El gran latrocinio colonial

Lamentalemente, es muy fácil distorsionar la experiencia histórica de una nación. Y los políticos son los más adeptos, como se ha vuelto a comprobar recientemente con motivo de la celebración de la Fiesta Nacional de España. El 12 de Octubre está íntimamente vinculado con su pasado colonial y ahí es donde comienzan los debates.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, conocido por sus amigos como AMLO, es un publicista constante de su propia persona, y nunca se muestra más activo que cuando culpa a otros por los males de su país. El año pasado exigió que la Corona y el Gobierno español pidieran disculpas por los crímenes cometidos contra México en la época colonial. «Envié ya una carta al Rey de España y otra al Papa para que se haga un relato de agravios y se pida perdón por las violaciones». Y este año, AMLO ha enviado a su esposa a visitar al Pontífice para pedirle que la Iglesia católica «ofrezca una disculpa por las atrocidades cometidas por el clero durante la conquista colonial».

Por supuesto, no faltan voces en España que se hacen eco de los sentimientos expresados por el presidente mexicano. Un portavoz de Podemos, que hoy forma parte del Gobierno de la Nación, declaró el año pasado: «AMLO tiene mucha razón en exigirle al Rey que pida perdón por los abusos en la Conquista. Si gobierna Podemos habrá un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial».

Esta declaración es un ejemplo típico de demagogia política. Todos sabemos que no existe la «memoria democrática». La memoria no tiene barniz político. No es ni democrática ni antidemocrática. Es simplemente memoria, que se puede distorsionar de un millón de formas, como todos sabemos muy bien. Si los políticos realmente quisieran compensar los errores del pasado, actuarían directamente en lugar de hablar con demagogia hipócrita. ¿Qué podría ser más efectivo, por ejemplo, para compensar el pasado colonial que devolver a los pueblos originarios todo el tesoro que se les quitó? Eso sería acción auténtica. Algunos países ya han empezado a dar pasos en esa dirección.

Hace algunos días, en Ámsterdam, un comité de expertos recomendó al Gobierno holandés que, si desea compensar los errores del periodo imperialista, devuelva a las antiguas colonias todos los bienes que les fueron robados. Esto implicaría la devolución de cientos de miles de objetos y obras de arte. «Durante el periodo colonial», dice el informe, «muchos objetos de patrimonio cultural fueron llevados hasta los Países Bajos en contra de la voluntad de sus propietarios. Esta injusticia histórica se conserva en las colecciones coloniales que se pueden ver hoy en los museos holandeses». Solo en Ámsterdam, el Rijksmuseum posee unos 4.000 objetos que podrían tener que ser devueltos. También la Asamblea Nacional de Francia acaba de aprobar un proyecto de ley que permitiría la restitución de 27 artículos robados por los franceses del territorio africano de Benín. Tanto en los Países Bajos como en Francia hay políticos que desean hacer algo más que simple demagogia.

¿España sería lo suficientemente valiente como para dar un paso así? Podemos imaginar la gran satisfacción de Pablo Iglesias si se le pusiera a cargo de un programa oficial para devolver a las colonias todo lo que les fue robado. Por fin, haría algo efectivo que no solo complacería a AMLO sino que ensombrecería todo lo logrado por el hombre que más admira Iglesias, el Che Guevara.

Sin embargo, las decisiones no serían en absoluto sencillas. Veamos qué tendría que hacer el vicepresidente Iglesias para llevar a cabo este revolucionario programa de compensación.

Primero, necesitaría crear un departamento de burócratas completamente nuevo para llevar a cabo el programa. Costaría varios millones, pero valdría la pena. El ejército de oficiales y sus secretarios tendrían que hacer una lista detallada de todo lo que los españoles tomaron de las colonias durante un periodo de al menos 300 años, si no más. Como Iglesias no tiene historiadores en su equipo, necesitaría contratar los servicios de historiadores expertos en el pasado no solo de España sino también de América, Filipinas y por supuesto Europa, ya que los españoles también fueron muy activos en el Viejo Continente. El trabajo probablemente llevaría cinco años. Y, transcurrido ese tiempo, probablemente Iglesias ya no estaría en el Gobierno. Claro que ese problema podría resolverse simplemente haciéndolo ministro de Descolonización de por vida. En algún momento, el Ejecutivo tendría que tomar una decisión para llevar a cabo algunas, si no todas, las resoluciones de la Junta de Descolonización.

Veamos cuál sería el impacto en este país. Para compensar a América por el oro y la plata sustraídos al Caribe, Potosí y Zacatecas durante 300 años, España tendría que entregar a las colonias una suma de dinero equivalente a todas sus rentas e impuestos nacionales en un periodo de 25 años. Eso arruinaría España, pero sería una auténtica memoria colonial, tal y como desea Podemos. Y se trataría sólo de la punta del iceberg. Porque España también tendría que devolver a las colonias casi todo el contenido – cientos de miles de piezas– de los principales museos de Madrid y de otras ciudades. Cualquier museo con fondos del Nuevo Mundo colonial tendría que entregar las posesiones más preciadas de su colección. Algunos de los templos del arte más importantes de nuestro país, en efecto, dejarían de existir.

El saqueo del Nuevo Mundo comenzó en serio con el primer gran envío de arte y tesoros de Cristóbal Colón al Rey Fernando de Aragón. Continuó con las depredaciones de los conquistadores, en especial el gran tesoro robado de Atahualpa por Pizarro. Sobre la base de grandes robos de esta naturaleza, potencias imperiales como España, Países Bajos, Francia e Inglaterra fundaron su riqueza.

No es de extrañar que todavía haya reclamaciones para que España se disculpe. Sin embargo, esas peticiones son obviamente tontas. Una disculpa sería absurda y poco sincera. ¿Y es realmente de alguna ayuda para los pueblos originarios de América, África y Asia que unos pocos políticos en Europa digan «lo siento» mientras se aferran a la riqueza que sus predecesores robaron hace siglos?

Como decimos, la única solución honesta, en el caso de España, es que el vicepresidente Iglesias y su hipotética Junta aprueben un decreto para devolver los tesoros de Atahualpa y tantas otras riquezas a los países de origen. Hacerlo arruinaría la economía de España, pero sería la forma de cumplir la promesa de Podemos de llevar a cabo la «recuperación de la memoria democrática y colonial» de la nación.

Henry Kamen es historiador británico; su último libro es La Invención de España (Espasa, 2020).

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