El enigma del desempleo en España

Tras cinco años de recesión, solo hay un destello de luz en el largo túnel del desempleo en España. Esto obedece a que todavía tiene que surgir un nuevo modelo económico que sustituya a otro excesivamente basado en el sector inmobiliario, que se vino abajo con consecuencias devastadoras.

La gravedad de la crisis en España es tal que el país, con un 11% del PIB de la zona euro y una población de 47 millones de habitantes, tiene 5,9 millones de parados (alrededor de una tercera parte de todos los desempleados de la zona), mientras que Alemania (con 82 millones de habitantes y un 30% del PIB) tiene solo 2,8 millones (un 15% del total de la zona).

La tasa de desempleo del 26,2% que registra España es la más elevada del mundo desarrollado – más del doble de la media en la zona euro y cinco veces mayor que la de Alemania, de un 5,3%, la más baja desde la reunificación en 1991 – y se prevé que se mantendrá en este nivel durante varios años.

Durante los últimos cinco años, la economía española no se ha contraído significativamente más que la alemana, la francesa o la italiana y, sin embargo, su tasa de paro, a diferencia de la de esos otros países, se ha disparado.

El problema tiene mucho que ver con el modelo económico asimétrico e insostenible de España, desproporcionadamente basado en el sector inmobiliario, con un uso intensivo de mano de obra. Este modelo generó millones de puestos de trabajo, en su mayoría temporales, cuando la economía iba viento en popa, y los destruyó de manera igual de masiva cuando se pinchó la burbuja inmobiliaria. Es más, actuó como un imán para los inmigrantes, sin los cuales no habrían podido construirse tantas casas. La tasa de desempleo de estos es del 35%. De los 3,7 millones de puestos de trabajo que se han destruido desde 2007, 1,6 pertenecían a la construcción.

Las reformas del mercado laboral han reducido los costes del despido y han concedido ventaja a las empresas, dependiendo de su salud económica, en los convenios de negociación colectiva entre la patronal y los sindicatos.

Las reformas no están teniendo ningún impacto notable en la creación de empleo. Sin embargo, cuando la economía empiece a crecer de nuevo, reducirán el umbral de crecimiento del PIB para la creación de nuevos puestos de trabajo desde aproximadamente un 2% a un 1,3%. Pero no se espera que España crezca más de un 1% hasta 2018.

El modelo económico anterior fue incapaz de crear empleo de manera sostenida. Teniendo en cuenta la crisis el estado del sistema educativo, será muy difícil cambiar el modelo. En España, una de cada cuatro personas entre los 18 y los 24 años ha abandonado los estudios prematuramente, el doble de la media de la Unión Europea, aunque la cifra se ha reducido desde su máximo de un tercio durante la expansión económica, cuando los estudiantes dejaban de estudiar a los 16 años y acudían en tropel a trabajar en el sector de la construcción. Igualmente preocupante es que una cuarta parte de los jóvenes en edades comprendidas entre los 15 y los 29 años no están recibiendo ni educación, ni formación ni empleo.

Los resultados en las pruebas Pisa de la OCDE en lectura, matemáticas y conocimiento científico de los estudiantes de 15 años, y de los niños de cuarto curso en los exámenes TIMS y PIRLS, también son malos; ninguna universidad española figura entre las 200 más importantes del mundo en las principales clasificaciones académicas, y el gasto en I+D, situado en un 1,3% del PIB, se halla muy por debajo del de otras economías desarrolladas.

En estas condiciones, una economía más basada en el conocimiento es una quimera, lo cual se ve agravado por los recortes sin visión de futuro realizados por el Gobierno en I+D y en el gasto en educación. Asimismo, la decisión de la empresa estadounidense Las Vegas Sands de situar el complejo de casinos, salas de conferencias y hoteles más grande de Europa a las afueras de Madrid refuerza el modelo económico ya de por sí sesgado.

El único punto positivo son las exportaciones, pero este sector no puede crear suficientes puestos de trabajo para tener un impacto importante en el desempleo.

El FMI ha animado al Gobierno a seguir con sus reformas del mercado laboral para reducir el desempleo. El Banco de España planteó la controvertida idea de suspender el salario mínimo en determinadas circunstancias. Una opción sería un plan de miniempleos al estilo alemán.

Teniendo en cuenta que es poco probable que los sectores inmobiliario y de la construcción se recuperaren en una década, además de las enormes reducciones de plantilla en las administraciones públicas para reducir el déficit presupuestario, y que el decaído consumo nacional no anima a crear nuevas empresas, las perspectivas del desempleo seguirán siendo sombrías. ¿Cuánto tiempo seguirán mostrándose tan resistentes los españoles?

William Chislett, autor del libro «Spain: What Everyone Needs to Know» que será publicado próximamente por Oxford University Press.

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