El monopolio del poder

La evolución estratégica más importante de los últimos treinta años es el fin del monopolio occidental sobre el poder.

Evolución, porque no es una ruptura brutal y repentina, sino un largo proceso que se está consolidando en el tiempo sin que puede fechar con precisión su aparición. Evolución, por otra parte, más importante incluso de lo que lo fue el fin del mundo bipolar. Este último duró cuatro décadas. El monopolio occidental sobre el propio poder internacional ha durado cinco siglos.

Pero, desde hace unos años, los países emergentes están en crisis. Uno puede preguntarse si el reequilibrio actual ha terminado, si se va a revertir o simplemente se halla en un momento de pausa.

Los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), categoría artificial inventada por Goldman Sachs y convertida en una realidad estratégica, se reúnen periódicamente en cumbres. Representaron el 5% del PIB mundial a principios de 1990, un 8,5% en el 2001 y 22,6% en el 2015. Además de los Brics, en realidad hay 60 o 70 países emergentes. ¿Podemos estar hablando de los países emergentes? Todos ellos son casos diferentes en términos de política social, estilos de vida, tasa de crecimiento y alfabetización. El inventor del concepto de Brics, si tuviera que volver a crearlo hoy, afirma que sólo integraría a China, puesto que el resto de los países atraviesan crisis, en algunos casos, profundas.

Ciertamente, hay una desaceleración del crecimiento chino, pero ahora China ocupa un lugar central en la economía mundial. Su crisis afecta directamente a las economías de América Latina y Africa. Cuando China estornuda, parte del mundo se resfría. Al igual que Japón en la década de 1980, su peso económico es mayor que su peso estratégico. China sigue siendo muy discreta en las principales cuestiones geopolíticas y sigue siendo una modesta contribución a la resolución de los problemas mundiales, invocando el concepto de la no injerencia. Por ahora, la población sigue apoyando el sistema debido a su éxito económico.

Convertirse en una potencia de nivel mundial, aunque sea la sexta, es la ambición de India. La apuesta razonable aún
no está ganada. ¿Cuál es el mensaje de India en un momento en que el no alineamiento no tiene sentido? El desarrollo económico es un éxito, pero sigue estando lejos de su rival chino. Sudáfrica es la potencia hegemónica en el sur de África y gran parte del continente, pero aún se encuentra en una posición subordinada dentro del capitalismo global y la arquitectura internacional. Su economía funciona al ralentí; su liderazgo político está en disputa.

Putin ha consolidado su poder interno. Su autoritarismo no es la única explicación. Cuando empezó a ser cuestionado, su uso de la fuerza en Crimea le valió un impulso de popularidad excepcional. Las dificultades económicas, más relacionadas con la caída de los precios del petróleo y la falta de reformas estructurales que con las sanciones occidentales, no llegaron a afectar a su popularidad. Su política en Siria tendrá menos apoyo.

Brasil se halla en plena tormenta. La crisis económica y social se ha transformado en una crisis política de gran magnitud. La proyección externa del país se ve afectada. Pero no volverá al papel secundario que tenía antes del cambio de siglo.

Los países emergentes, en diversos grados, se han tomado un descanso en su fase de expansión y de ponerse al día en otros países. Pero, dentro de cada uno de ellos, las sociedades civiles se hacen oír cada vez más. La corrupción no está más desarrollada que antes, pero se denuncia con más fuerza. La crisis que golpea -en diferentes grados y en diferentes formas-a los países emergentes no hace renunciar al mundo occidental a la perspectiva de un retorno al monopolio del poder. La crisis también está afectando a muchos países occidentales. La diferencia radica en el hecho de que para muchos de ellos es menos repentina debido a que está más arraigada.

A medio plazo, Occidente debe aceptar compartir el poder y una gestión multilateral de los asuntos mundiales.

Pascal Boniface, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas de París.

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