El error de Mondragón

La brillante idea del PP de negarse a apoyar una moción ética para remover de su puesto a la alcaldesa de Arrasate-Mondragón, en el más que previsible caso de que ésta se negara a condenar el asesinato de su vecino Isaías Carrasco, confirma la deriva sectaria de la derecha y demuestra hasta qué punto el rechazo a los socialistas ha pasado a formar parte de la cultura política del PP.

Cualquier ciudadano en sus cabales, incluidos los votantes del PP, debería apoyar una moción tan básica éticamente y tan evidente políticamente: Alcaldesa, si no condena usted el asesinato de un vecino por una banda terrorista, váyase.

El PP ha preferido en Mondragón equivocarse con una más que errática, descacharrada y suicida Izquierda Unida-Ezker Batua y con la radical EA, que acertar con dos partidos que representan a la mayoría de los vascos. Esta errónea decisión ha resultado doblemente catastrófica, pues, apenas unas horas después de negarse a apoyar lo obvio en Mondragón, otra moción con idéntico texto e intención, presentada por los socialistas y el PNV en el Ayuntamiento de Hernani, sí fue respaldada por los populares. Nunca un argumentario duró tan poco y puso de manifiesto su extraordinaria fragilidad. Después de negarse a apoyar la moción de Mondragón por «ligera», por «ser un lavado de cara»» por ser «oportunista», teatrera, por servir a los intereses del PNV y del PSE, después de subrayarla como intrínsecamente perversa; después de todas esas alharacas, esa misma moción fue apoyada, sin rechistar, por el propio PP. Apenas habían pasado unas horas entre el rechazo airado y el cambio de posición, sin que hayamos oído la más leve autocrítica.

El error del PP ha llevado a no pocos vascos, desde luego a algunos votantes populares, a la conclusión de que su partido está en este momento más obsesionado por desmarcarse del PSOE a toda costa -a costa incluso de ir de la mano con IU-EB y EA- que ocupado en hacer una política que le presente como un partido con capacidad de ser alternativa ganadora. (Un destacado dirigente popular me ha confesado su dolida perplejidad ante la actitud de su partido en Mondragón). En esta situación, y conocidos ciertos antecedentes, resulta pertinente preguntarse qué habrían dicho los mismos que han apoyado el error del PP en Mondragón en el caso de que hubieran sido los socialistas los que no hubieran secundado una moción presentada por el PP y el PNV en idénticos términos a la rechazada en el pueblo de Isaías Carrasco.

El grave error popular se suma a otra cadena de errores por los que está pagando un precio en las urnas. En las últimas elecciones autonómicas vascas, 2005, el PP despachó el resultado con una afirmación tan contundente como, a mi juicio, alejada de la realidad: «ETA ha ganado las elecciones», dijo Acebes. En aquellos comicios, el PNV perdió cuatro escaños, fueron un fracaso para Ibarretxe, bajó el nacionalismo, subieron los constitucionalistas del PSE-PSOE y no es exagerado decir que hubo un rechazo explícito por parte de los vascos y las vascas al delirante plan de Ibarretxe.

Sin embargo, nadie el en el PP subrayó estos hechos positivos, se optó por la frase de trazo grueso y ningún dirigente pareció reparar en que quizás esa sangría de 120.000 votos merecía alguna autocrítica por parte de los populares. En unas elecciones que Ibarretxe planteó como un plebiscito a su malhadado plan, hubo nada menos que 120.000 votantes del PP que prefirieron quedarse en casa, que no votaron a su partido en una situación en la que había que parar aquella disparatada idea en las urnas. Al parecer, el PP no cometió ningún error entonces. Ahora, en las ultimas elecciones generales, los populares han vuelto a perder -más de 20.000 votos-, han bajado un escaño en Vizcaya y han visto cómo votantes suyos han preferido apoyar a los denostados socialistas, ganadores en todos los municipios vascos menos en uno.

Este nuevo batacazo de los populares y este éxito de los socialistas se produce después de que durante cuatro años la estrategia de oposición del PP haya sido brutal con acusaciones contra los socialistas del tipo 'han traicionado a las víctimas', 'han vendido Navarra a ETA', 'han claudicado ante los terroristas', 'comparten su misma estrategia'... Los socialistas han sido equiparados consecutivamente con Franco o con Hitler, y acusados de romper España por los cuatro costados. Pues bien, después de toda esa artillería pesada, los populares pierden mas de 20.000 votos y un escaño y los socialistas ganan en toda Euskadi y son el partido más votado en todo el territorio vasco y en el conjunto de España.

De seguir así las cosas -nula autocrítica, incapacidad de ver los errores propios y ataques furibundos a los socialistas, presentados como el enemigo por excelencia-, no es descartable que los populares aumenten su sangría de votos en las próximas elecciones autonómicas, sobre todo si siguen actuando como lo han hecho en Mondragón.

José María Calleja