El mensaje de Tony Blair

Jordi Pujol, ex presidente de la Generalitat de Catalunya (LA VANGUARDIA, 14/07/05).

Este artículo iba a publicarse el día 8 de julio, el día siguiente del atentado de Londres. Y se titulaba Ahora que vuelve Tony Blair. Y empezaba diciendo: "Tony Blair vuelve a estar de moda". No era apropiado publicarlo en aquel momento.

Han pasado unos días. Pocos, pero los suficientes para que el G-8 haya terminado su reunión, para que Luxemburgo haya votado y para que grandes multitudes hayan celebrado en Londres los sesenta años del final de la Segunda Guerra Mundial. Y para que tanto el pueblo de Londres como el propio Blair hayan dado muestras de firmeza, de autodisciplina y de fe en nuestros valores.

Por esto podemos nuevamente decir, sin caer en la frivolidad, que Tony Blair y su mensaje deben ser analizados con gran interés. Sucede incluso en sectores que le habían criticado mucho. Se ganó el aplauso del Parlamento Europeo, que iba, decían, a recibirle de uñas. Muchos, ahora, admiten que su discurso tiene mucho de positivo, y que en todo caso facilita una obligada y seria reflexión que hasta ahora no se había hecho. Incluso el presidente Rodríguez Zapatero da un golpe de timón y se le aproxima.

¿Qué tiene de especial Blair para que consiga esto? Para empezar, es un líder. Y esto ya es mucho en una Europa que precisamente padece una cruel crisis de liderazgo.

Es un líder. Tiene la convicción del líder, la seguridad del líder. Su discurso es sólido. Habla bien y se le entiende. Es valiente. Como escribió Kennedy, el coraje es una cualidad indispensable de un político realmente importante, de un líder.

Y ya en el terreno de las ideas y de las propuestas, ¿qué dice y qué hace Blair? Puesto que es la figura europea de más relieve, bueno es que lo sepamos y que lo valoremos. Y que opinemos.

Voy a intentarlo en dos terrenos. El primero es el específicamente europeo. Ahí un europeísta convencido como yo debe manifestar sus reservas. Y su pesar, puesto que el único político europeo actual con talla de gran líder, por su condición británica es dudoso que pueda ejercer un real liderazgo europeo. Expreso simplemente una duda, una reserva, pero que viene reforzada por la no incorporación de Gran Bretaña a la UEM (y al euro), por el acento puesto más en un simple gran mercado que en la institucionalización política, por la negativa a definir unas fronteras europeas (ello vinculado al muy difícil tema turco), etcétera.

Sin embargo, en un segundo terreno, también de política europea, un europeísta convencido como yo le agradece que nos obligue a enfrentarnos con la realidad. Con la realidad de un enfoque inadecuado e insostenible de la política presupuestaria de la Unión. Inadecuado porque no impulsa la modernización y el crecimiento económico, con lo cual dificultará que en Europa podamos mantener un alto nivel de Estado de bienestar. Nada menos que el ministro de Economía francés, es decir, del presidente Chirac, acaba de darle la razón sobre este particular.

En este mismo terreno, y desde mi perspectiva europeísta, una crítica sí puede hacerse a Gran Bretaña y a algunos otros países europeos. Y es que no puede pretenderse que justo cuando la UE se amplía -con países de menos renta-, su presupuesto sea recortado. También es cierto que por la misma razón los países más beneficiados por la Unión -entre ellos Francia y España- deben aceptar graduales rebajas en las ayudas que reciben.

Pero, al margen de la temática europea, Blair es interesante por sus ideas y por su acción en su país y en la sociedad británica. Ideas y acción que pueden servirnos de referencia en nuestros propios países. Y que responden no sólo a planteamientos políticos en el sentido más estricto de la palabra, sino a visiones intelectuales y éticas.

  1. Un primer principio de Tony Blair viene definido por esta frase: "Si sólo hay derechos y libertades sin responsabilidad, se acaba en el egoísmo". Es decir, insistencia en establecer un equilibrio entre derechos y libertades.
  2. Rechaza la permisividad. Blair está totalmente de acuerdo con que "una sociedad sin barreras morales cae en el desenfreno y finalmente en la pérdida de la libertad". Lo dijo claramente nada menos que en su último discurso de investidura en Westminster: "Las conductas incívicas no serán toleradas a partir de ahora".
  3. Asume y propugna una idea ambiciosa de Gran Bretaña. Un fuerte patriotismo. "No volveremos a ser una potencia hegemónica, pero seremos un referente de alta calidad para el mundo".Yello a través de una new britishness,una renovada identidad británica. De él se dice: "Blair waves the flag" (Blair hace ondear la bandera).
  4. Da gran importancia a la familia. Sin una familia fuerte sufren quebrantos la formación de las nuevas generaciones, la cohesión social, el clima del conjunto de la sociedad. Sufre el futuro, que es una de las preocupaciones de Blair. Y es bueno señalar que Blair asume que hay todo tipo de familias y de pareja, y que el Gobierno debe tenerlo en cuenta, pero afirma que lo más conveniente es la familia de padre, madre e hijos.
  5. 5. Subraya la necesidad de una política de modernización del país y de crecimiento económico fuerte, sin el cual, añade, no se podrá mantener el Estado de bienestar, aunque considera que en cualquier caso deberá reformarse. Es su mensaje a Gran Bretaña, pero también a la Unión Europea.
  6. Un crecimiento fuerte y una reforma laboral equilibrada (probablemente al estilo danés) son la única garantía de un paro bajo o casi inexistente. En buena parte, Blair esto lo ha conseguido ya.
  7. En el tema de la inmigración es contrario al multiculturalismo y partidario de la integración. Y contrario a la inmigración descontrolada. Podría hacer suya la frase de Saramago (la de que "el multiculturalismo en realidad lleva a la extinción de la identidad propia"). Pero Blair no tiene necesidad de acudir a citas de terceros para defender sus posiciones.
  8. Firmó desde el inicio el protocolo de Kioto, cosa que muchos políticos han hecho, pero además lo aplica, cosa no tan frecuente.

Por supuesto que la credibilidad de Blair quedó seriamente afectada no tanto por su apoyo a Estados Unidos en la guerra de Iraq -que en un primer ministro británico no es sorprendente- como porque es fuerte la sospecha de que no informó debidamente ni al país ni a los Comunes. Y también es cierto que, pese a los logros muy considerables que hasta ahora ha conseguido, está todavía por ver si conseguirá que el modelo económico y social, de resultados positivos por el momento en Gran Bretaña, pueda ser asumido, con las variantes oportunas, en la Unión Europea. Pero, en cualquier caso, nadie puede disimular que hoy en Europa hay una doble duda: sobre nuestro modelo social y sobre la propia construcción europea. Y como editorializaba Le Monde recientemente, aunque parezca paradójico es el primer ministro británico el que aborda las causas reales del euroescepticismo y lo hace analizando cómo podemos asegurar un modelo social europeo de alta calidad humana.