El futuro y la recuperación están en nuestros pueblos, ciudades y regiones

La pandemia de la covid-19 está poniendo a prueba a la Unión Europea. Pero también está sirviendo para recordarnos lo interconectados que estamos. La crisis nos está obligando, a todos los niveles de gobernanza —tanto a la UE como a los Gobiernos nacionales, regionales y municipales— a trabajar más unidos que nunca.

La covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia que tienen los presidentes regionales, alcaldes y concejales de toda Europa a la hora de preservar el bienestar de los ciudadanos, especialmente en los países más descentralizados. Debemos aprender esta lección y diseñar un plan de recuperación económica y social eficaz basado en políticas adaptadas a los territorios y replantearnos la estructura actual de gobernanza europea de cara a nuestro futuro. La Unión Europea necesita evolucionar y conceder a los gobiernos regionales y locales el papel de verdaderos socios.

Los Gobiernos centrales no pueden responder por sí solos a todos los retos que plantea una emergencia sanitaria y económica de estas características. La contribución de los Gobiernos regionales y locales ha sido, es y será clave para contener la pandemia, garantizar los servicios básicos, proteger el empleo, apoyar a las pymes y preparar el terreno para la recuperación económica y social.

Ahora más que nunca, necesitamos un plan europeo de recuperación audaz, que ayude a quienes están en primera línea de esta emergencia y que colme las necesidades de las regiones, ciudades y pueblos de toda Europa. Este plan debería apoyar a todos los territorios y sectores más afectados y tener en cuenta sus especificidades, especialmente las de los más vulnerables.

Recientemente, las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos representados en el Comité Europeo de las Regiones hacíamos un llamamiento para afrontar conjuntamente esta crisis económica y social sin precedentes con tres propuestas muy concretas: un aumento del presupuesto europeo, un plan europeo de estímulo excepcional para la reactivación económica y mecanismos especiales como podrían ser los eurobonos.

Nos congratulamos de los avances significativos que se han logrado, pero aún necesitamos más unión, más solidaridad, más ambición, y más recursos. Las circunstancias excepcionales en las que nos encontramos exigen medidas también excepcionales.

Los planes de recuperación de la Unión Europea podrían financiarse, por ejemplo, si eleváramos el techo de las contribuciones nacionales del 1,2% actual al 2%. De este modo, dispondríamos de un billón de euros adicionales, lo que permitiría movilizar sustanciales recursos de apoyo a los ciudadanos, autónomos, empresas e industrias, evitando cargas adicionales en la medida de lo posible. Esta propuesta también daría un nuevo y necesario impulso a la política regional de la UE —la conocida como política de cohesión—, cuyo objetivo es el de mejorar el desarrollo económico y social de las regiones, ciudades y pueblos de toda Europa y reducir sus desigualdades.

Necesitamos que el Fondo de Recuperación de la Unión Europea atienda a las necesidades sanitarias, económicas y sociales derivadas de la gestión directa de la pandemia que están asumiendo las autoridades regionales y locales con el objetivo de conseguir una sociedad más inclusiva y justa, y no dejar a nadie atrás en la salida de esta crisis.

La UE también tiene que ofrecer préstamos y subvenciones para ayudar a los entes locales y regionales a cubrir las pérdidas de ingresos fiscales, y prestar todo su apoyo para acelerar la digitalización de los sectores públicos y privados, la transición energética, la asistencia a las pymes y la elaboración de un plan específico para las zonas rurales. A nivel comunitario, es igualmente necesario que se establezca un mecanismo de emergencia sanitaria, además de crear un centro europeo para la coordinación de pandemias.

Cooperar para remediar una catástrofe no es ninguna novedad para la Unión Europea. Al fin y al cabo, el proyecto europeo nació para protegernos de los conflictos bélicos. En aquellos tiempos, la política europea surgió de un proceso de arriba abajo, dictada al ritmo de los Estados Miembros. Durante todos estos años de integración europea, las regiones y ciudades hemos trabajado por contribuir en el proceso de construcción europea. Y ahora es el momento de seguir demostrándolo con determinación y responsabilidad.

Consideramos que Europa se recuperará más rápidamente si adopta un enfoque ascendente y prioriza el apoyo a la gestión regional y local a través de medidas directas y adaptadas a cada territorio, según sus propias especificidades. 70 años después de que se sentaran las bases de la Unión Europea, los Gobiernos regionales y locales deben ser el nuevo pilar de nuestro proyecto común. Si no se hubiera producido esta crisis, probablemente hubiéramos dedicado el 9 de mayo —Día de Europa— a debatir el futuro de la Unión. En cambio, la aplastante realidad nos impone hablar de nuestro presente, ya que todos los europeos, ahora más que nunca, necesitamos que la Unión Europea dé respuestas inmediatas a nuestros problemas.

La crisis de la covid-19 es una oportunidad histórica para volver a poner en marcha una nueva Europa. Una Europa más unida y más fuerte. Porque Europa somos todos.

Apostolos Tzitzikostas es presidente del Comité Europeo de las Regiones. Junto a él, firman este texto los presidentes de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla; Aragón, Javier Lambán; Asturias, Adrián Barbón; Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; ; Extremadura, Guillermo Fernández Vara; Galicia, Alberto Núñez Feijoó; Baleares, Francina Armengol; Canarias, Ángel Víctor Torres; La Rioja, Concepción Andreu; Madrid, Isabel Díaz Ayuso; Murcia, Fernando López Miras; Navarra, María Chivite; Comunidad Valenciana, Ximo Puig; el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea; .Bernat Solé, consejero de la Generalitat de Cataluña, y Paula Fernández, consejera del Gobierno de Cantabria. También firman los alcaldes de Estepona, José María García; Sevilla, Juan Espadas; Vigo, Abel Caballero y Zaragoza, Jorge Antonio Azcón.

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