El impacto de la crisis en el ahorro colectivo y en las pensiones privadas

Las Instituciones de Inversión Colectiva (Sociedades y Fondos de Inversión) constituyen, junto con los Fondos de Pensiones, el más importante instrumento de canalización del ahorro hacia la inversión productiva. Además constituyen importantes instrumentos de ahorro-previsión, orientados a complementar los ingresos de los futuros pensionistas. A nivel mundial, existen cerca de 100.000 instituciones de este tipo, con un volumen de activos que supera la cifra de 26 billones de euros.

Este importe representaba, a finales de 2008, casi el 65% del PIB mundial y una cifra superior al volumen de capitalización de todas las empresas cotizadas en las Bolsas mundiales. Su peso es decisivo en la financiación del sector público y de las empresas privadas, en el desarrollo económico y en la potenciación de los mercados financieros. En nuestro país, están registradas en la CNMV y en la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones cerca de 10.000 Sociedades, Fondos de Inversión y Fondos de Pensiones.

Las Sociedades y Fondos de Inversión tienen cerca de siete millones de accionistas y partícipes y los partícipes de Fondos de Pensiones son más de ocho millones. El volumen total de patrimonio de estas Instituciones es superior a los 300.000 millones de euros . El perfil de los inversores en estos instrumentos representa básicamente a la clase media. La inversión media por partícipe en los Fondos de Inversión es de 30.000 euros y la de los partícipes de Fondos de Pensiones es todavía más baja, de 10.000 euros, dado el período más corto de acumulación de este ahorro y los límites de las aportaciones.

Por otra parte, las familias destinan un 25% de su ahorro a estos instrumentos, y a seguros, frente al 43% a depósitos bancarios. En 1985, dos tercios del ahorro de las familias estaba en depósitos y sólo el 2% en Instituciones de Inversión Colectiva, Fondos de Pensiones y seguros.

Los ahorradores en estas Instituciones gozan de una gran libertad en la elección de estos instrumentos, según su capacidad de riesgo y expectativas de rentabilidad. Además, los Fondos de Inversión son totalmente líquidos y en todos los casos (Fondos de Inversión y Fondos de Pensiones) los partícipes pueden efectuar traspasos a otras entidades sin tributación.

La crisis económica, y en particular la crisis financiera, iniciada a mediados del año 2007, ha tenido un fuerte impacto negativo en los mercados de valores y por tanto en estos inversores institucionales, cuyos activos se redujeron en el año 2008, a nivel mundial, en un 20% (las Bolsas cayeron en media un 40%) y durante varios meses los flujos de inversión fueron negativos.

Sin entrar en las causas de la crisis, que han sido debidamente y casi exhaustivamente analizadas, algunas de las primeras lecciones que pueden extraerse de la misma es la necesidad de atemperar anticipadamente los períodos de expansión económica y financiera, adoptando políticas anticíclicas con la suficiente antelación, para evitar la formación de burbujas de crédito, inmobiliarias o de materias primas y energía, que están en el origen de la actual crisis.

Pero, sobre todo, si la economía se ha globalizado y la crisis es global, es evidente que las medidas para controlar la crisis y superarla deben también, como se está haciendo, tener un carácter global. La salida de la crisis se producirá de una manera paulatina durante los próximos meses, después de las medidas adoptadas por los Organismos internacionales, Bancos Centrales, Gobiernos y sector privado. En concreto, las Instituciones de Inversión Colectiva y los Fondos de Pensiones han tenido ya durante el año 2009 recuperaciones significativas, después de haber adoptado enérgicas medidas de control del riesgo, mejora de la eficiencia y reestructuración de sus inversiones. Durante los nueve primeros meses del año, sus activos se han incrementado en más de dos billones de euros.

También sus rentabilidades son positivas en todas las categorías, con rentabilidades en las Instituciones más conservadoras comprendidas entre el 2% y el 6% (con inflación negativa), mientras que los Fondos de renta variable ofrecen rentabilidades medias del 20% y en países emergentes, superiores al 50%. Además, en plena crisis, estas Instituciones han ofrecido una plena seguridad a los inversores y, en el caso de los Fondos de Inversión, una absoluta liquidez, cuando los mercados, sobre todo de renta fija, estuvieron prácticamente cerrados durante varios meses. Conviene finalmente hacer algunas referencias a la fiscalidad de estos instrumentos. El principio fundamental que inspira dicha fiscalidad a nivel mundial es la aplicación del principio de neutralidad fiscal, por lo que en casi todos los países las Sociedades, Fondos de Inversión y Fondos de Pensiones están exentos de tributación, trasladando ésta a sus partícipes y accionistas.

Este es el mismo régimen fiscal que existe en nuestro país, por lo que un cambio en la fiscalidad originaría un fuerte desplazamiento de las inversiones hacia otros países, con igual o mejor tratamiento fiscal. Ello supondría perder también una parte sustancial de las inversiones en España de estas Instituciones, que están materializadas en Deuda Pública, en emisiones de bonos y obligaciones privadas y acciones de empresas españolas cotizadas en Bolsa.
Finalmente, es necesario señalar que los partícipes de Fondos de Inversión han contribuido al erario público con cerca de 5.000 millones de euros durante los cinco últimos años, como se deduce de las retenciones de rentas del ahorro. Por otra parte, los accionistas de las SICAV han pagado más de 2.000 millones de euros de impuestos durante el mismo período. En total 7.000 millones de euros, a los que hay que añadir los más 370 millones de euros que han pagado las SICAV y los Fondos de Inversión por el Impuesto sobre Sociedades.

Por otra parte, los partícipes de Fondos de Pensiones han tributado sobre sus prestaciones un importe estimado no inferior a 2.500 millones de euros en el mismo período. Por tanto, el régimen fiscal de estas Instituciones no solamente debe ser mantenido sino que, en la línea de otros países de nuestro entorno, hay que mejorarlo, especialmente en lo que afecta a los instrumentos de ahorro-previsión. Ello contribuirá a la potenciación de nuestra economía y de nuestros mercados financieros y, por tanto, a la superación de la actual crisis, sin precedentes históricos desde hace ochenta años. Previsiblemente, como ha ocurrido en anteriores crisis, los activos y los flujos se incrementarán progresivamente durante los próximos meses. Basta recordar que, en la última crisis iniciada en el año 2000, el patrimonio de estas instituciones cayó también un 20%, en este caso en tres años, pero a partir del año 2003, se incrementó en un 70%, superando el año 2007 los 30 billones de euros. Para ello, además de las medidas adoptadas hasta ahora, habrá que profundizar en el asesoramiento y formación de los inversores, en la mejora de las técnicas de gestión y distribución y en la obtención de economías de escala a través de concentraciones en el sector.

Mariano Rabadán, presidente de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones, INVERCO.