El futuro del sistema sanitario

El Ministerio de Sanidad ha hecho públicos los presupuestos del año 2013 destinados a Sanidad para las comunidades autónomas. El resultado es desalentador puesto que desde el año 2010 el presupuesto ha bajado casi un 13%: de 59.739 millones de euros a 52.289 millones. Es decir, un descenso que nos lleva a niveles presupuestarios inferiores a los del año 2007.

Partiendo de la situación que vive el sistema sanitario español en el momento actual, en cuanto a listas de espera generadas, deuda con los proveedores y recortes sistemáticos en todos los conciertos, darle «una nueva vuelta de tuerca» a los presupuestos destinados a sanidad para este año 2013, debe de obedecer a razones de peso y la realidad es que si no se siguen tomando medidas que mejoren de verdad la eficiencia y prioricen las necesidades sanitarias de la población –y me refiero a la definición de la cartera de servicios– asistiremos al derrumbe del principal cimiento de nuestro Estado del bienestar.

Aunque muchos todavía se sigan refugiando en el ya manido mensaje «tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios porque los españoles tienen uno de los mayores índices de supervivencia del mundo»; sinceramente, no sabemos realmente bien cuál es la causa por la que tenemos uno de los mayores índices de supervivencia, pero a estas alturas todo hace pensar que tiene más relación con nuestra carga genética o con la famosa dieta mediterránea que por nuestro fantástico sistema sanitario, sin pretender quitarle ningún mérito, puesto que bastante ha hecho.

Hoy por hoy el sistema sanitario público necesita para su propia supervivencia la aportación voluntaria que realizan los 7 millones de españoles que co-pagan un seguro de salud para poder garantizar medianamente las prestaciones a los que no pueden elegir y necesita de la provisión hospitalaria privada para garantizar el acceso a la tecnología a toda la población; recordemos que en Andalucía, por ejemplo, el 70% de las resonancias magnéticas son privadas.

El sector sanitario privado es un agente imprescindible para el sostenimiento del sistema sanitario en nuestro país y las cifras de gasto público indican no sólo que a pesar de la crisis estas seguirán aumentando, si no que deberá hacerlo a costa del esfuerzo voluntario de los ciudadanos, porque si no, con presupuestos públicos menores que los planteados hace 6 años no va a haber posibilidad de dar asistencia a toda la población en condiciones mínimas de garantía.

El sector sanitario privado no tiene como primer objetivo un interés económico. El interés primordial del sector sanitario privado es la salud de sus propios pacientes, lo cual aspira a hacerlo obviamente con un resultado económico determinado, pero en ningún caso a costa de escamotearle nada desde un punto de vista sanitario a los pacientes.

El sector sanitario privado lo conforman miles de profesionales cualificados, con la misma formación, dedicación e interés por el paciente que el sistema sanitario público. Eso sí, a nuestros profesionales les enseñamos que hay que hacer una medicina eficiente porque el éxito no está en conseguir solo el mejor resultado, si no en hacerlo de la manera más eficiente posible.

El sector sanitario privado en nuestro país es un ejemplo de calidad y de eficiencia en la gestión puesto que compite desde hace muchos años en un ambiente en el que prima un sistema sanitario público universal, con el que ha colaborado fielmente cuando se le ha necesitado y que en ningún caso pretende sustituirle.

Finalmente, la sanidad privada en nuestro país es la opción elegida por el 82% de los funcionarios y, con ellos, por 7 millones de personas más en toda España. La realidad es que salvo excepciones ideológicas extremas, prácticamente todo aquel que se lo puede permitir se hace un seguro sanitario, aunque sea para su uso de forma parcial, y la pregunta es si el que no lo hace, cuando se lo podría permitir dejando paso en la lista de espera a quien no tiene esa oportunidad, es porque «se cuela» en el sistema sanitario público haciendo valer sus prebendas.

La sanidad privada ha pasado de ser un complemento de la sanidad pública a ser un verdadero «socio» sanitario del sistema público para entre los dos y basándose fundamentalmente en la colaboración entre ambos, tratar de dar la mejor cobertura sanitaria a la población.

Ante esta realidad debemos de reflexionar y ser tolerantes con las opciones sanitarias que existen en nuestro país, tratando de buscar consenso y sacar el máximo provecho de la combinación de ambos sistemas, el público y el privado. Si no el sistema sanitario público se irá derrumbando, mientras el sistema privado ira mejorando y marcando diferencias con la sanidad pública. Entonces, nadie nos podrá decir que no lo advertimos, ni nos podrán culpar por ello.

Por Juan Abarca Cidón, secretario general de IDIS.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *