El empleo flexible es la clave

El aumento del desempleo juvenil, especialmente en Europa, es noticia en todo el mundo. Aproximadamente 5,5 millones de europeos menores de 25 años se encuentran desempleados. Más de 7,5 millones de personas entre las edades de 15 a 24 años son personas “Ni-ni” – es decir, son personas que no se encuentran empleadas, ni estudiando o en periodo de formación. La tasa de desempleo juvenil supera el 25% en 13 países europeos: asciende a aproximadamente el 30% en Italia, Irlanda, Bulgaria, Chipre, Letonia, Hungría y Eslovaquia, y supera el 55% en Grecia y España.

Al mismo tiempo, más del 30% de los solicitantes de empleo menores de 25 años han estado desempleados por más de 12 meses, y sus posibilidades de encontrar empleo siguen siendo bajas. Menos de un tercio de los jóvenes que se encontraban desempleados en el año 2010 encontraron trabajo el 2011, y sus posibilidades continúan disminuyendo.

De acuerdo con un reciente informe de Eurofound, el costo económico (beneficios pagados más ingresos fiscales perdidos) de los jóvenes Ni-ni excede los €150 mil millones ($196 miles de millones de dólares) al año – más de 1,2% del PIB total de la Unión Europea. En algunos países – como por ejemplo Bulgaria, Chipre, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia y Polonia – el desempleo juvenil tiene un costo que asciende a más del 2% del PIB.

Si se permite que esto continúe, la crisis del mercado laboral europeo infligirá un daño duradero en toda una generación, con imprevisibles efectos a mediano y largo plazo en materia de empleo, productividad y cohesión social. Revertir esta tendencia requerirá de propuestas concretas y acciones determinantes. Los países deben buscar soluciones que ayuden a que las empresas creen puestos de trabajo al hacerse flexibles, y de este modo acrecienten su nivel de competitividad.

La Comisión Europea ha puesto el desempleo juvenil como un tema de prioridad en su agenda. De hecho, el mes pasado, el comisario europeo László Andor anunció la adopción del “Paquete de Empleo Juvenil”, formado por un conjunto de propuestas destinadas a ayudar a que los Estados miembros de la UE y las partes interesadas aborden el desempleo juvenil y la exclusión social.

Una recomendación clave es la creación de “sistemas nacionales de garantía juvenil”, los cuales asegurarían que todos los ciudadanos menores de 25 años puedan obtener un empleo, un puesto como aprendices o un período de prácticas dentro de un plazo de cuatro meses a partir de la finalización de su educación formal o de convertirse en desempleados. Dado el potencial de estos esquemas para reducir la brecha entre la educación y el trabajo, y con el fin de mejorar la capacidad de los jóvenes para obtener y mantener un empleo, los Estados miembros deben aplicar esta recomendación con seriedad, mediante la puesta en práctica de medidas dirigidas a permitir la inserción laboral y el establecimiento de asociaciones con las partes interesadas.

Las agencias de empleo privadas ya se encuentran ayudando a desarrollar soluciones integrales que conectan a las industrias y a las empresas con las instituciones y organismos rectores en todos los niveles – incluyendo la UE, la OCDE, el G-20, y la Organización Internacional del Trabajo – a través de mecanismos nacionales y regionales e inclusive plataformas mundiales como el Foro Económico Mundial. Dado que lograr que las personas trabajen se constituye en la piedra angular de su modelo empresarial, tales agencias son ideales para proporcionar dicho enlace. Ellas saben que las oportunidades de empleo constituyen un derecho humano fundamental, y que el trabajo es fuente de dignidad que confiere a los individuos un sentido de propósito y fortalece las comunidades.

Además, al equilibrar las necesidades de las empresas con las habilidades de los trabajadores, las agencias de empleo privadas adquieren un conocimiento integral sobre el mercado laboral. Ellas ayudan por igual a los trabajadores y a las empresas para que enfrenten los retos del mercado laboral, mientras al mismo tiempo cumplan con la necesidad de flexibilidad (un importante catalizador potencial tanto para las empresas como para los trabajadores) – esto ocurre, si se ponen en práctica ciertos requisitos estructurales y normativos.

No obstante que la normativa plantea, entre otros, importantes desafíos para el rubro del reclutamiento laboral, los mercados laborales debidamente regulados son cruciales para garantizar protección para los trabajadores, como también la competitividad perdurable de las empresas. A menudo, las consecuencias de las políticas de austeridad obstaculizan reformas en el mercado laboral que son necesarias, esta es una tendencia que se debe revertir.

La industria del empleo privado se ha comprometido a ayudar a que 75 millones de jóvenes ingresen al mercado laboral. Sin embargo, esta promesa sólo puede cumplirse si las empresas multinacionales apoyan el esfuerzo, potenciando a las agencias de empleo para que estas ofrezcan empleos de calidad. Las empresas de todo el mundo – tanto en los países que atraviesan por una recuperación económica con desempleo o con poco empleo, o en países prósperos donde la falta de correspondencia entre las vacancias disponibles y las habilidades de los trabajadores empeora cada día – deben reconocer que la creación de puestos de trabajo adicionales que sean flexibles hará que sus negocios progresen y se incremente su competitividad.

El empleo – especialmente para los jóvenes – debe encabezar la agenda económica mundial. Con las herramientas adecuadas y el apoyo, las agencias de empleo privadas pueden ayudar a detener la espiral descendente del desempleo juvenil. Pero no pueden hacerlo solas. Es hora de que todas las partes interesadas diseñen y pongan en práctica medidas que proporcionen a los jóvenes la oportunidad de tener una mejor vida a través de un mejor trabajo.

Rolf Dorig is Chairman of the Addecco Group. Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

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