Los cuatro años que cuenta Pedro Sánchez en la biografía que le escribió Irene Lozano, la hoy responsable del Consejo Superior de Deportes, le han servido a la presidenta madrileña para su propio Manual de Resistencia frente al Gobierno central.
Díaz Ayuso no quiere cerrar la capital, por más que la insten a ello, y pide igual trato que al resto de las autonomías. El pacto o tregua conseguido tras la visita de Pedro Sánchez a la sede del gobierno regional duró menos de una semana. El miedo al regreso de la pandemia se convierte en una de las mejores armas de la lucha política, muy por encima de la situación económica y el negro futuro para sectores enteros de la actividad.
El hoy inquilino de la Moncloa convirtió su lucha interna en el PSOE para vencer por dos veces en la carrera por la Secretaría General en su principal seña de identidad política. Resistir frente a todo y contra casi todos te puede llevar a la victoria. Él lo logró, cambió de discurso, de amigos y de adversarios, declaró guerras y aceptó la firma de la paz. Hasta convertirse en el primer dirigente en ganar una moción de censura.
La madrileña Isabel tan sólo tiene que copiar cada uno de los párrafos del Manual, aplicarlos y ponerlos encima de la mesa en su negociación con el ministro Illa. El mejor de sus defensores es el propio presidente. Si Pedro Sánchez no se rindió, ella tampoco. Ambos toman como suyas las palabras que el premio Nobel Camilo José Cela pronunció durante la entrega de los Premios Príncipe de Asturias en Oviedo, dirigiéndose al hoy Rey de España: “El que resiste, gana”.
Vivimos y estamos en tiempos en los que el acuerdo y el empate no forman parte del discurso políticos
La presidenta de la Comunidad cree que a Madrid la están tratando de forma injusta y desigual respecto al resto de Comunidades, que la tasa de rebrotes o contagios es similar e incluso menor que en otras, como puede ser Navarra, y que a la única que se le exige un confinamiento total es a la capital y a una gran mayoría de pueblos y barrios de los principales ayuntamientos.
Detrás o junto a las razones sanitarias de uno y otra está la batalla política entre el Gobierno y el PP de Pablo Casado. Madrid es el escenario buscado desde Moncloa para el combate. Desde el centro del Estado se irradia poder y doctrina, ya sea ésta sanitaria, financiera o social.
Las razones para mantener la selección de barrios o el confinamiento total durante no menos de diez días ya están sobre el tablero. En menos de 24 horas habrá un ganador y un perdedor. O gana Ayuso o gana Sánchez. Vivimos y estamos en tiempos en los que el acuerdo y el empate no forman parte del discurso político.
El 30% de las camas hospitalarias está cerrado por vacaciones del personal, la gestión de cada uno de los hospitales está en manos de sus gerentes y existe escasa coordinación entre ellos. Son datos que salen de la propia sanidad pública. Aun así, no es comparable, ni siquiera por aproximación en el inmediato futuro, la situación epidemiológica de hoy con la vivida entre marzo y abril. Coinciden, eso sí, en una cosa: las cifras van y vienen según le convenga a quien las proporciona.
Raúl Heras