El mito del euroescepticismo alemán

Según la idea establecida, la crisis de la zona del euro ha reducido la confianza de los ciudadanos en la Unión Europa –y en las instituciones europeas en general– en todos los Estados miembros. En varios informes recientes se ha afirmado que el público alemán, en particular, ha dado la espalda a Europa.

Por ejemplo, en una nota informativa de Open Europe se afirma que los ciudadanos alemanes suelen confiar menos en el Parlamento Europeo que en su Parlamento nacional y se descubre una tendencia a la disminución de la confianza alemana en las instituciones de la UE desde el comienzo de la crisis. Asimismo, en un artículo del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores se declara: “La confianza en la UE se ha desplomado en todo el continente. Tanto los deudores meridionales como los acreedores septentrionales se sienten víctimas”. Y un informe del Centro Pew de Investigaciones hecho público en mayo y titulado “El nuevo enfermo de Europa: la Unión Europea”, concluye: “El proyecto europeo está ahora desprestigiado en gran parte de Europa”.

Ese relato es, sencillamente, erróneo. En realidad, la confianza de los alemanes en el euro ha ido aumentando a lo largo de toda la crisis y, aunque su confianza en las instituciones de la UE fue disminuyendo hasta hace dos años, ahora se ha recuperado.

Una encuesta periódica que se lleva a cabo desde 2002 y en la que se hace una pregunta sencilla: “¿Desearía usted recuperar el marco alemán?”, brinda el mejor indicador de la actitud de los alemanes para con el euro.

El gráfico infra muestra que en los últimos años la proporción de quienes desearían recuperar el marco alemán ha disminuido constantemente y ahora representa sólo el 35 por ciento, aproximadamente. En cambio, la proporción de quienes desearían conservar el euro ha aumentado constantemente a lo largo de toda la crisis y ahora representa el 50 por ciento, más o menos. En realidad, la tendencia a una aceptación cada vez mayor del euro comenzó en 2008, con el estallido de la crisis financiera mundial y continuó con su trayectoria ascendente con el estallido de la crisis de deuda soberana de la zona del euro en 2010.

Parece que la situación de crisis ha obligado a los ciudadanos alemanes a reflexionar más detenidamente sobre la importancia de la moneda común. En los últimos años, el público alemán ha sido informado abundantemente sobre el posible costo fiscal de las operaciones de rescate para Grecia y otros países, pero, pese a ese posible costo elevado, los alemanes han concluido cada vez más que prefieren conservar el euro.

Incluso el informe Pew concluyó que la mayoría de los alemanes (el 52 por ciento) creen que “su Gobierno debe prestar asistencia financiera a otros países de la UE que tienen importantes problemas financieros”. Además, Alemania no es una excepción. Por término medio, sólo ha habido una moderada disminución a escala de la UE de la confianza en las instituciones europeas y se ha debido en gran medida a la pronunciada disminución de la confianza en cuatro países de la periferia de la zona del euro: España, Grecia, Portugal e Irlanda. Sin embargo, más importante que la confianza en las instituciones de la UE es que haya sido más resistente en realidad en esos países que la confianza en las instituciones nacionales.

Así, pues, lo que se considera comúnmente una crisis generalizada de la confianza en la UE es en realidad una crisis generalizada en la periferia de la confianza en todas las instituciones oficiales. En Alemania, la confianza en el elemento fundamental de la UE, a saber, el euro, ha ido aumentando constantemente.

Esa tendencia fundamental ayuda también a explicar el resultado de las recientes elecciones generales de Alemania, en las que la Canciller Angela Merkel hizo campaña basándose en su ejecutoria para “salvar el euro” y consiguió una victoria clamorosa. El único partido claramente antieuro no consiguió superar el umbral del cinco por ciento de votos para entrar en el Bundestag.

Se elucubra mucho sobre la composición del próximo gobierno de Merkel y lo que significará para la posición de Alemania sobre Europa, pero los detalles de la política de coaliciones en Alemania tienen menos importancia para Europa que el amplio apoyo de los alemanes al euro. Alemania no dará la espalda a la moneda única... ni al proyecto europeo en general.

Daniel Gros is Director of the Brussels-based Center for European Policy Studies. He has worked for the International Monetary Fund, and served as an economic adviser to the European Commission, the European Parliament, and the French prime minister and finance minister. He is the editor of Economie Internationale and International Finance. Traducido del inglés por Carlos Manzano.

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