El nombramiento del hijo de un paramilitar reabre las heridas en Colombia

Colombia parece no estar preparada para la reconciliaci贸n. Incluso en medio de la pandemia 鈥攓ue supondr铆a una tregua frente a un escenario catastr贸fico鈥, las tensiones pol铆ticas no ceden. Los vendajes que cubren las heridas del pasado se deshacen con una facilidad sorprendente. La semana pasada, esa fragilidad volvi贸 a quedar en evidencia con el nombramiento de Jorge Rodrigo Tovar V茅lez en un cargo p煤blico.

El joven abogado fue designado como coordinador del Grupo de Articulaci贸n Interna para la Pol铆tica de V铆ctimas del Conflicto Armado: una posici贸n que, como su nombre lo indica, lidia con los rezagos de la guerra. Tovar V茅lez conoce el tema y nunca ha sido cuestionado por su conducta. Pero hay un detalle que desat贸 la tormenta: es hijo de Jorge Tovar Pupo, uno de los paramilitares m谩s salvajes en la historia del pa铆s.

Un hijo no tiene que responder 鈥攏i social ni penalmente鈥 por los actos de su padre, es cierto, y en Colombia no existen los cr铆menes de sangre. Pero s铆 tiene que asumir el legado y sus consecuencias. El nombramiento de Tovar V茅lez no fue bien recibido, en particular por las v铆ctimas del paramilitarismo. La indignaci贸n no era para menos: el padre del nuevo funcionario est谩 preso en Estados Unidos por sus delitos.

Tovar Pupo, mejor conocido como 鈥淛orge 40鈥, fue un jefe paramilitar 鈥攃omandante del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia鈥 extraditado en mayo de 2008, acusado de narcotr谩fico. Recibi贸 una pena de m谩s de 16 a帽os. El exparamilitar, adem谩s, confes贸 su participaci贸n en centenares de cr铆menes atroces: masacres, desplazamientos y secuestros.

El hijo ha mostrado varias veces la voluntad de reparar el legado del padre. Apoy贸 el proceso de paz y se reuni贸 con antiguos jefes de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), enemigos ac茅rrimos de las autodefensas. Dice, con mucha raz贸n, que es una v铆ctima que conoce los horrores de la guerra. Sin embargo, no condena abiertamente los delitos de su padre, a quien considera un preso pol铆tico. Y varias investigaciones cuestionan su preparaci贸n para llegar al cargo.

Es comprensible ver una provocaci贸n en este gesto del gobierno. Tovar V茅lez puede haber vivido de cerca la guerra, pero esto no garantiza que sea la persona correcta para trabajar con las v铆ctimas. Podr铆a desempe帽ar otro cargo que no implique un posible conflicto de intereses. 脡l sostiene que su rol ser谩 otro. 鈥淓s un cargo administrativo en el que tengo relaci贸n con las entidades territoriales, pero yo quisiera tener un trabajo de frente con todas las v铆ctimas del conflicto armado, quiero trabajar de la mano con ellas, y que juntos trabajemos por cambiar este pa铆s y porque se les reconozcan los derechos a todas las v铆ctimas鈥, dijo en una entrevista con el diario El Tiempo.

La ministra del Interior, Alicia Arango, ratific贸 con vehemencia la posici贸n de Tovar V茅lez. No es com煤n que una ministra dedique declaraciones p煤blicas a este tipo de hechos, y menos en medio de una crisis econ贸mica, social y sanitaria. La defensa, por cierto, despierta todo tipo de suspicacias pues Arango es una de las personas m谩s cercanas al expresidente 脕lvaro Uribe. Durante a帽os se ha especulado sobre los nexos entre el uribismo y el paramilitarismo: esta actitud har铆a suponer que siguen existiendo.

Otros hijos de excombatientes est谩n en la vida p煤blica colombiana. Mar铆a Jos茅 Pizarro, hija de Carlos Pizarro, exguerrillero del M-19, es senadora. Nicol谩s Petro, hijo del tambi茅n exguerrillero Gustavo Petro, particip贸 en las campa帽as presidenciales de su padre y fue candidato a una gubernatura. En ambos casos, los padres fueron indultados durante el proceso de paz entre el gobierno del presidente Virgilio Barco y el M-19, en los noventa (Pizarro fue asesinado unos a帽os despu茅s, cuando era candidato presidencial). Y ninguno de los dos hijos tiene un cargo de nombramiento en el gobierno. Tambi茅n hay excombatientes de las FARC que son congresistas, pero ese fue uno de los puntos que se acordaron durante el proceso de paz.

Al mismo tiempo que esto ocurr铆a, el gobierno del actual presidente, Iv谩n Duque, anunci贸 que, al finalizar la cuarentena, propondr铆a algunos cambios al acuerdo suscrito entre el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos y las FARC. Esos documentos, firmados en noviembre de 2016, despu茅s de 50 a帽os de conflicto, han tenido implicaciones enormes en la vida p煤blica del pa铆s. Un gran porcentaje de colombianos no acepta todav铆a el proceso de paz ni quiere que el partido pol铆tico de las FARC participe en pol铆tica. Muchos de estos acuerdos, adem谩s, siguen sin ser implementados por el gobierno de Duque. Y, todav铆a m谩s grave, en 2020 han sido asesinados 100 l铆deres comunitarios que defend铆an el proceso de paz.

Jorge Rodrigo Tovar V茅lez no tiene nada que ver con estas decisiones y su voluntad de trabajar por la paz parece leg铆tima. Pero su nombramiento no tiene justificaci贸n ni ha servido para la reconciliaci贸n: bien podr铆a trabajar en cualquier otro sector del gobierno. Su presencia en ese cargo solamente vuelve a confrontar a un pa铆s que no puede olvidar los fantasmas de su pasado sangriento.

Felipe Restrepo Pombo es escritor, periodista y editor. Entre sus libros est谩 la novela 鈥楩ormas de evasi贸n鈥.

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