El momento es ahora

El otoño más prolongado de la democracia social continúa con la crisis económico-social, política e institucional más dura de nuestra historia reciente, y sin una respuesta contundente y acertada desde la oposición, generando los consiguientes malestar social y fractura entre ciudadanía y política.

El Gobierno sigue sumido en una profunda crisis de legitimidad y credibilidad y opta por refugiarse en el dogma fracasado de la austeridad, la mentira y la propaganda, sobre una pretendida recuperación que no llega al empleo, y sobre un pretendido empleo que, si llega, no generará bienestar.

El Presupuesto para 2014 consolida, además, una deriva antisocial que avanza en el desmantelamiento del parco Estado del bienestar español: no estábamos tan bien, pero incluso aquello parece sobrar hoy.

El PP nos sigue dirigiendo hacia modelos mixtos de beneficencia y a la introducción del mercado y sus reglas, sus intereses y su juego de beneficio, en espacios que, como la educación, la sanidad, los servicios sociales e incluso el servicio público de justicia, ya no nos pertenecen.

Se configura un Estado que aspira a la política social del mercadeo: cobrar por ella, venderla al mejor postor, o exprimirla hasta secarla, para desviar luego su coste a manos privadas y amigas.

En esa macabra hoja de ruta, la reforma de las pensiones ocupa un lugar central: el actual Gobierno quiere descapitalizar el actual sistema de prestaciones por pensión e instaurar un sistema mixto en el que convivan pensiones públicas y complementarias, o sea, fondos privados de pensiones.

El desmantelamiento del Estado social y el malestar y el conflicto consiguientes corren en paralelo con el reforzamiento de la respuesta penal y policial: para acallar la protesta, para criminalizar la pobreza, para hacer de la enfermedad un delito. La contrarreforma del Gobierno, inquisitorial y predemocrática, es otra muestra de esta deriva.

La estrategia bipolar del “y tú más” se instala en los casos de financiación ilegal del PP, así como en los ERE, que afectan de lleno a un noqueado PSOE. Este juego de intercambios vacuos no sale más allá de medidas políticas que abundan en la retórica de la anticorrupción y de la ausencia de regeneración. Incluso, algunos dirigentes del PSOE ofrecen al PP un pacto sobre anticorrupción. El Pacto del Silencio… y de la vergüenza.

La izquierda y su principal formación política, Izquierda Unida, se mueve con parsimonia ante los vientos favorables de las encuestas, nuevos espacios que oyen por vez primera nuestra voz y la necesidad de transformación interna y apertura política y socialmente hacia el exterior.

Se profundiza y agrava la cuestión nacional catalana, alimentada por CiU y la crisis de legitimidad de sus políticas antisociales, y aprovechada por el PP para tapar el fracaso económico y social de la austeridad, así como sus graves responsabilidades políticas en materia de corrupción. El debate identitario y su enconamiento beneficia tanto a Esquerra Republicana como al Gobierno del PP.

A todo esto, las movilizaciones continúan, de distintas formas y cumbres sociales; en algunos casos,  como la marea blanca, de forma continuada y masiva, y con resultados palpables en la defensa de la sanidad pública y la convergencia de sindicatos, profesionales y ciudadanía.

Avanza también el debate republicano, más allá del cambio en la forma de Estado o la vinculación de la Corona con la oligarquía económica y política, para adentrarse en un debate de regeneración democrática, participación ciudadana, cultura de la fraternidad y responsabilidad social. Un nuevo Estado fruto del pacto de todos/as.

Sin embargo, las encuestas apuntan al desistimiento democrático, a la abstención como fuerza mayoritaria. Aunque el bipartidismo sufra un fuerte desgaste en favor de un mayor pluralismo político, no hay un reflejo político contundente de la indignación social.

La extrema derecha, y en particular la ultraderecha, afila sus dientes para aprovechar la frustración y la rabia de la crisis económica y política. En otros países de Europa su ascenso es palpable, su festín ha comenzado.

Tanto la voluntad del Gobierno como la debilidad de la izquierda prefiguran, de no mediar un cambio de ritmo y de prioridades, unas elecciones europeas de baja intensidad política, cuando deberían ser precisamente la expresión de la contestación anti austeridad y frente a la corrupción institucional.

Porque el mundo ha cambiado; porque la política, y la izquierda sobre todo, ya no volverán a ser lo mismo, y no podrán funcionar igual, debemos despertar y asimilar el mensaje que a las opciones de progreso, como IU, pero otras muchas también, nos ha lanzado esta crisis y sus terribles consecuencias: es urgente generar una opción posible de poder en la que confluyan la izquierda social y política, y que se configure con nuevos métodos, nuevas herramientas, que incluyan la acción y la participación de la ciudadanía.

En esa necesidad avanza, aunque de forma lenta, la principal estrategia de Izquierda Abierta, que promovemos dentro y fuera de IU: la creación de un frente amplio, político y social. En primer lugar en la forma de la "Convocatoria Ciudadana", y en fechas más recientes, en plataformas más amplias, tanto sociales como políticas, que se están configurando con nuestra activa participación.

También, buscando esas alternativas, Izquierda Abierta avanza hacia su consolidación como fuerza política en red y cooperativa. Una buena muestra de ello es la sede que Izquierda Abierta ha inaugurado el pasado fin de semana en Madrid, y que se ofrece a toda la sociedad progresista y de izquierdas como lugar de encuentro, de confluencia, de enriquecimiento mutuo. De creación.

Es el momento de dar un impulso, con la participación, la corresponsabilidad y la apertura de Izquierda Abierta e Izquierda Unida al conjunto de la sociedad.

Es el momento de fortalecer nuestra estrategia de frente amplio, mediante primarias ciudadanas y programas compartidos desde abajo.

Es el momento, también, de promover en lo concreto una consulta ciudadana frente al cambio de modelo de las pensiones públicas.

Es el momento de perfilar una alternativa racional y viable de federalismo plurinacional, que contemple el derecho a decidir de los pueblos y configure un Estado social solidario.

Es el momento de promover la movilización social frente a la hibernación económica y el malestar social, y la contestación frente a las medidas autoritarias del nuevo Código Penal, que criminalizan la protesta, la pobreza, la enfermedad.

De cara a las próximas elecciones europeas, es el momento de politizar la convocatoria, y de articular un frente amplio de izquierdas.

“Venid senadores, congresistas, por favor, haced caso a la llamada", cantaba Bob Dylan en 1963, en su The Times they are a-changing. Pues bien: ahora es el momento.

Gaspar Llamazares Trigo y Montse Muñoz son coportavoces de Izquierda Abierta y miembros de la ejecutiva federal de Izquierda Unida

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