El maldito amor argentino por el dólar

Una foto de 2010 de billetes de 100 pesos argentinos y billetes de 100 dólares estadounidenses. (Diego Giudice/Bloomberg)
Una foto de 2010 de billetes de 100 pesos argentinos y billetes de 100 dólares estadounidenses. (Diego Giudice/Bloomberg)

La Argentina es rara. Como quizá ningún otro país en América Latina, sus habitantes mantienen una tormentosa y añeja relación con el dólar, que a veces se desliza como una balsa en un lago y, muchas otras, estalla y provoca graves derrumbes. Pero como sucede con esta clase de vínculos, uno no puede vivir sin el otro.

La pasión por la divisa verde comenzó en los años 30, en tiempos de la Gran Depresión, y se mantuvo inalterable al paso del tiempo y los gobiernos. Su influencia creció y caló profundamente en la sociedad, tanto que es argumento de películas, obras de teatro, canciones, frases populares y programas televisivos.

El argentino no ve al dólar como una moneda extranjera, sino como parte de su vida y no es errado afirmar que la economía argentina es bimonetaria. El peso existe, pero devaluado, y el parámetro que determina las actividades de los ciudadanos pasa por la cotización del dólar.

Desde el mediodía hasta la tarde, cuando cierran los mercados financieros, el humor de sus habitantes —sin diferencia de clase social— se define por la moneda estadounidense. Es el principal termómetro que determina no solo la economía, sino el clima social y el amor o el odio hacia sus gobernantes.

En cualquier canal informativo de la televisión argentina se reflejan, todos los días, tres valores: la temperatura, la hora y la cotización del dólar oficial y del dólar blue (o paralelo). De acuerdo con los movimientos de este último, el argentino se ríe o se angustia. Planifica ver una serie en Netflix y pedir comida a domicilio, o prepararse para una noche de insomnio. Lo más probable es que, al día siguiente, salga corriendo a cambiar sus pesos por dólares para así sentirse más tranquilo.

Habituados a sobrevivir con un largo historial de crisis económicas, los argentinos conocen los secretos de las transacciones financieras y los mecanismos para aumentar sus ahorros en dólares, que pocas veces terminan en los bancos nacionales, sino en un lugar oculto del colchón, una caja de seguridad o en cuentas bancarias en el exterior.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, hasta inicios de año había aproximadamente 220,000 millones de dólares de argentinos en cajas de seguridad y cuentas de bancos extranjeros: la mitad del Producto Interno Bruto del país.

Desde que Alberto Fernández y Cristina Kirchner llegaron al poder, en diciembre de 2019, la situación no ha mejorado sino todo lo contrario. En medio de una estricta cuarentena ocasionada por la pandemia, los datos son dramáticos: la inflación creció 40.7% y la pobreza legó a 47%.

En las últimas semanas, la divisa estadounidense nuevamente saltó a las nubes. El Banco Central no deja de perder reservas por la venta de divisas para contener la depreciación de la moneda y para evitar la salida de depósitos. La temida palabra “devaluación” recorre el país como un fantasma.

“Argentina tiene un defecto de fábrica: la inflación y la economía están ligadas al dólar. Es una historia pendular eterna. Una devaluación no es la salida porque provocaría una crisis de graves consecuencias. El gobierno debe tomar medidas rápidas, si no la devaluación llegará sola. La relación de los argentinos con el dólar no cambiará de la noche a la mañana, y este es un tema a tener en cuenta por el gobierno”, me dijo Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica.

Para cualquier extranjero que llega a la Argentina y se enamora de sus riquezas naturales, del sabor de las carnes y los vinos, de las tanguerías, las librerías y la sofisticada estética europea de su capital, le resulta engorroso entender los motivos de tantos fracasos, devaluaciones, crisis y ese poder omnímodo que ejerce la divisa verde sobre sus habitantes.

¿Cómo nace esta relación con el dólar? ¿El dólar es parte de la cultura masiva de Argentina? El libro El dólar. Historia de una moneda argentina (1930-2019), de Ariel Wilkis y Mariana Luzzi busca entender el origen de esta obsesión. “Fuimos a barrios pobres y de clase media, hablamos con pequeños comerciantes y empresarios, con políticos y economistas. No había ningún trabajo que planteara, más allá de la coyuntura, cómo el dólar devino en una moneda popular en nuestro país, tanto que una niña de diez años sabe el valor del dólar”, dice Wilkis.

En el inicio del libro hay una escena que define los alcances del vínculo. Durante una emisión del programa televisivo Quién quiere ser millonario, de abril de 2019, el conductor le pregunta a una participante en cuánto cotizaba el dólar el 26 de febrero de 2015. Ella contestó a la perfección.

¿Algún día los argentinos dejarán de pensar en el dólar como un elemento esencial en sus vidas? “El proceso de popularización del dólar en Argentina se dio a través de varias décadas. Fue largo y lento. Y terminar con esta dependencia y recuperar nuestra moneda, también implica un proceso de largo alcance”, me dijo Wilkis.

En lo inmediato, ninguna medida del gobierno es suficiente para frenar la subida de la divisa verde y los argentinos se desprenden a toda velocidad de los pesos. El vínculo con el dólar parece indestructible, en medio de otra crisis de difícil resolución y graves consecuencias. Habrá que esperar aún para que esta visión cambie y Argentina atenue su maldito amor por el dólar.

Olga Wornat es una periodista y escritora argentina. Es autora de diez libros y ‘Felipe, el oscuro’ es su trabajo editorial más reciente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *