos. Hubo que ganar terreno y ser aceptados por la población que, poco a poco, con la labor de presencia material y psicológica en poco tiempo dio excelentes resultados; me atrevo a decir de cariño auténtico entre la tropa y la población. En la operación intervinieron no solo las mencionadas compañías de Operaciones Especiales, sino unidades de la División de Montaña y de la 6ª Región Militar: Batallones de Infantería de Montaña Legazpi XXIII (San Sebastián) y Colón XXIV (Irún) pertenecientes al Regimiento de Infantería de Montaña Sicilia nº 67 (San Sebastián).

Con el nombre de Operación Alazántuvo continuidad después del 23-F. Se inició en marzo de 1981 con la misión de impermeabilización de la frontera franco-española para impedir el paso de comandos de la ETA a España, decretada por el entonces presidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo; finalizó en julio del mismo año.

Son muchos los oficiales, suboficiales y tropa que han prestado su servicio a España en la lucha contra el terrorismo de la ETA. Desde innumerables puestos de combate, conocidos o no, siempre en el más absoluto silencio y anonimato. El vil asesinato se llevó a muchos de ellos. Hoy nuestro corazón sufre y la razón analiza muchas cosas y casos cuando se llama hombres de paz a los asesinos y cuando su objetivo parece conseguido al ver cómo se sientan en una mesa de negociación al más alto nivel del Estado.

No puede ser. Pero es.

Español, lee y divulga que la sociedad española, su Ejército también, todos juntos, luchamos y muchos murieron, mientras la pregunta sigue en pie: ¿Mereció la pena tanto horror para que acabe en traición?

Rafael Dávila Álvarez es General de División (R.) y autor de La Guerra Civil en el Norte. El General Dávila, Franco y las campañas que decidieron el conflicto (La Esfera de los Libros).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *