El engañoso cartel de «Patria»

Si lo que la plataforma HBO pretendía era un impulso a la campaña en España de la serie «Patria», puede felicitarse, porque lo ha conseguido gracias al indigno cartel de lanzamiento, en el que con el mayor desprecio por la verdad equiparan a víctimas y verdugos. Desconozco si los responsables de marketing de esta novela llevada al cine conocen la macabra historia de ETA, que mantuvo rehén a la sociedad española durante más de cincuenta años, asesinando, hiriendo, secuestrando, extorsionando y forzando a miles de españoles al exilio. Quienes les escribimos esta carta somos víctimas de esta organización terrorista, que ha cometido crímenes de lesa humanidad y como tales deben ser juzgados sus miembros, y no humanizados en una serie que se vende con una publicidad que ofende no solo a sus víctimas directas, sino a todos los españoles que durante décadas han hecho suyo nuestro dolor y defienden los valores por los que nuestros seres queridos fueron asesinados: la libertad, la democracia y la unidad de España.

Con un cartel manipulador y una frase provocadora -«Todos somos parte de esta historia»- están simplemente blanqueado a ETA, porque la verdadera historia que hemos vivido, y que no refleja su publicidad, es la de los asesinados por ETA, nuestros hermanos, cuñada y padre, Alberto Jiménez-Becerril, asesinado junto a su mujer, Ascensión García, por el mero hecho de servir a los españoles como teniente alcalde del Ayuntamiento de Sevilla; es la de José Francisco Mateu Canoves, cuyo crimen fue ser magistrado del Tribunal Supremo, o la del teniente de los Grupos Antiterroristas Rurales de la Guardia Civil, GAR, Ignacio Mateu Istúriz, hombre que no sólo era querido, sino deseado por sus jefes y subordinados. Les garantizamos que ninguno de ellos querrían haber sido parte de esta historia. Lo que deseaban era haber desarrollado su proyecto de vida, amando a sus esposas y novia y sacando con todo cariño adelante a sus hijos, pero los cobardes terroristas decidieron que fueran protagonistas de décadas de terror en España, donde hubo inocentes que morían y asesinos que mataban. La única historia que conocemos es la de las tumbas con los nombres grabados de Ascen, Alberto, José Francisco e Ignacio. Esa es la verdad, y por mucho que quieran ocultar la crueldad de los terroristas, repartiendo culpas, con fotos equidistantes que los equiparan a sus víctimas para hacerlos más atractivos a los espectadores, somos muchísimos los que sabemos que el terrorismo de ETA no fue una guerra, ni un conflicto vasco. En España no hubo dos bandos, porque nunca las víctimas respondieron, ni se tomaron la justicia por su mano. Me pregunto si su plataforma sería capaz de presentar en Estados Unidos una serie con un cartel donde las miles de víctimas de Al Qaeda se sintieran humilladas como nos hemos sentido las víctimas de ETA con su engañosa publicidad de la serie «Patria», o si mostrarían, anunciando una serie sobre los atentados de París, a los terroristas de Daesh como víctimas de la Policía francesa, junto a los cadáveres de sus jóvenes víctimas. No. Les digo yo que no lo harían. Por eso me pregunto: ¿por qué lo hacen en España? ¿Por qué esa falta de empatía con quienes tanto hemos sufrido y sufrimos por culpa de terroristas, que mientras nosotros enterrábamos a nuestros familiares se mofaban de nuestras lágrimas, diciendo que estas provocaban sus carcajadas.

Eso es ETA, señores de HBO, niños huérfanos, porque quienes dispararon al joven concejal de Sevilla volvieron sobre sus pasos para acabar también con su esposa. Siete hijos sin padre cuando asesinaron al magistrado y una tristeza infinita en una madre y esposa que sufrió la pérdida de su marido y, al cabo de ocho años, la de su hijo. No hay estrategia comercial que justifique el terrorismo y consiga que quien vea ese exculpador cartel crea que matar estuvo mal, pero que lo hicieron porque había una dictadura y las Fuerzas de Seguridad eran represivas. ¡Mentira! La inmensa mayoría de los crímenes de ETA se cometieron en democracia y tras una injusta amnistía que se concedió a todos los etarras.

Si el nacionalismo y parte del pueblo vasco tiene mala conciencia, que no pretendan lavarla a costa de un relato tan falso como el cartel que HBO ha creado para promocionar la serie «Patria». La responsabilidad es de los terroristas y de quienes callaron ante tanto horror durante años. No se les ocurra tocar el honor de quienes dieron sus vidas para salvar la de tantos españoles. Con la sangre de nuestros seres queridos no se comercia.

Retiren el cartel, que falta a la verdad, y reflexionen sobre los valores que hay detrás de tantas vidas rotas. Ojalá que la serie que está a punto de estrenarse honre a cada una de las víctimas de ETA y no tengamos que volver a sufrir al comprobar cómo quienes podrían huir de la falsedad han preferido abandonarse al falaz relato, donde todos aparecen con un grado de culpa. Sería una gran oportunidad pérdida.

Teresa Jiménez Becerril es diputada del Grupo Popular en el Congreso.

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